ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DE LA EMPRESA ESTATAL
El presidente de Ancap marcó distancia de los dichos de Adrián Peña sobre la planta de La Teja.
Alejandro Stipanicicmuestra dos estados de ánimo al analizar el presente de Ancap. Cuando habla de su estado financiero, se pone casi eufórico: “Estamos en un punto histórico, como no pasó en muchísimos años”, dice el presidente de la empresa estatal, al celebrar que la petrolera cerró su caja en diciembre con la cifra excepcional de US$ 150 millones, y que el 2021 terminó con más de US$ 100 millones de ganancia neta, pese a que en abril le dijo a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, que en ese momento el pronóstico era oscuro. Pero cuando habla de Fancap, y de la detención total de la refinería de la Teja, Stipanicic recobra la preocupación por lo sucedido, y teme por el futuro.
-¿Qué balance hace de Ancap, ya finalizado el 2021?
-El resultado para Ancap tiene que ser muy positivo. Porque a pesar de un montón de dificultades que puede haber habido en el país, o mismo en algunos inconvenientes que tuvimos en la empresa, fue un año de transformaciones y de logros. Dentro de las transformaciones, se puso en marcha el Centro de Servicios Compartidos, que centraliza todos los procesos de negocios que están repetidos en la compañía. Y entre los grandes temas que tenía Ancap, en la industria cementera iniciamos el proceso de asociación, y en el tema de los biocombustibles también comenzamos una transformación muy grande en el modelo de negocios de ALUR en Bella Unión.
-¿Qué pasó exactamente en la refinería de La Teja tras el parate histórico de su actividad el pasado 7 de diciembre?
-Voy a tratar de ser muy objetivo con lo que pasó. A la medianoche, del lunes 6 de diciembre, se recibió una comunicación formal de un sector del sindicato de Ancap diciendo que en función de las medidas gremiales que se habían adoptado por el paro de 24 horas del 7 de diciembre, no se iban a conceder las guardias gremiales y por lo tanto intimaron a Ancap a que explicara cómo iba a operar la refinería sin personal. Nosotros advertimos que una parada no planificada de la refinería podría traer consecuencias, y de hecho las tuvo, y estamos evaluando en más de US$ 2 millones el perjuicio que se le causó a Ancap por esa decisión. Ahora contamos la historia sobre qué pasó, pero por suerte fue la más leve de todas las circunstancias.
-¿En qué se perdieron concretamente esos más de US$ 2 millones?
-En el sobrecosto de la importación de gasoil y en la pérdida del margen de refinación, porque la refinería en este período estaba dando por cada barril que se procesaba entre US$ 6 y US$ 10 en los últimos meses, y por no haber procesado unos 162.000 barriles en unos días, Ancap perdió ese margen de refinación. Y después estuvieron los costos en que incurrimos por mantenimiento. También sucedió que producto de una segunda falla varias toneladas de catalizador se perdieran en la atmósfera e inundaron el barrio de La Teja, con muchas quejas de vecinos por el 14 y 15 de diciembre, porque apareció toda una manta de ese polvo muy finito, similar a un talco, que es inerte, pero no deja de ser un impacto ambiental.
-¿Qué espera de esta escalada de conflicto sindical que hubo en los últimos meses y que todo apunta a que, con el referéndum contra la LUC a finales de marzo, continuará?
-No sé qué va a pasar. Porque si me dijeran que el 1º de diciembre Ancap había resuelto echar a 200 personas, capaz que puedo entender que haya una medida tan significativa. ¡Pero hacerle perder a Ancap más de US$ 2 millones! Es la primera vez que voy a decir esto: corrimos un gravísimo riesgo de quedarnos sin supergás en Navidad. Nosotros iniciamos el paro del 7 de diciembre con 22 días de existencia de gas licuado de petróleo en todo el país, pero que perfectamente se podían achicar a 15. La producción de supergás sale básicamente del cracking catalítico, o sea la unidad que estuvo parada, y a las dos semanas podía empezar a haber faltante de producto y producirse una corrida. Estuvimos al borde de una crisis en Navidad.
-¿En el caso del gasoil no hubo riesgo de desabastecimiento también por la medida gremial?
-Lo que pasa es que el riesgo del gasoil lo pudimos mitigar rápidamente porque nosotros teníamos gatillada una compra que estaba prevista para UTE y que decidió no consumir. No obstante, esa compra tenía ventana de entrega del 18 al 25 de enero, y además UTE, al final definió que sí iba a usar el combustible porque el déficit hídrico había empezado a impactar en Uruguay. Por lo tanto, hicimos otra importación de gasoil con entrega inmediata que costó 23 dólares por metro cúbico más caro que lo que terminaría saliendo, para que nos entregaran en diciembre y para disipar toda duda de quiebre de stock, en una zafra agrícola que está siendo muy importante, que estaba en un máximo de demanda, y ante el inicio de una temporada de turismo.
-¿Esto lo incluye en el sobrecosto total?
-Sí. Yo lo hablé con el ministerio. Les dije que en algún momento debíamos tener claro que capaz teníamos que elegir si priorizábamos la reserva de agua y poníamos en riesgo el abastecimiento de gasoil.
-¿Por qué si la recomendación de la Ursea era bajar los combustibles en enero se opta por mantener las tarifas?
-Hay que tener en cuenta que están vigentes los precios que se fijaron en el mes de setiembre, con el informe de Ursea de agosto. Por lo que para bajar los combustibles al público lo que tendría que haber ocurrido es que el informe de la Ursea de diciembre fuera mucho menor al de agosto, y eso no fue así. Por otro lado, financieramente estamos en un punto histórico para Ancap, como no pasó en muchísimos años. Para que tengas una idea, la caja del mes de diciembre va a cerrar en cerca de US$ 150 millones, habiendo hecho pagos por US$ 240 millones, cuando llegamos a tener meses con US$ 8 millones o US$ 10 millones en caja.
- ¿Cómo va a cerrar Ancap el cuarto trimestre?
-El resultado de Ancap al final del año va a estar en el entorno de US$ 100 millones. Ahora bien, en el primer semestre le pedimos al gobierno que nos dejara endeudarnos en US$ 40 millones más y después le pedimos US$ hacerlo con otros US$ 100 millones adicionales. Llegamos a diciembre y no solo no nos endeudamos, sino que este año bajamos pasivos financieros en US$ 79 millones.
-¿No se esperaban estos resultados financieros cuando comenzó el 2021?
-No, no. Ahora lo puedo decir: en el primer trimestre tuve una reunión con la ministra de Economía (Azucena Arbeleche) y le dije: “Mirá que yo públicamente estoy diciendo que no estoy preocupado, pero en cualquier momento me viene una gastritis. Estoy desesperado”. Porque yo miraba los números de Ancap, y veía que en mayo no íbamos a poder pagar los sueldos. Pero en junio hubo un ajuste de los combustibles y hasta agosto estuvimos por encima del precio de paridad de importación. También pasó que, en todo el mundo, como la movilidad se cayó, los precios de los commodities subieron y se produjo un buen margen entre el precio del producto y el crudo, por lo cual la refinería de La Teja tiene una buena época. Y a todo esto se dieron las ventas a UTE por US$ 50 millones (para venta de energía a Brasil), lo que fue un combo bárbaro.
“La refinería de La Teja no va a cerrar en el año 2035”
Cuando el 27 de diciembre pasado el ministro de Ambiente, Adrián Peña, anunció que la estrategia climática del gobierno a largo plazo proyectaba, entre otras cosas, el cierre de la refinería de La Teja, el presidente de Ancap Alejandro Stipanicic le comentó en broma que esa declaración los había metido “en un lío”.
Sin embargo, aunque el titular del ente entiende que se malinterpretó lo que dijo Peña -líder del sector colorado de Ciudadanos, al que ambos pertenecen-, sí reafirmó que “en 2035 se va a estar analizando cerrar las refinerías en el mundo”.
“Pero estar analizando no quiere decir que se vayan a cerrar”, aclaró Stipanicic. “Porque las refinerías del mundo se están transformando en biorrefinerías. En vez de tener como materia prima fósiles están usando compuestos, por ejemplo, de aceites vegetales. Nosotros estamos muy interesados en el tema, y por eso vamos a continuar con la producción del biodiesel en Capurro”, dijo el presidente de Ancap.
Sin embargo, aseguró que es un hecho que “la refinería de La Teja no va a cerrar en el año 2035”. Por otro lado, según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos, afirmó que “en el 2050 los combustibles energéticos que van a ser más usados seguirán siendo los fósiles”. Por lo que, en 2035 se requerirán las refinerías de petróleo.
Auto eléctrico.
La sustitución de los vehículos de combustión interna por los que funcionan con energía eléctrica es un hecho que ya está ocurriendo en Uruguay y en el mundo, pero es un fenómeno que, al menos aquí, no avanza a gran velocidad.
“Uruguay puede tomar medidas ambientales más o menos agresivas, pero hay que tener en cuenta que la penetración de los autos eléctricos es muy lenta”, advirtió el presidente de Ancap. Luego se colocó a él mismo como ejemplo: “Mi hija siempre me dice, ‘yo me muero de ganas de que un periodista te pregunte si comprarías un auto eléctrico’. Y yo lo compraría perfecto, cuando sea más conveniente que un auto a nafta”.
Stipanicic manejó como argumento que el auto eléctrico “sale caro” y a los ocho años hay que cambiarle la batería y cuesta US$ 8.000, por lo que “no es negocio”.
“Si para comprar un auto eléctrico, cada vez que salgo tengo que hacer el cálculo exacto de cuánto voy a recorrer para ver cuánta energía me queda en la batería, y si además me tengo que pasar una noche entera para recargarlo o asegurarme de que en el garaje de mi casa haya un enchufe para hacerlo, es difícil”, afirmó Stipanicic.
En su opinión, hoy los eléctricos “son autos de alta gama”. Por eso, concluyó que la tasa de sustitución de los vehículos de combustión interna por autos eléctricos es baja. Además, explicó no hay utilitarios eléctricos de cierto porte, por lo que no existe transporte pesado eléctrico y en ese escenario es donde cobra fuerza el hidrógeno. Por eso, dijo, la apuesta de Ancap es “a producir hidrógeno a gran escala”.
“No podemos cobrar tarifas de monopolio”
- ¿Qué responde a las acusaciones de la oposición de que la decisión de no subir las tarifas en realidad responde a un motivo estrictamente político, en las puertas del referéndum contra la LUC?
-Son declaraciones políticas, no quiero entrar en polémica con eso. Lo demostré hace un rato: si tengo US$ 50 millones que caen del cielo, ¿por qué no lo voy a trasladar a los precios? Si alguien le quiere dar una intencionalidad política, que se la dé. Yo lo veo como que a un monopolio no se le puede permitir que cobre una renta monopólica como la que cobraba Ancap en el pasado.
- ¿En comparación a los ejercicios anteriores, ¿cómo se encuentra la empresa?
-En 2020 dio más de US$ 20 millones de pérdida. Pero ese fue un año muy atípico. Y en 2019 había dado una ganancia de más o menos de US$ 40 millones, pero entonces había un modelo de fijación de precios diferente. La crítica que se puede hacer a las gestiones anteriores es que no dependían de la gestión de Ancap, sino de cuánto colchón se hacía en el resultado de la empresa respecto a los precios de los combustibles.
- ¿Cuánto ha resignado Ancap en los últimos meses al vender combustibles por debajo del precio de paridad de importación?
-En el mes de octubre dejamos de recaudar US$ 3 millones; en noviembre US$ 7 millones; y en diciembre, US$ 10 millones, lo que da un total de US$ 24 millones, que se diluyen con la ganancia de US$ 50 millones por las ventas a UTE.