Sin pistas tras cinco años del doble crimen de Migues

Reclamo. Hermana de una de las víctimas exige justicia

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CANELONES | PATRICIA MANGO

A cinco años del doble homicidio de Migues, que costó la vida de dos amigos, el crimen sigue sin ser aclarado. La investigación nunca se detuvo, pero el hecho sigue inmerso en un halo de misterio. La hermana de una de las víctimas reclama justicia.

Pedro Algaré (72) y Juan López (70) fueron asesinados a balazos ante la vista de la hermana del primero, Violeta Algaré, una sexagenaria discapacitada, fue la única testigo, pero nunca pudo decir lo que presenció.

Todo comenzó al mediodía del 15 de febrero del 2004. Algaré y López eran vecinos, y el segundo acostumbraba a cruzar el alambrado que separaba sus viviendas para pasar ratos de charla en el lugar, en el empalme de las rutas 80 y 81.

Se supone que los asesinos llegaron a robar a Algaré, quien había hecho una operación bancaria el viernes anterior, rememoró a El País Joselo Hernández, vecino de Migues y conocido de la familia.

Los desconocidos llamaron a la puerta y Algaré los habría hecho pasar al fondo de la casa. De ahí en más, todo fue una pesadilla: lo llevaron al baño y lo ejecutaron de un disparo.

En ese momento, López escuchó la detonación y acudió al lugar. Cuando vio la escena quiso huir, pero los asesinos fueron más rápidos: le dispararon cinco veces. Su cuerpo fue hallado colgando del alambrado por el que pretendía huir.

Testigos afirman haber visto a dos hombres que se movilizaban en una moto. Nunca se pudo establecer qué moto era, ni quiénes eran sus ocupantes. "Seguimos investigando, nunca nos detuvimos", dijeron a El País fuentes del Departamento de Homicidios.

INDAGADOS. En aquel momento, "se llevaron alrededor de 60 personas a declarar, de las cuales no se sacó nada", sostuvo Hernández, quien además es edil departamental.

"Se dicen muchas cosas, pero la realidad es que no se ha resuelto", escribió en un comunicado de prensa con el que pretende "que no quede en el olvido" el doble crimen de Migues.

Mencionó otros hechos polémicos, como que se retiró de la investigación a un oficial oriundo de la zona que, "según dice, tenía firmes pruebas".

Y agregó que en el caso, trabajó un oficial actualmente preso por el crimen del chofer de Raincoop Edgard Call.

También hay secuelas sicológicas que el caso ha dejado en la población: se desconfía de cualquiera que vaya a golpear las puertas, porque "podemos estar conviviendo con ellos y no saber", dijo a El País María Cecilia Algaré, hermana del fallecido. A cinco años del crimen, quiere saber quién fue. "Quiero que se aclare, es un caso muy grande para que no se sepa nada", enfatizó.

Cuando se cumplieron dos años del crimen, se hizo una movilización en la que participaron 500 personas.

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