En 48 horas se suicidaron tres policías en Uruguay y en lo que van del año son 16 casos, según el relevamiento del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo (Sifpom). “Es una situación que nos preocupa y venimos reclamando mejor atención en salud mental”, dijo a El País Patricia Rodríguez, presidenta de sindicato.

Los casos vienen en aumento. En 2020 registraron cuatro casos y en 2021 fueron 16. Este año hubo más casos de suicidios de hombres, ocurridos en todo el país, con una franja etaria que va entre los 20 y los 40, en algunos casos se usó un arma de fuego, según el relevamiento del sindicato.

Desde el sindicato reclaman mayor atención en salud mental y políticas de prevención del suicidio. “Somos una población vulnerable. El policía vive a diario situaciones de violencia, a veces extrema. Debería haber un abordaje cotidiano, con psicólogos accesibles en la emergencia para atender las situaciones violentas, no el psiquiatra que te receta una medicación y tenés hora con el psicólogo para dentro de dos meses”, planteó Rodríguez.

Depresión, ansiedad, situaciones de acoso laboral y sexual son los principales problemas denunciados por el sindicato.

Hace dos meses presentaron un proyecto para atender esta problemática y lo entregaron al Parlamento y al Ministerio del Interior. Desde el sindicato cuestionan que no hubo respuesta.

Uno de los problemas que plantean es el perjuicio económico que tiene una certificación en salud mental: una vez que se prescribe una medicación, se les quita el arma, no pueden realizar los servicios de 222 y pasado un plazo, que suele ser de 60 días, pasan a cobrar un subsidio del 65% del salario, el seguro transitorio de incapacidad parcial. Hoy, la situación los preocupa porque en el proyecto de reforma de la seguridad social se plantea que el subsidio comience a partir del 45%. Además, cuestionan las demoras para acceder a la atención de la Junta médica, que lo hace en Montevideo o por zoom.

Por su parte, Rodríguez planteó que certificarse está mal visto dentro de la Policía. “No se cultiva la empatía con el compañero, sobre todo en salud mental, se ve como una debilidad”, concluyó.

El lunes el director de Convivencia Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, manifestó su preocupación por los recientes suicidios: “Diría que tenemos un problema realmente como sociedad. Creo que si le falta a toda la sociedad, seguramente también nos falta a nosotros. Es un tema que se está encarando, que no nos es esquivo, que nos preocupa”. “Es un problema uruguayo, grave”, añadió.

Esa noche, tras la conferencia, se confirmó un nuevo suicidio.

Darwin Borrelli/Archivo El Pais

“No hay contención. A mí jamás me llamaron para ver si necesitaba algo, para ver cómo estaba, ni del Ministerio del Interior ni de sanidad policial. Nunca me llamaron”, dice un efectivo del interior del país que prefirió el anonimato. Tiene 46 años y más de 20 como policía.

Desde 2021 tiene un diagnóstico de depresión, que incluyó un intento de suicidio. Primero fue diagnosticado por estrés, luego depresión. Con ese certificado se presentó en su lugar de trabajo, le quitaron el arma, el chaleco antibalas y pasó a hacer tareas administrativas.

A las 72 horas recibió una junta médica presencial, que comprobó el certificado. Siete meses después tuvo otra junta, que lo derivó al subsidio, por zoom. “No me vieron personalmente y nunca más me llamaron”, dijo. Como seguía sintiéndose mal, lo enviaron a su casa.

Con ese diagnóstico, tuvo atención psicológica tres meses en Montevideo y le ofrecieron continuarla en su ciudad. Prefirió pagar su propio psicólogo. “No confío en la institución, no quiero que mis jerarcas lean mis informes psicológicos, es mi vida privada”, afirmó.