Más de 17.000 recibieron mensaje para una tercera y cuarta dosis como si fueran inmunosuprimidos, ¿qué ocurrió?

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Joven usando un celular. Foto: Shutterstock

CONFUSIÓN

Solo los inmunosuprimidos que se habían vacunado con Sinovac deben recibir una tercera y una cuarta dosis de refuerzo contra el COVID-19.

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Solo los inmunosuprimidos que se habían vacunado con CoronaVac (del laboratorio Sinovac) deben recibir una tercera y una cuarta dosis de refuerzo con la vacuna Pfizer contra el COVID-19. Pero en los últimos dos días hubo más de 17.000 personas a las que les llegó un mensaje con fecha y lugar para administrarse una tercera y una cuarta dosis. La mayoría de ellos no se consideran inmunosuprimidos o siquiera saben qué significa el término. ¿Qué ocurrió?

La comisión que asesora en vacunas había sugerido, el 7 de julio, la administración de dosis de refuerzos. En el caso de las personas que tienen deprimido su sistema inmune -y dado que la capacidad de respuesta ante la infección que causa el nuevo coronavirus puede ser menor- se recomendó un refuerzo más “potente”. El problema es que en Uruguay no existe -como en casi ningún lugar del mundo- una lista unificada que establezca qué pacientes son efectivamente inmunosuprimidos.

Hay casos que son sencillos de asignar y cuyos registros figuran en el Fondo Nacional de Recursos o en los centros de hemodiálisis: los trasplantados de órganos sólidos (que tienen que consumir inmunosupresores diarios para no rechazar el órgano), pacientes en diálisis crónica, pacientes oncológicos que están en tratamiento con quimioterapia o radioterapia. El asunto es que todos ellos apenas superan, en Uruguay, las 6.000 personas.

Hay otros inmunosuprimidos que son más difíciles de definir y ahí surgió el problema. Graciela Pérez, la encargada de la Unidad de Inmunizaciones del Ministerio de Salud Pública, les envió a los prestadores de salud, el 15 de julio, un correo electrónico en el que se les pedía que elaborasen un listado de sus afiliados que reciben algunos de los siguientes fármacos: biológicos, inhibidores de la quinasa Janus (JAK), tofacitinib, upadacitinib, metotrexate, azatioprina, 6-mercaptopurina, cicloserina, ciclofosfamida, leflunomida, interferones, prednisona (a dosis mayores a 20 miligramos al menos dos semanas), micofenolato-mofetilo, o ciclosporina.

Muchas de las personas con artritis, por ejemplo, reciben medicamentos llamados biológicos. A aquellas personas que tuvieron una inflamación respiratoria (como broncoespasmos), o una alergia, o hasta una contractura, a veces se les indican corticoides que desinflaman. Y aunque el objetivo por el que es indicado el medicamento no tiene el propósito de afectar el sistema inmune, termina haciéndolo.

Ocurre que el sistema inmune es un conjunto de células, tejidos y órganos que defienden del ataque de virus y bacterias. O, mejor dicho, es el equipo que da respuesta ante las infecciones o enfermedades que causan esos virus o bacterias. Hay veces que algunas patologías “apagan” o “disminuyen” la capacidad de respuesta de ese sistema inmune. Y hay veces que algunos fármacos también alteran la respuesta inmune (como esa lista que elaboró el MSP).

Más de 40.000 personas en Uruguay consumen o estuvieron en tratamiento en el último tiempo con alguno de los 12 fármacos inmunosupresores que el MSP especificó en el correo electrónico enviado el 15 de julio a los prestadores de salud. Cada institución, según interpretó esos criterios o según su capacidad de búsqueda dentro del sistema (por ejemplo, no todos tienen los días exactos en que fue recetado un medicamento), confeccionó la lista de afiliados que debería recibir tercera y cuarta dosis. Y desde el sistema de agenda se los consideró inmunosuprimidos. Por eso a más de 17.000 ya les llegó que deberían recibir un esquema completo de refuerzo.

La infectóloga Susana Cabrera explicó que “no hay información” a nivel mundial acerca de cómo funcionan dos esquemas de vacunación completa con dos plataformas distintas (como CoronaVac y Pfizer). Pero, teóricamente, si ese segundo esquema es después de 90 días, “no parece que pudiera haber una contraindicación formal”. Aun así, la especialista recomendó que cada uno de los que recibieron el mensaje de dos dosis de refuerzo y no sepa si efectivamente es inmunosuprimido, consulte directamente a su prestador de salud.

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