El gobierno definió días atrás el cese de la emergencia hídrica tras el impacto de las lluvias, que permitieron bajar los niveles de sodio y cloruros del agua tras una suba abrupta producto de la histórica sequía. Pero, ¿a qué agua están accediendo ahora los montevideanos y canarios?
Presidencia dejó de comunicar los valores de estos parámetros el 23 de agosto, tras levantar la emergencia. No obstante, OSE continuará divulgando diariamente las cifras de sodio y cloruros de las tres líneas de bombeo de Aguas Corrientes en su página web, confirmaron fuentes de la empresa estatal consultadas por El País.
Los últimos datos se publicaron ayer de tarde, tras el feriado, que muestran valores de sodio por debajo del máximo permitido que rige desde hace una década a partir del decreto 375/11. La norma recoge los límites de la norma UNIT 833, de 2008, que determinan un máximo de sodio de 200 miligramos por litro (mg/l) y de cloruros 250 mg/l, entre otros parámetros.
Como ocurre en los últimos diez días, las tres líneas que abastecen a Montevideo y zonas aledañas están por debajo de los 40 mg/l de sodio, por tanto dentro de los valores históricos de entre 20 mg/l y 40 mg/l de sodio. Para graficarlo, varias marcas reconocidas de agua embotellada se ubican en el entorno de 10 mg/l.
El sabor salobre, poco agradable, también es algo que cambió. Como informó el Ministerio de Salud Pública (MSP) durante la interpelación por la gestión de la crisis hídrica, a mediados de mayo, cuando las concentraciones de sodio superan los 200 mg/l, el agua “podría tener un gusto desagradable”. Lo cierto es que superó los 500 mg/l.
Ademas, a mediados de junio el MSP aumentó por dos meses el límite máximo de trihalometanos (THM) de 1 a 5, para mantener un agua “apta, desinfectada y que no tenga microorganismos”, puntualizó en ese entonces la ministra de Salud Pública, Karina Rando.
Esta suba derivó en cuestionamientos por el impacto de los THM. No obstante, tanto Rando como la academia coincidieron en que este no generaba riesgo para la salud en un plazo acotado. Indicaron que la evidencia de un impacto negativo era por el consumo de niveles altos por décadas.
Las últimas lluvias permitieron no solo sumar reservas en Paso Severino para alcanzar así su capacidad total (ver aparte); sino también reducir la toma de agua más salada, proveniente del Río de la Plata, que se mezclaba con las pocas reservas del río Santa Lucía para evitar un desabastecimiento por su riesgo sanitario.
Consumo
¿Con los valores actuales, los niños y embarazadas, entre otros grupos, deberían seguir tomando agua mineral o pueden consumir la que sale de la canilla sin restricciones? El País consultó a expertos, quienes coincidieron en que no hay riesgos en consumirla en estos niveles.
Claudio Sosa, presidente de la Sociedad Ginecotocológica del Uruguay (SGU), dijo que las embarazadas podrían “tomar perfectamente” el agua con estos niveles reportados. En torno al impacto de los THM, “se habla de valores muy altos por mucho tiempo”, expresó. El agua con estos niveles “no debería ser un problema y una preocupación para una embarazada”, agregó el experto.
Consultado sobre si recomendaría aún el consumo de agua mineral a embarazadas, retrucó que con los niveles actuales reportados el agua de OSE “podría tomarla perfectamente, en forma segura”. “No tenemos por qué decirles que no la tomen”, agregó.
Arturo Briva, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, señaló que los niños, por ejemplo, pueden consumir el agua de la canilla “si los niveles de agua están dentro de lo que autorizó la normativa”, en alusión al decreto 375/11.
“Si el nivel que tiene el agua ahora está en el entorno de los valores históricos, se puede tomar sin restricciones”, graficó el médico. De manera que si el agua está en niveles por debajo de 200 mg/l de sodio, “es de uso habitual, sin ninguna restricción”.
Consultado sobre si recomendaría de todos modos que consumiera agua embotellada, de ser esto posible, añadió: “No, no. Si los estándares de control se mantienen -los de OSE y Facultad de Química- para mí el agua volvió a tener la calidad adecuada para consumirla”. Esto, agregó, aplica tanto para el consumo de niños y de las fórmulas para los lactantes.
Las autoridades insistieron en que el agua de OSE ha sido “segura”. En tanto, muchos pasaron su consumo habitual al agua mineral, que estuvo sin impuestos hasta el cese de la emergencia. De esta forma, ahora, un bidón de 6,25 litros pasó de costar $ 90 a unos $ 130.
Más de 50 millones de metros cúbicos por lluvias
De acuerdo a las últimas mediciones de OSE, Paso Severino, principal reserva de agua dulce para la zona metropolitana, llegó este lunes a 51.292.269 metros cúbicos (m3). Esto es más de 6.000.000 m3 que el jueves pasado. De esta forma, las reservas se acercan a la capacidad total de 67.000.000 m3. Dicho llenado no ocurre desde noviembre pasado, como informó El País. En esta crisis hídrica fue la primera vez que la reserva tuvo una caída por más de cuatro meses seguidos, desde su apertura en 1986.
Enfermos crónicos renales también pueden consumirla
El nefrólogo Óscar Noboa, exintegrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), se expresó, en declaraciones a El País, en la misma línea que sus colegas médicos sobre el consumo de agua de la canilla de OSE, en este caso para los enfermos renales crónicos.
El también director del Centro de Nefrología del Hospital de Clínicas dijo que “no hay restricción para tomar esta agua”, así como dijo desconocer los niveles actuales de THM.
El País intentó sin éxito obtener esos datos tras una consulta a la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea). En tanto, en los últimos informes del organismo público no se señaló un aumento, tal como se había destacado a comienzos de junio.
Noboa señaló que quienes acceden a diálisis “pueden” tomar el agua de la canilla en la cantidad deseada. “No tiene ningún problema para el consumo humano libre”, y por tanto, “no hay inconveniente”, dijo el experto.
El MSP recomendó a comienzos de mayo “evitar en lo posible el consumo de agua de OSE, asesorado por su médico tratante” tanto para quienes tengan una enfermedad renal crónica, una insuficiencia cardíaca, cirrosis y para las embarazadas.
Por otro lado, Noboa sugirió revisar el sodio de las aguas embotelladas, que en algunos casos no solo superan el valor de agua de OSE (máximo 30 mg/l), sino que se acercan a los 200 mg/l, el valor máximo permitido.
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