FIESTAS DE 2021 CON VIEJA NORMALIDAD
La nueva normalidad da lugar a unas fiestas de fin de año que permitirán dejar en el olvido las “burbujas”.
Aunque el Ministerio de Salud Pública (MSP) se mantiene alerta ante la nueva variante de coronavirus Ómicron, la pandemia cedió terreno en Uruguay y, de la mano del alto porcentaje de vacunación alcanzado, la nueva normalidad más parecida a la pre pandemia da lugar a unas fiestas de fin de año que permitirán dejar en el olvido las recomendadas “burbujas” promovidas por el gobierno y los científicos para la pasada Navidad y el Año Nuevo.
La diferencia con 2020 es tal que este año el MSP no hará ninguna recomendación nueva sobre aforos en reuniones ni eventos, según supo El País a través de fuentes de la cartera. “Si cambia la situación de aquí al 24 de diciembre puede haber algo, pero la situación está muy estable y la vacunación muestra resultados, entonces no amerita más recomendaciones”, dijeron desde la secretaría.
A esta altura del año pasado los casos de COVID-19 estaban comenzando a escalar y fue la primera vez desde el inicio de la pandemia en que se perdió el método de testeo, rastreo y aislamiento (tetris, por sus siglas en inglés) al superar los 200 casos diarios. Por eso, las fiestas significaban una verdadera amenaza para el escenario sanitario. Hoy, con la misma cantidad de casos diarios aproximadamente, pero casi sin muertes ni casos graves, el MSP habla de un “escenario que es muy distinto gracias a la vacunación”. El foco de las autoridades está puesto en ampliar la cobertura de terceras dosis, que apenas supera al 40% de la población. “En eso sí se va a insistir mucho”, dijo la fuente de la cartera.
Pero, pese a que no habrá recomendaciones oficiales, la proximidad de las fiestas deja algunos grises sobre qué se puede hacer y qué no. El fin de año trae consigo la vuelta de las fiestas masivas en Navidad y el resto del verano, y al mismo tiempo reaparecen los reclamos de los salones de eventos por la limitaciones en sus protocolos y la inquietud de las familias con seres queridos en residenciales.
Ante los reclamos de “más flexibilidad” por parte de las familias de usuarios, la Asociación de Residenciales de Adulto Mayor (Aderama) envió una carta al MSP para consultar si habría cambios en los protocolos de cara a las salidas por las fiestas de fin de año, aunque aún no recibieron respuesta.
“Las familias están preguntando si los pueden sacar a cenar o a almorzar en Navidad y Año Nuevo. Por protocolo se puede siempre y cuando se mantenga la burbuja familiar. Todavía no tenemos autorización para que los lleven a restaurantes y bares donde hay otro tipo de personas que no son del núcleo familiar”, dijo a El País el vocero de la gremial, Juan Sparkov. En cuanto a visitas en los residenciales, se permiten de a una familia, con sobretúnica, y por una hora.
Otra de las diferencias con el año pasado es que volverán las fiestas multitudinarias en espacios públicos. Para las fiestas masivas de Navidad en Montevideo así como para otros eventos al aire libre pautados en Punta del Este, las intendencias recurren al protocolo del MSP para eventos masivos, que es flexible en la cantidad de asistentes aunque deben estar todos vacunados.
En Montevideo, Jackson Bar espera más de 3.000 personas para su fiesta de Navidad en la Plaza Virgilio, al tiempo que Volvé Mi Negra organizará otra en la rambla del Club de Golf. En tanto, la Intendencia de Maldonado prevé que en el parque El Placer, en el límite entre Punta del Este y La Barra, también haya otras fiestas de entre 3.000 y 5.000 personas entre Fin de Año y el 10 de enero.
Mientras para salones abiertos el límite de capacidad es de 800 personas cuando todos están vacunados, desde la IMM dijeron a El País que para los bailes al aire libre no rige ese tope por aplicar el protocolo para la celebración de eventos de gran afluencia, siempre y cuando solo haya público inmunizado. Así, el aforo se determina en función del metraje que disponga el lugar. El espacio sí debe estar vallado para poder controlar el ingreso y además las fiestas no podrán durar más de siete horas. Los principales aspectos a fiscalizar por parte de la comuna serán el aforo, ruidos molestos, la limpieza y el cumplimiento de las normativa sanitaria y de espectáculos, señalaron desde la comuna. Además trabajarán en coordinación con el Ministerio del Interior por fiestas espontáneas que puedan convocarse en espacios públicos.
Por su parte, el intendente de Maldonado, Enrique Antía, contó que “la mayor parte” de las solicitudes para fiestas de fin de año son “en lugares abiertos” y “muy grandes”.
“El departamento sufrió mucho la temporada pasada. Sabíamos que lo primordial era llegar sanos al verano y que avanzara la vacunación”, agregó Antía sobre las perspectivas para una temporada que espera sea de recuperación, aunque “no una avalancha”.
El director de contralor general de la Intendencia de Canelones, Luis Garrido, dijo que en su departamento unos 120 inspectores relevan desde protocolo, hasta las vacunas, la lista de asistentes y la cantidad de gente por evento. “La experiencia nuestra es que el MSP tiene escaso personal inspectivo en Canelones y el peso de las inspecciones ha recaído en la intendencia. En ese sentido es que se generan las comunicaciones cuando es necesario con la dirección de Fiscalización o con la dirección departamental de Salud”, dijo.
Los salones.
Mientras se prevén fiestas a fin de año multitudinarias en calles y plazas, los representantes de los salones de eventos continúan trabajando con el protocolo elaborado por el MSP en agosto, el que tuvo una última actualización en octubre.
Consultado al respecto, el presidente de la Cámara de Eventos del Uruguay (CEU), Germán Barcala, dijo que el sector es “el más perjudicado” porque “es un blanco fácil para multar” y “en realidad solo en los eventos en salones se respeta el protocolo al pie de la letra”.
“Vemos que en otros lugares no se cumplen los protocolos como sí siempre se hace en la mayoría de los eventos. Hay que saber que acá o se toma la decisión de fiscalizar bien o no se hace nada, pero falta claridad”, subrayó.
El último protocolo del MSP para los salones establece dos tipos de eventos: a los que pueden concurrir exclusivamente personas vacunadas contra el COVID-19 y los que son “mixtos” entre personas con y sin vacuna. En el primer caso, los aforos pueden llegar a ser de 800 personas si se trata de un lugar cerrado o 600 si es abierto.
Ahora, la cartera de salud confirmó a El País que los aforos no serán necesarios en los eventos de Navidad y Año Nuevo, algo que deja en una zona gris a los organizadores de eventos que trabajan con salones habilitados. “Yo creo es necesaria una puesta a punto del MSP en estos días sobre lo que se puede y lo que no”, dijo el presidente de la CEU.
¿Cuándo y por qué una fiesta es clandestina?
Desde que empezó a regir la emergencia sanitaria, la Policía debió disolver un sinfín de fiestas clandestinas. Incluso, en buena parte de ese tiempo, las fuerzas públicas dispusieron de la ley de aglomeraciones que reglamentó los límites al derecho de reunión. Pero ahora que los protocolos son más laxos que meses atrás, ¿cuándo hay una fiesta clandestina? ¿Por qué motivos las autoridades pueden disponer disolver una reunión?
El director de Contralor de la Intendencia de Canelones, Luis Garrido, explicó que si bien no hay un límite establecido de personas que puedan configurar o no la situación, sí existen algunos aspectos a tener en cuenta, y otros tantos de “sentido común”.
“Si cobran entrada y no está habilitada, es una fiesta clandestina. Independientemente de dónde se realice porque hay una actividad comercial que no está declarada. Si se hace en un espacio abierto sin las condiciones de protocolo y sin haber pedido las autorizaciones necesarias, es una fiesta clandestina”, dijo Garrido. “Si te juntas a comer un asado con amigos y tenés un parlante con música, no. Es una cuestión de sentido común y de cómo se desarrolla”, agregó.
El jerarca dijo que en el correr de la emergencia sanitaria encontraron fiestas clandestinas en domicilios con hasta 500 asistentes. En esos casos, señaló, la intendencia actúa con apoyo de la Policía, evalúa qué tipo de sanciones aplica y además comunica al Ministerio de Salud Pública (MSP) en función de las características del evento detectado.
Desde la Intendencia de Montevideo dijeron que la detección de fiestas clandestinas puede llevar a multas de hasta $ 477.000 (350 UR) así como a la clausura del establecimiento o a promover denuncia penal de los responsables.
Tanto Montevideo como Canelones, y también Maldonado, coordinan sus operativos de fiscalización con el Ministerio del Interior y en caso de ser necesario realizan acciones conjuntas.
Expectativa por dosis a turistas
El intendente de Maldonado, Enrique Antía, afirmó que hay “gran expectativa” entre los operadores turísticos por los visitantes que se puedan captar a partir de que Uruguay ofrece a los veraneantes extranjeros una tercera dosis con la vacuna de Pfizer (en caso de que no la hayan recibido) y vacunas también para jóvenes de entre 12 y 17 años (que no se hayan inmunizado en sus países).
En opinión de Antía, un segundo paso para promover la afluencia de turistas sería la eliminación del segundo test PCR que Uruguay obliga a realizar a los siete días de ingreso al país. “Lo que nos gustaría, si las condiciones de salud lo permiten, es no obligar a un segundo PCR. Es que US$ 50 para una familia de seis personas, con la diferencia de cambio, es tremendo”, señaló en relación a los turistas argentinos. “Es un tema que queda pendiente pero creo que se va a ir resolviendo”.