En Uruguay, la prescripción de cannabis medicinalha crecido considerablemente en los últimos años, impulsada por un reconocimiento creciente de sus beneficios terapéuticos y respaldada por regulaciones legales desde 2013. Sin embargo, un reciente estudio preliminar realizado por la Unidad Académica de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) muestra que, a pesar de este aumento en la demanda, aún existen barreras importantes que limitan su prescripción, como la falta de conocimiento científico entre muchos médicos.
“El uso de cannabis es cada vez más amplio, pero muchas veces el uso viene pedido del paciente hacia el médico y no al revés. Y esto es porque se confunde, del punto de vista del profesional, lo que es lo medicinal con lo recreativo, cuando la vía de entrada y los principios activos son diferentes”, explicó a El País, Gustavo Tamosiunas, director de la Unidad Académica. Y añadió: “Se lucha contra muchos prejuicios, mucha ignorancia y, entre todo eso, se entreveran y se confunden muchas cosas”.
Con una muestra de 88 encuestas, los resultados revelan que los médicos prescriptores suelen ser profesionales con mayor antigüedad y especialización, concentrándose principalmente en Montevideo y en especialidades como neurología y geriatría. Los productos más prescritos son nacionales, registrados y contienen cannabidiol (CBD), que no tiene efectos psicotrópicos, y son utilizados mayormente para tratar el dolor y enfermedades neurodegenerativas. A pesar de los efectos adversos leves reportados, la percepción de mejoría entre los pacientes es significativa, lo que sugiere que la prescripción de cannabis medicinal sigue una tendencia positiva en el ámbito médico uruguayo.
Esta situación, según Tamosiunas, pone de manifiesto la necesidad de incorporar contenidos sobrefitomedicamentos y cannabinoides en la formación médica formal. “En la actualidad, solo hay algunas clases vinculadas al tema en Farmacología”, destacó el experto, y añadió que se requiere una mayor difusión para expandir el acceso a estos tratamientos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El perfil de los médicos prescriptores
De los 21 médicos encuestados que prescriben cannabis medicinal, el 52% tiene entre 46 y 60 años de edad y entre 15 y 30 años de experiencia profesional. El 91% trabaja en el ámbito privado y el 67% en Montevideo. En cuanto a las especialidades, 15 de los médicos tienen al menos una especialidad, y cuatro tienen dos o más. Las especialidades más comunes son neurología, seguida de geriatría y medicina interna. También se mencionaron cuidados paliativos, tanto en adultos como en niños.
El estudio también evaluó el conocimiento de los médicos sobre el marco regulatorio del cannabis medicinal. Casi todos los encuestados afirmaron conocer la normativa existente. En cuanto a la receta necesaria para prescribir el medicamento, más de la mitad mencionó correctamente la receta blanca, aunque cuatro médicos mencionaron otro tipo de receta (incorrecto). En relación con los tipos de cannabis medicinal autorizados en Uruguay, 14 de los 21 encuestados indicaron correctamente que están aprobadas formulaciones con solo CBD o con CBD y hasta 1% de THC (tetrahidrocannabinol, el componente psicotrópico).
El uso más frecuente del cannabis medicinal es para tratar el dolor, especialmente el dolor crónico de origen osteoarticular/mecánico. Otros usos mencionados incluyen dolor crónico que no se alivia con opioides ni tratamientos estándar, dolor neuropático, artrosis, fibromialgia y problemas relacionados como depresión, ansiedad, insomnio e inflamación articular.
De los encuestados, 16 médicos prescriben cannabis medicinal de producción nacional registrada, tres recomiendan productos artesanales y dos prescriben productos importados para uso compasivo. En cuanto a la vía de administración, 20 médicos prescriben cannabis por vía oral y uno por vía tópica.

El desafío de la formación médica
Uno de los principales desafíos, según Tamosiunas, radica en la formación de los médicos, ya que no basta con asistir a un curso corto. Es necesario un enfoque más profundo y a largo plazo para mejorar tanto el conocimiento como las prácticas de prescripción.
“Muchos médicos piensan que se está recomendando marihuana o fumar. Se genera confusión. En realidad, lo importante es la calidad del producto y la cantidad de CBD, que es el componente que más ha demostrado sus aplicaciones terapéuticas, incluso cuando se combina con una pequeña cantidad de THC”, explicó.
Según Tamosiunas, el cannabis medicinal ha demostrado ser una alternativa efectiva para pacientes con dolor crónico, permitiendo incluso la reducción o eliminación de medicamentos tradicionales como opioides, antiinflamatorios y corticosteroides, que tienen efectos adversos conocidos. "Muchos pacientes recurren al cannabis solo como última opción, después de haber probado otros tratamientos sin éxito. La idea es que el cannabis no sea solo la última carta en la baraja, sino una opción más dentro de las terapias disponibles", destacó.
El experto también subrayó los riesgos asociados al uso prolongado de medicamentos tradicionales. Los antiinflamatorios y corticosteroides, utilizados comúnmente para tratar dolores crónicos, aumentan significativamente el riesgo de problemas cardiovasculares, infartos, insuficiencia renal y accidentes cerebrovasculares. "Está demostrado que el uso crónico de estos medicamentos duplica el riesgo de mortalidad cardiovascular y otros problemas graves de salud. Sin embargo, la gente parece no preocuparse tanto por estos efectos, mientras sí se preocupan por el uso de CBD si tiene un poquito de THC", comentó.
Tamosiunas también resaltó la necesidad de crear un grupo universitario dedicado al estudio del cannabis medicinal, con el objetivo de generar mayor difusión y conocimiento sobre su uso adecuado y racional. Este grupo ha comenzado a involucrar a más docentes y profesionales para enriquecer la investigación en este campo.
Tamosiunas agregó: “Otro gran problema es la existencia de distintos preparados o productos, cuya calidad a menudo es dudosa o no se conoce exactamente el porcentaje de cannabinoides que contienen. No hay un control de calidad adecuado y los costos pueden ser prohibitivos. Uno de nuestros proyectos es generar un mejor acceso al producto, pero de forma costo-eficiente y segura, porque hay aceites y gotas disponibles, pero no sabemos qué contienen realmente esas gotas”.
A pesar de estos desafíos, el conocimiento sobre los beneficios terapéuticos del cannabis ha avanzado significativamente, tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, los estudios realizados hasta ahora se han basado en productos que ya han sido testeados, mientras que la diversidad de concentraciones y métodos de aislamiento utilizados por los productores plantea dificultades adicionales. La meta del experto es avanzar en la estandarización y mejora de estos productos, para garantizar su eficacia y seguridad en los tratamientos médicos.
El panorama en torno a la enseñanza del uso del cannabis medicinal en la Facultad de Medicina está cambiando lentamente. Según lo comentó uno de los expertos, cuando la ley sobre cannabis medicinal fue aprobada, organizar un ateneo en el hospital fue un desafío, ya que fue difícil convocar a los colegas para discutir el tema. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, la apertura de los profesionales parece ir en aumento. Aunque aún es necesario contextualizar de qué se está hablando, algunos avances son evidentes. En la Unidad Académica de Farmacología y Terapéutica, por ejemplo, se ha comenzado a incluir el cannabis medicinal en algunos talleres, particularmente en aquellos relacionados con el tratamiento del dolor, donde se presenta como una opción terapéutica.
A pesar de estos avances, el diseño actual del plan de estudios plantea obstáculos. A juicio de Tamosiunas, para incorporar el cannabis medicinal como un tema transversal en la currícula, se requiere la participación de varias cátedras y departamentos, como neurología, psiquiatría, metabolismo y cardiología. En algunos países, se ha optado por crear especialidades dedicadas exclusivamente al cannabis medicinal para abordar estos desafíos de manera más directa.