El Viernes Santo, sexto día de la Semana Santa, es de las fechas con más relevancia dentro de la celebración religiosa. Este día recuerda la muerte de Jesús de Nazaret, y antecede a la celebración de las Pascuas en el Domingo de Resurrección.
Jesucristo, tras haber pasado por torturas y haber sido enjuiciado por Poncio Pilato ante una muchedumbre -que prefirió liberar al ladrón Barrabás-, recibió una corona de espinas sobre su cabeza y una cruz con la que debió caminar hasta el monte del Calvario.
Fue crucificado y, para certificar su muerte, le clavaron una lanza en el costado, pero no le quebraron las piernas como era costumbre durante esa clase de ejecuciones. Acto seguido, salió agua y se cumplieron las escrituras. “No será quebrado hueso suyo”, según Juan 19:36. Pasado este episodio, José de Arimatea se encargó de recuperar el cuerpo de Cristo y entregarlo a su madre para ser depositado en un sepulcro.
Según información compartida por el Vaticano, el día en concreto antiguamente era celebrado como una fecha de luto en la que se solía abstenerse de comer y beber, pero luego terminaría significando la celebración de la solemnidad más tradicional de cada viernes en la Semana Santa.
La liturgia del Viernes Santo está compuesta por tres momentos primordiales tales como la Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y Comunión, y con cada uno de estos ritos que conforman el conjunto de prácticas establecidas para llevar a cabo actos ceremoniales, se evoca e invita a los fieles a fijar su mirada en aquel Cristo que murió en la cruz para llevar a cabo la misión que el Padre Celestial le había confiado: salvar del pecado a la humanidad y darle la vida eterna.
Cabe resaltar que el Viernes Santo y el día siguiente solo se celebran dos sacramentos: la penitencia y la unción de los enfermos, y como día central, la Iglesia católica le rinde honores a esta fecha tan especial de la Semana Santa a través de la celebración de la Pasión del Señor donde se acostumbra a apagar las luces y guardar silencio al comienzo del acto litúrgico.
Este viernes, además, familias creyentes en todo el mundo se abstendrán de comer carne. Esto es porque lo asocian con el cuerpo de Jesús, y hacerlo se consideraría una falta de respeto.
Como parte de las costumbres vinculadas a este día de la Semana Santa, las imágenes de Jesucristo en las iglesias, por ejemplo, son cubiertas con tela violeta, y se descubren el Domingo de Resurrección, la Virgen María es vestida de negro, se reza el Vía Crucis, y se meditan sobre las últimas 7 palabras que Cristo mencionó estando en la cruz:
- «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»
- «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso»
- «¡Mujer, ahí tienes a tu hijo! ¡Ahí tienes a tu madre!»
- «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?»
- «Tengo sed»
- «Todo está consumado»
- «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»
El Comercio (GDA).