SONDEO REALIZADO POR EL SUMI
En tanto, el 70% de los que llegan con el virus, pero por otras patologías, cuentan con todo el esquema de vacunación completo.
Pese a que es cierto que la ola de contagios de covid-19 causada por la variante ómicron volvió a hacer crecer el número de casos graves y de muertes, el aumento no es el mismo que con la primera ola del año pasado. Gracias a la vacunación, la proporción entre pacientes infectados e internados es otra. Pero, además, hay una zona gris en los números, y esto tiene que ver con la diferencia entre los pacientes internados en CTI por covid y los que ingresaron con covid, pero por otras patologías.
Según el último sondeo realizado por el Sociedad Uruguay de Medicina Intensiva (SUMI) en 21 unidades de cuidados intensivos y al que accedió El País, el 45% de los pacientes ingresaron por otro motivo al CTI, pero dieron positivo en el hisopado de rutina. Entre estos, que están allí por motivos diversos que van desde un accidente de tránsito hasta una complicación por una cirugía, el 70% cuenta con las tres dosis contra el covid-19. Esa cifra es casi tres veces menor entre los que sí ingresan por el covid. Solamente el 17% de los pacientes que entran al CTI por complicaciones causadas por el virus tienen el esquema completo de vacunación y la dosis de refuerzo.
Ese 70% internado en CTI con covid y que tiene todas las vacunas “tiene un hisopado positivo, pero nada más”, según indicó el presidente de SUMI, Julio Pontet, e hizo referencia a que “biológicamente cursan un covid leve como cualquier persona que recibe asistencia ambulatoria”, pero “llegan allí por otro motivo”.
“Entre los internados por covid la situación es casi idéntica a la de la ola anterior causada por la variante gamma (p.1), porque generalmente están más tiempo internados y también requieren ventilación mecánica”, explicó Pontet. Entre los meses de mayo y junio de 2021 Uruguay experimentó un descenso en la edad de los internados en CTI; algo similar a lo que ocurre ahora con el 55% que está allí por covid.
En aquel momento, dado que la población con más años recibió la vacuna antes, el promedio de edad en los CTI bajó y llegó a ser de 56 años en junio. “Ahora hay pacientes jóvenes que hacen una forma grave de la enfermedad por no estar inmunizados. También, en muchos casos se trata de personas que aunque cuentan con las vacunas tienen una comorbilidad previa”, indicó Pontet.
En tanto, entre los pacientes que ingresan a CTI por otras patologías y dan positivo allí, el promedio de edad ahora es de 65 años, lo que equivale a la media histórica de cuidados intensivos. Pontet explicó: “Ya volvemos a ver el perfil del paciente que ingresaba en la prepandemia, por lo tanto, esos pacientes con covid en realidad se comportan de manera esperable”.
El subsecretario de Salud, José Luis Satdjian, publicó ayer en su cuenta de Twitter un informe sobre la mortalidad de pacientes positivos que muestra cómo, durante enero, la tasa de muerte entre los no vacunados fue de 66,4 cada 100.000 habitantes, mientras que entre los vacunados con tercera dosis fue de 4,1 cada 100.000.
Para Pontet, los números obtenidos en el último informe de la SUMI van en concordancia con lo que analizó el MSP y también se pueden notar más diferencias entre los pacientes internados con o por covid. “En los CTI la mortalidad siempre ha rondado entre el 20% y el 25% y eso se sigue cumpliendo entre los internados con el virus y no a causa de este. Pero en el grupo que sí hace una forma grave de la enfermedad, en donde solo el 17% tiene las tres vacunas, la mortalidad ronda el 40% o el 50%”, manifestó.
Hace algunas semanas el catedrático de infectología Julio Medina publicó en sus redes sociales que hacer la diferenciación entre los pacientes con y por covid en CTI es “un debate infructuoso y una falsa dicotomía” porque todos los internados con un diagnóstico positivo del virus requieren un nivel de atención adicional debido a las medidas de protección y al aislamiento durante el tratamiento. Por su parte, Pontet dijo que “a pesar de que eso es cierto, desde el punto de vista de la gestión asistencial, el que ingresa con covid genera menos carga para el personal porque está menos tiempo internado y tiene una menor chance de morir”.
Meseta.
Más allá de la incidencia de muerte en cada grupo de positivos, la ola de ómicron superó ampliamente las expectativas de los médicos, que no tenían esta cantidad de internados desde hace meses. En otros países, los casos graves que provocó ómicron significaron un 20% de los registrados en la ola previa, cosa que en Uruguay se superó, porque desde hace días que los pacientes en CTI con un test positivo rondan los 160 y el 20% serían solo 100. De todos modos, según Pontet, “ya estamos en una fase de meseta” porque no hay un aumento “exponencial” como durante los primeros días del año.
“Lo que parece claro es que la fase ascendente se terminó. La duda es cuánto nos va a durar la meseta y cuándo comenzará la bajada. Lo esperable es que durante este mes ya se empiece a notar un descenso claro en los casos graves que luego repercutirá en las muertes, tal como sucedió con la variante p.1”, dijo.
Por su parte, la inmunóloga Lucía Vanrell explicó que “llega un punto en el que, como muchas personas ya pasaron por la variante ómicron, los casos dejan de multiplicarse rápidamente”. Eso podría estar empezando a suceder ahora.
Para muchos expertos, el nivel de contagiosidad que tiene la variante ómicron significaría el final de la pandemia, porque tiene la capacidad de generar una inmunidad natural masiva, pero para Vanrell ese es un “escenario hipotético”, pues para que esto funcione así no se deberían generar nuevas variantes del virus.
La inmunóloga incluso subrayó: “No va a pasar eso porque este virus va mutando y la cantidad de anticuerpos que tenemos bajan a lo largo del tiempo”.