La necesidad de dar un salto de calidad en la radioterapiade Uruguay fue un problema que las autoridades del Ministerio de Industria, Energía y Minería identificaron ni bien asumieron en sus cargos en marzo de 2020. Por eso, desde ese momento, la Autoridad Reguladora Nacional en Radioprotección (ARNR), que depende de esta cartera, inició una serie de cambios en la fiscalización de todo el sector -el público y el privado-, identificó que la mayoría de las clínicas empleaban equipos bastante más antiguos de lo permitido y que todos los centros habían operado, en algún momento de los últimos cinco años, sin la licencia reglamentaria.
Así, y luego de promover cambios básicos durante el 2020, las autoridades se pusieron en contacto con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que en respuesta envió a Uruguay una misión de expertos en 2021. Estos luego realizaron un informe sobre la atención integral del cáncer en este país, que incluyó un duro capítulo sobre la situación de la radioterapia. “Uruguay carece de unos servicios de radioterapia adecuados”, concluye el informe que lleva de nombre Impact, material que aún no está disponible públicamente, pero que El País difundió a fines de agosto de este año.
Varios meses antes, con una versión preliminar de ese estudio, el entonces ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, dijo que el diagnóstico de los expertos extranjeros era “catastrófico”, ya que dieron cuenta de que “el país tenía un déficit que no era admitido” en radioterapia.
Como broche de este acercamiento entre Uruguay y la OIEA -fue la primera vez que envió una misión de estas características- y de esta nueva impronta en la fiscalización del área, estuvo por estos días en Uruguay el director del organismo, el argentino Rafael Grossi, quien fue recibido por quien era al momento la presidenta en ejercicio, Beatriz Argimón; el hoy exsecretario de la Presidencia, Álvaro Delgado; y los ministros Omar Paganini (Cancillería) y Karina Rando (Salud Pública).
En diálogo con El País, Grossi destacó el vínculo entre Uruguay y la OIEA, que lo llevó a hacer esta primera visita oficial al país sudamericano, y que tuvo como finalidad principal acordar la donación de cinco mamógrafos para el sector público y un acelerador lineal de radioterapia de primera línea, que recibirá el Hospital de Clínicas.
“Es un equipo muy caro y en el Clínicas se estaba necesitando; tienen uno más viejo y necesitaban otro”, evaluó Grossi, al referirse a un equipo que cuesta más de US$ 2 millones, y que ahora la OIEA llamará a licitación para entregarlo -en un período que todos estiman mayor de un año- al hospital universitario. “Va a redundar obviamente en una mejor calidad de atención a los pacientes”, agregó el titular de OIEA.
Esto fue algo particularmente destacado por fuentes ministeriales, ya que advirtieron que el equipo que usa el centro de salud está actualmente llegando al fin de su vida útil, además de que es frecuente que se rompa y entre reparación durante varios meses, con lo cual los pacientes tienen que ser derivados al INCA y al Pereira Rossell -en donde hay un acelerador que tiene casi 30 años de uso- y, pese a que se cuenta con uno nuevo adquirido en 2019, todavía no se ha terminado de hacer el acondicionamiento como para que comience a funcionar.
“Hay déficit que no debería realmente existir”, dijo Rafael Grossi en Uruguay
Consultado por este panorama, en el último tiempo ha habido algunas señales de mejoras: hay dos centros privados nuevos que están abriendo sus puertas, otro que compró un acelerador lineal de última tecnología, la consolidación del servicio del hospital de Tacuarembó y la expectativa de que el Pereira Rossell y el INCA pongan a funcionar los nuevos equipos en el mediano plazo. Grossi señaló que “Uruguay no es un país que esté mal” en esta materia, pero que “podría estar mucho mejor”. “Como pasa muchas veces con nuestros países de renta media, donde hay gaps y déficit que no deberían realmente existir”, criticó.
Y ante la pregunta sobre si es perjudicial para los pacientes atenderse con equipos que no son los adecuados, dijo que no, “dañino no” es, pero que hay que reconocer que las máquinas “llegan a un punto que no se pueden usar más”. En este sentido, destacó que “Uruguay tiene un buen organismo regulador”, en referencia a la ARNR, que dirige actualmente el físico Gabriel González. “Tenemos un diálogo total con este regulador, que es el que protege a la población y es el que dice hasta dónde un aparato deja de ser viable usarlo, concluyó.
Hay acuerdo para apoyar la erradicación de la mosca bichera
La visita de Rafael Grossi a Uruguay -que incluyó recorridos en Montevideo y otros departamentos, como Canelones- también propició que la OIEA y el gobierno dialogaran “sobre la posibilidad de avanzar en la instalación en el país de un centro de irradiación” con el objetivo de, entre otras cosas, “impulsar la erradicación del gusano barrenador del ganado, conocido como la mosca bichera”, como señaló la Cancillería en su página web.
Es que el problema no es menor para el sector agroexportador, ya que la plaga genera más de US$ 100 millones de pérdida anual. ¿Cómo funciona la radiación? Grossi explicó a El País que se aplica una técnica que genera la esterilización del insecto, “con lo cual bajás su población y erradicás el problema”.