SÍNDROME POS-COVID
Expusieron algunas de las consecuencias para la salud pública de la pandemia y dieron cuenta los posibles caminos a seguir en cuanto a terapias y cuidados a los afectados.
La pandemia se está yendo, pero dejó, entre muchas otras cosas, el Síndrome Pos-Covid, que afecta tanto al cuerpo como a la mente, además de una estela de desafíos para la salud pública. Un equipo de investigadoras y expertas en temas de salud realizaron ayer un tercer y último simposio sobre el tema, en un marco organizado por el Colegio Médico del Uruguay y la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
Ahí, varias especialistas de diversas áreas expusieron algunas de las consecuencias para la salud pública de la pandemia, además de dar cuenta de los posibles caminos a seguir en cuanto a terapias y cuidados de los afectados por el virus.
El primer encuentro trató sobre el síndrome pos-COVID en sí, el segundo fue sobre las principales afectaciones de ese síndrome, y la realizada ayer tuvo el título “Repercusiones invisibilizadas. Herramientas terapéuticas del síndrome pos-COVID”.
Porque más allá de las secuelas físicas (un conjunto de síntomas que pueden persistir hasta seis meses después de cursada la enfermedad), que fueron tratadas en la primera charla, el coronavirus y su impacto también puede afectar a la salud mental.
La psiquiatra Gabriela López Rega ahondó en el “Riesgo suicida” vinculado al síndrome, y expuso datos y métodos sobre cómo se puede detectar las “conductas suicidas”, de las cuales dijo que no siempre y no necesariamente llevan al suicidio, pero que hay que tener en cuenta, en particular porque Uruguay es uno de los países de América Latina que tiene uno de los índices de suicidios más altos. La más cifra oficial, de 2020, muestra una tasa de 20,33 suicidios cada 100.000 habitantes (López Rega adelantó que las cifras del año pasado se darán a conocer el próximo 17 de julio, Día Nacional de Prevención del Suicidio.
La experta explicó que hay más de un camino hacia un suicidio como los trastornos mentales, por ejemplo, pero también situaciones de estrés o estigmatización (según se expuso, algunos contagiados sintieron ese estigma) pueden conducir a conductas suicidas.
La psicóloga clínica Cecilia Durán trabaja en la Policlínica pos-COVID del Hospital de Clínicas, por su lado, disertó sobre los síntomas emocionales de este síndrome. Estos pueden ir de ansiedad a depresión y ser persistentes, y no están necesariamente vinculados a la gravedad de la enfermedad. O sea, esos síntomas pueden afectar también a quienes hayan tenido COVID de manera asintomática.
Esos síntomas emocionales pueden tener un efecto negativo sobre múltiples facetas de la cotidianeidad, dijo Durán: “Tiene repercusión en todas las áreas de la vida, como la social, laboral, sexual, familiar... Por eso es importante el abordaje” de este fenómeno, sostuvo.
Por último, expuso la experta en rehabilitación, doctora Verónica Franco, quien explicó que luego de constatar el impacto del COVID, ASSE y el Banco de Seguros del Estado firmaron un convenio para contribuir al proceso que, en el mejor de los casos, permitirá al expaciente COVID reinsertarse en el ámbito laboral, familiar y social.
Las charlas, además de tener un carácter didáctico y de intercambio entre profesionales de la salud de distintas disciplinas, también fueron útiles para difundir más información sobre este síndrome, que aún presenta facetas novedosas y por explorar. Por la persistencia de los problemas luego de la enfermad, el síndrome también es llamando “COVID largo”.