Este mes se cumplen seis años de la misteriosa muerte de Miriam Mazzeu, directora de Recursos Humanos del ISEF (Instituto Superior de Educación Física) a quien le explotó un paquete en las manos provocándole la muerte instantánea en su propia casa.
Su esposo Carlos Díaz, su hijo Andrés y funcionarios de la Universidad de la República convocaron a la prensa para reclamar justicia. Si bien la Policía asegura que está aclarado, el caso continúa impune. Al día de hoy nadie ha sido procesado por este crimen, ocurrido el 3 de octubre de 2009.
"Seguimos insistiendo a ver si alguien nos da una mano, a ver si a alguien le toca el corazón y dice bo, vamos a seguir con esta gente a ver si le resolvemos el caso", dijo Díaz a El País recientemente.
La extrema violencia con la que se concretó el asesinato de Mazzeu conmovió a toda la sociedad uruguaya.
Al mediodía de un sábado llegó una moto al número 3986 de la calle Plutarco, en el barrio del Buceo, en Montevideo. En el frente, Mazzeu saludaba a una vecina.
El hombre se bajó y le entregó un paquete identificado con el logo de una empresa de correo internacional. La directora de Recursos Humanos del ISEF entró y segundos más tarde se escuchó una fuerte detonación.
"Fue un ruido espantoso y después se sintió un fuerte olor a pólvora", relató en esos días a El País un vecino que estaba a media cuadra. Mazzeu había fallecido; la muerte ocurrió en el acto. Además de la mujer, ese día se encontraba en la vivienda Facundo, de 14 años, amigo de su hijo. Dormía cuando detonó el paquete y las heridas de la explosión exigieron su traslado al CTI del Hospital de Clínicas.
Momentos después de la tragedia llegó Carlos Díaz, que debió ser contenido por familiares y vecinos tras un agudo shock emocional.
Hipótesis.
En las primeras horas se creyó que había sido un trágico accidente vinculado a un escape de gas (había dos garrafas de 13 kilos) o la eventual manipulación de una soldadora ya que estaban haciendo refacciones. Ambas hipótesis fueron descartadas y la posibilidad de un paquete-bomba tomó fuerza.
La dinamita con la que se fabricó el explosivo no era de Uruguay. Hubo teorías que apuntaron al ámbito familiar ya que su padre había fallecido recientemente y se habían producido discrepancias internas en torno a una herencia.
Sin embargo, indagaron a familiares en torno a este tema y no hallaron elementos que dieran pie a suponer una represalia de esta magnitud. De hecho, ya habían llegado a un acuerdo, por lo que esta hipótesis también perdió fuerza.
La hipótesis que tomó cuerpo estaba vinculada a un retirado militar que ocupó un puesto jerárquico en el ISEF. El hombre estuvo en un nivel de jerarquía antes de que la institución pasara a la órbita de la UdelaR. Desde sus inicios y hasta los primeros años de la década del 2000, la formación en Educación Física estuvo vinculada a los ámbitos militares.
Mazzeu había tenido reiterados problemas con el militar retirado, que había continuado en funciones como subordinado suyo y la había amenazado varias veces, según manifestaron fuentes del caso a lo largo de la investigación. Si bien esta fue la hipótesis más firme, la vinculación del hombre al crimen no pudo ser probada.
De todas formas, una hipótesis más entre las consideradas apuntó a que el paquete hubiera sido mal enviado y que el destinatario fuera otra persona, no Mazzeu.
Lo que sí quedó claro fue que el o los ideólogos eran expertos en el tema por la potencia de la dinamita empleada (no la tenían ni los operadores especializados en demoliciones) y por haber hecho la detonación de forma remota. El paquete fue despachado desde la Terminal Tres Cruces con el remitente "Cooperativa Magisterial" como fachada.
En la zona encontraron folletos con la leyenda "El Clínicas no perdona" que, según investigadores, fueron para despistar las pesquisas oficiales.
A lo largo de estos seis años Díaz, junto a su hijo Andrés y los compañeros del ISEF y otras áreas de la universidad se han movilizado para que el caso no quede impune, la sociedad no lo olvide y las autoridades tomen medidas.
"Quiero entender quién y por qué. Es inentendible. Y también que la persona que fue, pague", dijo Andrés a El país en una de esas oportunidades.
Familiares y compañeros pidenJusticia en nuevo aniversario de la tragedia