Pese a que lo peor de la pandemia de covid-19 ya pasó en Uruguay y el mundo, el SARS-Cov2 no desapareció. El coronavirus pasó a ser un virus respiratorio habitual y esto genera un debate sobre qué medidas se podrían tomar en los próximos meses para ciertos grupos de población.
La circulación del virus en este momento no es significativa a nivel nacional. De hecho, desde el 24 de mayo el Ministerio de Salud Pública (MSP) dejó de informar los contagios y fallecidos por el covid-19, semanas después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pusiera fin a la emergencia sanitaria mundial por esta causa.
No obstante, los países y organismos sanitarios siguen analizando qué medidas tomar para los grupos de riesgo: adultos mayores y personas inmunodeprimidas, quienes recibieron vacunas, que cumplen una defensa de forma provisoria en estos casos.
La barrera inmunitaria debilitada frente a la población “sana” pone sobre la mesa qué medidas tomar aquí y en el mundo. Entre ellas, si aplicar un refuerzo (booster, en inglés) especial para la subvariante predominante, y hasta incluso si instalar la oferta de dosis anuales para algunos grupos, tal como sucede hoy con la vacuna de la gripe o influenza.
Este paso no está siendo analizado por la Comisión Nacional Asesora de Vacunaciones (CNAV), de acuerdo a las consultas hechas por El País. No obstante, varios expertos plantearon que podría ser un hecho sobre fin de año para evitar males mayores a esa población más susceptible al virus.
Desde el 13 de marzo de 2020, cuando se detectaron los primeros contagios, hasta el esperado 5 de abril de 2022 en que se puso fin a la emergencia sanitaria, el virus se impuso en la vida de los uruguayos, afectando de forma dispar a distintos grupos tras la llegada de las dosis anticovid, a partir de febrero de 2021.
El virólogo Santiago Mirazo explicó que la respuesta inmunológica al SARS-Cov2 se construye de dos maneras. Por un lado, la vinculada a los anticuerpos, cuya función es evitar que el virus ingrese a la célula.
¿Cómo? Se unen a la proteína Spike del virus, la que forma la corona del virus, que da su nombre. De esta forma, el anticuerpo “enmascara” a esa proteína y por lo tanto el virus no puede reconocer los receptores celulares y, en resumen, no ingresa.
La otra dimensión de esta inmunidad, marcó Mirazo, tiene que ver con las células de memoria o células T, que reconocen y “atacan” a las que ya están infectadas.
Los anticuerpos, que son específicos para cada variante, “impiden la infección y las células T impiden que el contagio progrese a una enfermedad severa”, agregó el virólogo sobre un aspecto para determinar si sería necesario reforzar -quizás de forma anual- la inmunidad de los grupos de riesgo.
La población “sana” mantiene una buena respuesta al virus porque entre las sucesivas vacunas y contagios producto de diferentes olas, han logrado alcanzar un “buen nivel” de las células T, y por tanto de protección a casos graves. Estas reconocen “todas las proteínas del virus” y no solo la Spike.
Los anticuerpos “en cualquier caso, y en pacientes de riesgo más aún, al cuarto o quinto mes empiezan a decaer”, lo que genera que se esté “otra vez vulnerable”, agregó.
No es lo mismo una persona susceptible que montó “una respuesta de células T fuerte, que seguramente se resfríe y no más que eso”, a una persona vulnerable que, además de perder los anticuerpos a lo largo de meses, “nunca logró montar una respuesta de células T fuerte”, acotó Mirazo. Esta inmunidad celular, sobre todo en la población “sana”, protege de la enfermedad. Se ha detectado que durante meses se mantiene el “mismo nivel de respuesta de células T”.
A diferencia de la influenza, agregó, no se tiene tan claro en esta zona del mundo su estacionalidad. Es decir, cuándo se podría generar un brote, lo que supone un desafío para proteger a grupos. Mirazo acotó que se trata de un virus “endémico”, que implica que se den casos durante todo el año.
En personas de mayor edad, inmunodeprimidos, así como pacientes oncológicos y diabéticos, la formación de una respuesta razonable al virus podría estar dada por esta vacuna extra periódica.
Uruguay enfocó su última campaña anticovid en esta población desde diciembre pasado ante una suba de casos. Hasta marzo de este año, más de 265.000 personas se vacunaron, según supo El País, valorado como una cifra muy buena.
Las fuentes acotaron que el país tiene una cantidad suficiente de dosis hasta el 2024. Además, no hay inconvenientes con el vencimiento de las vacunas, que duran unos dos años. Están disponibles, gratis, para diferentes grupos, desde los cinco años en adelante.
Mientras se debate qué tipo de dosis brindar, a qué público y en qué frecuencia (ver aparte), lo cierto es que “si bien hay casos de covid-19, en nuestro país el predominio de infecciones respiratorias no es covid, es influenza B, en parte influenza A y VRS”, señaló el infectólogo Álvaro Galiana, quien marcó que el covid ahora es “menos virulento” que antes.
El también director del Hospital Pereira Rossell remarcó que la cobertura de la gran mayoría de la población viene dada porque esta “ha tenido la enfermedad y se ha vacunado”.
Galiana remarcó que mediante la inmunidad celular se generan células que ante “el nuevo enfrentamiento con el antígeno, en este caso el virus de covid, va a producir anticuerpos en grandes cantidades y en poco tiempo”.
Esto, agregó, genera “una buena respuesta” en el “aparato inmunitario general”, lo que tradujo en que se atraviese una enfermedad “moderada, que pase desapercibida”.
Respecto a si se convirtió en una gripe más, Galiana dijo que actualmente es un “agente de infección respiratoria viral”, que mantiene el “riesgo” de ser menos conocido que otros, co-mo es el caso de la influenza.
Evolución del covid en los últimos años
El monitor web de vacunación anticovid público se mantiene con actualizaciones permanentes. Ayer se vacunaron unas 280 personas contra el coronavirus. Al momento, se aplicaron más de 9 millones de dosis, lo que representa 253 dosis cada 100 habitantes. Unos tres millones se dieron la primera vacuna; casi la misma cantidad la segunda; dos millones la tercera; 854.500 la cuarta dosis y hay 183.400 que tuvieron cinco o más.
El último informe de covid-19 del Ministerio de Salud Pública, del 20 de mayo, indicó que hubo un total de 7.634 fallecidos por esta causa desde el comienzo de la pandemia y 1.038.744 casos confirmados en ese período. En esa fecha, los casos activos eran 196, lejos del pico de 86.258 casos activos del 19 de enero de 2022. El gobierno decretó el cese de la emergencia sanitaria el 5 de abril del año pasado, a dos años de los primeros contagios.
Tras cese de alerta, evalúan dosis extra
“Declaro con gran esperanza el fin de covid-19 como emergencia sanitaria internacional”, enfatizó el 5 de mayo el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Gebreyesus. Tres semanas después, el 24 de mayo, el Ministerio de Salud Pública (MSP) anunció que dejaría de comunicar el informe de coronavirus. “Esto implica que, si bien el virus sigue circulando, su vigilancia y control pase a realizarse como una enfermedad infecciosa más”, indicó la cartera dirigida por ministra Karina Rando.
Con este panorama, en Uruguay y a nivel mundial se analizan pautas y la frecuencia de eventuales dosis extras. Incluso no está determinado si sería para toda la población o solo para los grupos de riesgo. Esto es básicamente adultos mayores e inmunodeprimidos. Los expertos consultados por El País coinci- dieron en que toda la población no sería prioritaria. El virólogo Santiago Mirazo indicó que “tiene sentido” discutir si ofrecer un refuerzo a la “población de riesgo” y que no sería raro que se resolviera algo así a fines de este año, sobre todo desconociendo un nuevo rebrote del virus. Una fuente médica sostuvo, en esa línea, que “no habría mucha discusión” sobre brindarla a “mayores de 65 años e inmunodeprimidos, pero al resto de los grupos etarios depende de cada país o cada región”. De hecho, la OMS en marzo puso énfasis en vacunar a los grupos de riesgo. En Uruguay, se inició en diciembre pasado una campaña con el foco en esa población. En tanto, lo que también se discute en el mundo es qué dosis brindar en tal caso. En EE.UU., por ejemplo, se recomendó la fabricación de dosis monovalentes -como la Pfizer, ARN mensajero, que se brinda en Uruguay- pero con un cambio: contra la variante XBB.1.5., predominante en varios países. La otra opción, que también tomó fuerza es la dosis bivalente, que protege contra las subvariantes BA.4. y BA.5., así como la cepa de Wuhan.
De esta forma, el impacto central es contra la variante ómicron y sus subvariantes. Además, hay otro punto que también está sobre la mesa de EE.UU., Europa y otros países: si se debe avanzar o no en una vacu-na anual contra el covid-19, como ocurre con la influen-za, y para qué grupos. Por ejemplo, la Agencia Europea de Medicamentos lo planteó en febrero pasado, pensando en que se podrían brindar al principio de la estación de frío.