La doctora Paula Sarkissian renunció a la dirección del Hospital Vilardebó a dos meses y medio de asumir, confirmaron a El País fuentes de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). Ahora ocupará el cargo de psiquiatra de reclusos en Cárcel Central.

El director de Salud Mental de ASSE, Eduardo Katz, contó a El País que el paso “sorprendió” tanto a su área como hasta al directorio del prestador público de salud porque antes “no planteó nada”. Sarkissian fue designada el 2 de marzo luego de que Federico Sacchi renunciara para dirigir el Centro De Rehabilitación Médico Ocupacional y Sicosocial (Ceremos).

Sarkissian comunicó su decisión este jueves a Katz, responsable del área bajo la cual está comprendida la gestión del Vilardebó. Sarkissian presentará por escrito su renuncia el próximo martes. Mientras tanto, quedó como directora interina la subdirectora Julia Blandin.

Katz indicó que no había diferencias con su gestión ni desde su área, ni desde la cúpula de ASSE.

Sarkissian se presentó en la oficina del jerarca y le indicó que “necesitaba dar un paso al costado por motivos no inherentes a su labor, pero sí de índole personal”.

Transmitió que en este momento “no estaba en condiciones de seguir”. Además, presentó sus “disculpas” por la confianza otorgada para ocupar ese cargo. Katz le transmitió que “era una pena” su paso al costado y le mostró su apoyo, aseguró.

En tanto, Pablo Silva, dirigente nacional de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) y vocero de la comisión interna del Vilardebó, contó a El País que en los últimos días hubo problemas “muy graves” en el sector de alimentación del hospital. Por ello, dijo, tuvo que intervenir la Dirección de Salud Mental, que “solucionó” la situación.

Tanto la rotura de dos hornos y una marmita del centro de salud fueron arreglados “a las 24 horas”, dijo. Además de esta situación también se registró un “piso hundido”, solucionado por arquitectos de ASSE.

Katz, por su parte, descartó que hayan existido problemas de gestión detrás de su renuncia.

En el Vilardebó trabajan unos 700 funcionarios no médicos, así como cerca de 30 médicos y hay unas 300 camas.