Kibón, Prado, Parque Rivera y Colón fueron escenarios de las primeras “guerrillas” con pistolas de hidrogel en Uruguay. Este tipo de juguete se puso de moda. Es común verlo por las calles. Y más de uno ya se ha pegado un susto porque algunos, en su aspecto, se parecen demasiado a armas de verdad.

“Vení que te voy a llenar la panza de tiros”, fue uno de los tantos gritos que se escuchó el pasado miércoles en una de estas “guerrillas” en una plaza del barrio Colón. El duelo había sido convocado previamente en redes sociales. Sobre todo, Facebook e Instagram se han visto inundados, en las últimas semanas, de fotos y videos de jóvenes mostrando sus pistolas de hidrogel.

“Yo estaba en el ómnibus y me asusté porque vi por la ventana cómo me apuntaban con un arma. Después de que escuché sobre el tema, me di cuenta de que era de este tipo”, dijo a El País Sofía, una vecina de Malvín Norte.

“Esperaba en una parada cuando sentí un impacto en mi hombro y, al levantar la cabeza, vi cómo estaban disparando desde un auto a la gente que pasaba”, señaló a El País Eduardo, vecino de Pocitos.

“No comparto a quienes hacen cosas indebidas. Nuestra idea es organizarnos para tener instancias para hacerlo ordenadamente y divertirnos de forma sana”, señaló, en tanto, Santiago, uno de los principales impulsores de esta actividad y quien aceptó conversar con El País sobre esta nueva moda.

Con el objetivo de obtener un espacio público en el cual poder llevar adelante estas guerras y “no molestar” a quienes estén disfrutando de los espacios públicos, el jueves los amantes de estas “guerrillas” mantuvieron una reunión con un representante de la Intendencia de Montevideo (IMM).

Uno de los lugares propuestos por los organizadores para llevar adelante esta actividad fue el Parque Rivera. “Nos parece una buena zona por sus características”, explicó Santiago, y agregó que su intención es ocupar “únicamente una pequeña porción” del lugar.

La comuna, en tanto, aún no les ha dado una respuesta.

Foto: Ignacio Sánchez/El País.

La dinámica se volvió habitual en varias partes de Montevideo, aunque también en el interior se replicaron estas instancias, que son copiadas de otros países de la región, como Argentina y Paraguay.

Personas sin distinción de edad, aunque especialmente adolescentes, se reúnen en un lugar público espacioso y se dividen en bandos para dispararse, imitando una guerra.

Algunos deciden exponerse e ir hacia el frente, mientras que otros prefieren resguardarse detrás de árboles, aprovechando el gran alcance que tienen estas pistolas. Algunas tiran sus municiones en distancias mayores a los 30 metros.

“Nuestra idea es divertirnos. Siempre pedimos a quienes asisten que usen protección y que no disparen a gente que no tiene nada que ver”, señaló Santiago y confesó cuál es el mayor temor de los amantes de este nuevo entretenimiento: que, como en otros países, este tipo de pistolas se terminen prohibiendo.

Al momento, no obstante, ya han existido instancias en las que tuvo que intervenir la Policía. Fue el caso de la primera gran “guerrilla” organizada en Montevideo, en la rambla de Kibón, donde la concentración de gente fue tanta que se llegó a cortar el tránsito de la zona.

En respuesta, intervino la Guardia Republicana y la Policía, con el objetivo de controlar la situación y delimitar una zona.

Consultado por El País, en tanto, el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, dijo que el uso de estas pistolas “no es una preocupación” hoy para la cartera, y que no han recibido denuncias al respecto.

Foto: Ignacio Sánchez/El País.

Páginas de internet, redes sociales y tiendas físicas. Estas armas ya están siendo vendidas por todas las vías posibles. Los precios van desde los $ 2.000 y pueden conseguirse pistolas que simulan ser rifles automáticos como los conocidos AK.47, P90 o MP5.

Los balines para recargarlas también se venden por todas partes, aunque su precio es mucho más accesible. Dependiendo de la página, por $ 200 pueden conseguirse más de mil orbes. Su tamaño pequeño, pero tras dejarlos más de cuatro horas en agua se agrandan.

Más allá del dolor que pueda generar el impacto, médicos consultados por El País señalaron que, por el tamaño que pueden adoptar, son un peligro para el organismo en caso de ser ingeridos. También señalaron que no se recomienda el uso de estas armas, sobre todo en menores de 14 años.