Sustituyen algunos fármacos de CTI ante faltante de stock

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Paciente en sala de CTI. Foto: AFP
A patient is pictured inside the intensive care unit of Tours' hospital, central France on April 2, 2021 amid the Covid-19 pandemic. (Photo by GUILLAUME SOUVANT / AFP)
GUILLAUME SOUVANT/AFP

CORONAVIRUS

El aumento de personas internadas trae como consecuencia el “faltante de stock” de algunos fármacos que son utilizados para sedar a los pacientes.

El aumento del número de personas internadas en CTI (ayer se superaron por primera vez las 500 de acuerdo a los reportes de los intensivistas) por cuadros de coronavirus, no solo genera una “sobrecarga” del sistema de salud, sino que también trae como consecuencia el “faltante de stock” de algunos fármacos que son utilizados para sedar a los pacientes.

Es el caso del diazepam, un psicofármaco que en algunas instituciones ya fue sustituido por el midazolam, droga que al mismo tiempo tuvo que ser reemplazada por propofol, un anestésico general. La situación se repite en el caso del atracurio, un paralizante muscular utilizado en pacientes en CTI, que escasea en el mercado y que suele ser suplantado por el rocuronio, un bloqueador neuromuscular.

Lo mismo ocurrió hace días con el fentanilo y la morfina, fármacos que también son empleados en eltratamiento de los pacientes en Cuidados Intensivos.

En la industria de los medicamentos señalaron a El País que “no hay un desabastecimiento”, pero que sí existe “alguna dificultad” en el acceso a este tipo de fármacos. Una fuente de los laboratorios dijo que “seguramente debe existir un retraso entre la producción planificada y la demanda actual, por lo que se produce un enlentecimiento en las entregas”.

Mientras tanto, las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP) ordenaron a los prestadores de salud realizar un relevamiento sobre el stock de estos fármacos para resolver qué hacer.

El País informó la semana pasada que el gobierno evalúa intervenir la distribución de los medicamentos necesarios para los pacientes con COVID-19 que están cursando la enfermedad en CTI, comprar fármacos en el exterior, y limitar las exportaciones de laboratorios uruguayos que los producen. En todos los casos, hasta ayer todavía no había una resolución al respecto, informaron fuentes del MSP.

Hoy son entre tres y cinco las empresas que importan cada uno de estos fármacos al país. Sin embargo, los químicos farmacéuticos advierten que si bien pueden emplearse momentáneamente unas drogas por otras, “los efectos esperados no suelen ser los mismos”.

Cecilia Gómez, gerente general del laboratorio Rinque Pharma, que importa al país fentanilo y morfina, dijo a El País que “es una situación que escapa al país, más bien es una situación global, mundial y regional porque está la región muy detonada de COVID-19; hay un aumento del consumo (de estos fármacos) a nivel regional”.

En su caso contó que su firma alertó el año pasado al MSP acerca de una resolución dispuesta en Brasil por la administración de Jair Bolsonaro, que limitó la exportación de moléculas relacionadas al tratamiento de pacientes infectados con el virus. “Esas exportaciones requerían un permiso adicional que en general siempre se denegaba. Nosotros alertamos al MSP y enseguida nos colaboró con eso a través del Ministerio de Relaciones Exteriores”, contó la química farmacéutica.

Mientras tanto, la Asociación de Química y Farmacia del Uruguay (AQFU), también advirtió que la situación local es regional y que básicamente se debe a un “aumento de la demanda”, por eso es que ayer socializaron una guía entre sus socios acerca de las distintas alternativas de medicamentos disponibles con sus dosis respectivas, que pueden ser empleados cuando haya un faltante de un determinado fármaco.

Mariela Méndez, presidenta de la asociación, considera que “el problema más grande es que es tan alta la demanda y se dio un crecimiento exponencial en tan poco tiempo que no dio abasto el sistema”. La química farmacéutica contó a El País que “hay lugares (en el sector privado de la salud) en los que en dos días se consumió el stock de un mes”. Para la profesional, esto ocurrió por “el alto número de pacientes que ingresaron a CTI y que requirieron cuidados críticos y respiración mecánica”.

De todas maneras, la química señaló que “no se trata de medicamentos que la gente pueda adquirir o stockearse porque se manejan en CTI”. En la misma línea que un comunicado divulgado este fin de semana, Méndez señaló que “al momento, si bien hay potencial escasez, hay medicamentos, está toda la cadena trabajando para valorar alternativas e informando a las autoridades”.

La semana pasada, el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet, señaló a El País que “hay fármacos sedantes que están en vías de agotamiento”.

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