Han pasado dos años desde que el edificio Caicobe del barrio Villa Biarritz fue el epicentro de un enorme estruendo por la explosión de uno de sus apartamentos del tercer piso. Si bien lo material parece estar prácticamente recuperado, los vecinos siguen narrando las secuelas que dejó en ellos. Y al mismo tiempo, sienten que hay preguntas y medidas que aún no fueron tomadas en cuenta.

El impacto en las víctimas ha sido diferente. Una de ellas regresó tiempo después y encontró una taza de café encima de la mesa como si el tiempo se hubiera congelado. Horas después del siniestro, otro damnificado debió ir al garaje donde tenía cajas con ropas viejas y juguetes que donaría y con eso, su familia y él se vistieron durante dos años.

El accidente ocurrió en la mañana del 22 de julio de 2022. La enorme explosión, producida por una concentración de gas en uno de los apartamentos, fue de tal magnitud que provocó daños en fachadas de torres de apartamentos ubicadas al otro lado del parque Villa Biarritz. Y la onda expansiva llegó hasta Carrasco. Muchos pensaron que había sido un atentado.

La explosión destrozó varios pisos del edificio ubicado en Leyenda Patria e Hidalgos. Como consecuencia del accidente fallecieron tres personas y 13 resultaron heridas.

A las pocas horas del siniestro, funcionarios de Bomberos ordenaron tapiar los pisos afectados con chapones de madera, mientras que la Policía estableció una zona de exclusión porque se suponía que parte del edificio corría riesgo de derrumbe.

En los días siguientes, la explosión por un escape de gas por cañería fue investigada en la esfera penal. El accidente fue indagado por la fiscal Sabrina Flores, quien archivó el expediente 40 días más tarde luego de recibir un pericia de Bomberos sobre las causas de la explosión. El informe indicaba que el gas se acumuló en el interior del apartamento del tercer piso por la desconexión de una manguera que conectaba la válvula de paso con el anafe.

A través de sus abogados, las víctimas solicitaron la reapertura y el reexamen del expediente porque entendieron que no se habían analizado todas las pruebas. El caso fue estudiado esta vez por la fiscal Silvia Pérez, quien también ordenó su archivo.

En una reunión con propietarios de apartamentos realizada al día siguiente del siniestro, la empresa aseguradora del edificio se comprometió a pagar los costos de apuntalamiento de los tres inmuebles más afectados por la explosión -en el cuarto piso la losa se combó hacia arriba por la magnitud del estruendo- y del tapiado de varios balcones que daban a la calle. Esas reparaciones, según dijo a El País un experto en daños edilicios, rondarían los US$ 2 millones, mismo monto del seguro contratado por los propietarios.

Ayer, en una entrevista colectiva, residentes de los apartamentos dañados por el siniestro relataron sus peripecias.

Desde un primer momento, dijeron, la empresa aseguradora costeó gastos de hotelería para los damnificados. Luego, algunas familias debieron irse a sus casas de veraneo y otras enfrentaron el problema de la vivienda.

“Han pasado dos años. Lo vivido en este tiempo nos afectó a todos porque tuvimos que salir de nuestras viviendas de un momento a otro. Los sufrimientos fueron distintos”, explicó a El País uno de los propietarios.

Foto: Francisco Flores

La explosión dejó secuelas materiales y anímicas para los dueños de los apartamentos afectados por la explosión de gas. Hoy las obras están prácticamente terminadas. Solo faltan pequeños detalles como cualquier inmueble hecho a nuevo. Fue de gran ayuda la estructura noble del edificio Caicobe, construida en otro momento de Uruguay. Esa fue una ventaja para los propietarios inmersos en un trama que trastocó sus vidas. Si fuera un edificio endeble, el número de víctimas sería mayor, aseguraron.

“Las familias están volviendo. Hablo un poco por el caso de mi familia. Estamos haciendo la prueba de volver a nuestro apartamento. En el caso de mi familia, mi señora fue la que más impacto sufrió después de la explosión”, relató uno de los vecinos.

Y agregó que el regreso no es fácil, sencillo. “Por ahora cruzo los dedos. Estamos bien. Hay muchas cosas que nos hacen acordar el tema, pero en la balanza ponemos lo lindo que es volver y estar con los niños de nuevo en el apartamento y en el barrio. Resumiendo lo anterior, las familias están en proceso de retorno”.

No obstante, la víctima recordó que después de la explosión pretendió ingresar a su apartamento para rescatar ropas para su familia. Lo obligaron a ponerse un casco, ser acompañado por bomberos y firmar un documento que eximía de responsabilidad si había un derrumbe. Antes de entrar a su vivienda destrozada, el propietario veía desconsolado cómo sus vecinos que no habían sido afectados bajaban por la escalera con bolsas llenas de ropas.

“Lo vivido en este tiempo nos impactó a todos. El siniestro nos echó sin aviso; fuimos expulsados violentamente”, resumió otro de los vecinos.

Como toda tragedia, los apartamentos ubicados más cerca del epicentro de la explosión fueron los más dañados. Uno de los damnificados relató que perdió todo lo que tenía dentro de su apartamento, ya que estaba a poca distancia del estallido. En estos dos años, relató, “se vivió, se sufrió. Hoy estamos en la etapa de reconstrucción”.

-¿Qué van hacer de aquí en más?.

-Recién estamos volviendo a casa- respondió uno de los damnificados-. Eso significa ocuparnos de un montón de servicios como las reconexiones de wifi y UTE, entre otras. Aunque parezcan cosas menores, casi tenemos que empezar de vuelta. Después, estamos preocupados para que este tipo de cosas no vuelvan a suceder. Lo que tenemos es un montón de preguntas. Esto para nosotros fue inesperado. Nada nos avisó que iba a suceder. Estamos convencidos que la explosión fue una muestra de fallas que no pueden repetirse en ningún lado. Lamentablemente no hubo mayores satisfacciones en ese sentido.

-¿Evalúan una demanda civil?

-No quiero adelantarme. Estamos haciendo todo colectivamente. Seguimos buscando respuestas sobre lo que pasó. Hubo una fuga enorme de gas que no se detectó en su momento. Era lo único que nos podía haber protegido. Salí del apartamento 20 minutos antes de la explosión y no sentí olor a gas. Existen medios para evitar que esto suceda.

Así, el propietario alude a que la empresa distribuidora de gas debió poner una mayor cantidad de odorantes químicos al gas natural, para que pudiera detectarse una fuga.

Foto: Francisco Flores

Marianela Melgar

Abogada dice que se evalúa juicio civil

La abogada Marianela Melgar, asesora de las personas afectadas por la explosión en el edificio de Villa Biarritz ocurrida en 2022, dijo a El País que los damnificados evalúan presentar una demanda civil contra la empresa que suministraba gas a algunos apartamentos del inmueble. “Ahora los dueños de los apartamentos afectados tratan de volver a sus casas. Algunos no terminaron aún las obras de sus apartamentos. Luego evaluarán la situación” legal, reiteró la profesional.

Tras remarcar que todavía no hay ninguna decisión al respecto, Melgar dijo que las víctimas de la explosión todavía tienen tiempo para iniciar un reclamo civil contra la empresa que abastecía de gas a algunos apartamentos del edificio Caicobe.

Melgar recordó que la fiscal Silvia Pérez, quien debió reexaminar la existencia de un eventual delito en el siniestro, dejó abierta en su resolución una posible responsabilidad civil en el accidente.

La abogada destacó, al igual que propietarios de apartamentos afectados, que “no hubo posibilidad alguna” de prevenir el accidente, porque “se probó” que no había olor a gas en el edificio momentos antes de la explosión.

A juicio de Melgar, si la empresa hubiera cumplido con la normativa, se hubiera sentido olor a gas en el edificio. Agregó que en 2014 el propio Sindicato del Gas ya advertía que las empresas colocaban menos olor en el gas doméstico.