Uruguay tenía 3.499.451 personas en 2023, lo que implicó un leve aumento de 2,5% en comparación con el 2011. Así lo informó el martes el INE, junto con otros datos, como la cantidad de hijos que tienen las mujeres y la movilidad interdepartamental de las personas para estudiar y trabajar. El director del instituto recibió a El País para explicar los datos y responder a los cuestionamientos que recibió por la tasa de omisión.
-En los últimos años, en Uruguay han fallecido más personas de las que nacieron. ¿Cómo se explica, entonces, que el Censo 2023 mostrara un aumento de la población?
-El censo compara 2023 con 2011, período donde la población creció apenas un 2,5%. Durante esta etapa, la natalidad estuvo más alta que las defunciones hasta 2020, año en el que se dio un revés. Asimismo, el censo no alcanza a los emigrantes porque, por definición, están fuera del país. No obstante, todo indica que la inmigración compensó la emigración, por lo que el saldo migratorio estuvo en cero o cercano a cero. Entonces, si esta hipótesis es correcta, la explicación del crecimiento poblacional es el crecimiento natural de los primeros años censados.
-El problema sería si continúa, como en los últimos tres años, una tendencia de menos nacimientos que fallecimientos...
-Exacto. El Censo 2011 hizo proyecciones poblacionales: se le pegó bastante a la expectativa de mortalidad -aunque obviamente nadie previó la pandemia- y se le erró de forma fuerte a la de natalidad -porque el futuro es difícil de predecir- dado que hubo una caída brusca a partir de 2015. Esto es lo que explica que la población en el Censo 2023 sea menor a la que se previó en el Censo 2011.
-El censo también reveló que la población se multiplicó por tres pero las viviendas por once. ¿Qué hay detrás de este fenómeno?
-Para que pueda ocurrir, tiene que haber desarrollo económico, por lo que es una muestra de que hubo crecimiento y recursos. También sucedió que hubo una mayor demanda de viviendas porque cada vez viven menos personas en cada hogar. Esto se ve en el aumento de los hogares unipersonales, que pasó de uno de cada 10 en 1985 a tres de cada 10 en 2023.
-El aumento de viviendas sucede al mismo tiempo que crece la población que vive en la calle...
-Estas cifras son promedios y hay una mejora de las condiciones de vida en comparación con cuatro décadas atrás. Pero hay heterogeneidades y desigualdades en el país, y los censos son muy buenos para verlas porque permiten poner lupa sobre áreas geográficas muy pequeñitas y hacer cortes de datos ínfimos. Hay heterogeneidades fuertes -por supuesto dentro de Montevideo que, cuando uno vive acá, las conoce mejor- entre la costa sureste y el norte del país, dado que sigue existiendo esa división hacia el norte y sur del Río Negro. Incluso, cuando uno mira indicadores por fuera del censo, al norte son zonas con niveles más altos de pobreza e informalidad laboral. Tenemos que poner un lente muy fuerte, sobre las desigualdades en el vector geográfico, y también en las desigualdades por rangos etarios.
-Canelones es el departamento del que más personas salen para trabajar, lo que se podría explicar por aquellos que viven en la Costa de Oro pero trabajan en Montevideo. ¿Creció lo que se conoce como el área metropolitana?
-Tenemos que volver a definir lo que es el área metropolitana. Antes era la parte de Canelones que estaba muy cerca de Montevideo, pero hoy vemos que hay personas que viajan de manera diaria a la capital desde todo el departamento y, además, el suceso se está extendiendo a otros lugares como San José y Maldonado. Ciudad del Plata, por ejemplo, es un lugar de donde viajan varios miles de personas todos los días. Tiene que ver, por un lado, con una mayor disponibilidad de transporte -aumentó la cantidad de gente que tiene auto-, y las doble vía que hacen que el tránsito sea más fluido. Y, por otro lado, este fenómeno se vincula con el teletrabajo, con que la gente puede irse de Montevideo y seguir con su labor de manera remota. La capital ha estado perdiendo gente de manera fuerte, sobre todo, población que se va para Maldonado y Canelones.
-Pero, al mismo tiempo, todos los días viajan muchas personas a Montevideo, lo que confirma el centralismo que hay en Uruguay.
-Eso es así. Además, a veces los límites departamentales son caprichosos. ¿A la gente le hace alguna diferencia vivir en Solymar y decir que es un departamento distinto? Hoy la costa está completamente integrada, la única diferencia son 10 minutos más o menos de viaje.
-A partir del Censo 2023, ¿hay una intención de redibujar el área metropolitana?
-Es más un concepto, pero sí, me imagino que los investigadores, cuando analicen estos datos, van a entender a qué podríamos llamar la nueva área metropolitana. Teniendo en cuenta las características de gente que duerme en una ciudad que no está en Montevideo pero sí que está conectada con la capital. Va a haber que discutir el tema, al menos de forma conceptual y no formal, para entender qué es lo que está muy conectado desde el punto de vista de la cotidianeidad de las personas.
-Hace un tiempo se dio a conocer que el INE va a tener la información de la movilidad de los celulares de manera anónima. ¿Eso permitirá tener datos reales sin esperar un nuevo censo?
-Esa información sería extremadamente útil para tener estimaciones de población, casi que en tiempo real. Ya hemos utilizado información, llamémosle no convencional, para tener algunas estimaciones alternativas a la población durante el censo, incluso para chequear los datos. Estamos en proceso de obtener la información (por los celulares). De hecho, en estos días tenemos instancias de conversación con las telefónicas. Nuestro objetivo en estas reuniones es poder enfatizar la importancia de los datos para el país -no para el INE- y que se entienda que son una especie de bien público.
-¿Las operadoras están de acuerdo con la iniciativa?
-Hemos avanzado bastante en el proceso, de todas maneras, requiere algunas charlas adicionales para explicarles la importancia de los datos. No son pedidos caprichosos; los datos identificados no los pedimos antes ni los queremos ahora. Son cantidades que no amenazan la privacidad de nadie. A partir de esta información, se podría tener dinámicas poblacionales y de estimación de población en áreas muy pequeñas. Servirá, además, para saber dónde hacer rutas o entender qué servicios son necesarios para las personas que se desplazan de un punto a otro.
-La estimación de la omisión total se situó en 10,3% en la Encuesta Nacional de Evaluación Censal. Es decir, de gente que no contestó. ¿Qué sucedió? ¿Se podría haber hecho algo diferente para que ese porcentaje fuera más chico?
-Tenemos tres fuentes de información: las entrevistas presenciales, los cuestionarios web y los registros administrativos. Entonces, no se tiene una omisión del 10,3% cuando se suman las tres fuentes. Dimos una población de 3.499.451 y, si vas a la base de datos, hay 3.499.451 individuos con información. No hubo omisión: en la parte presencial y web hubo un 3,9% (propiamente de omisión) y un 6,4% de no respuesta -había gente en la casa, pero no logramos que abrieran la puerta-, aunque se complementó con fuentes de registros administrativos. ¿Qué ocurría en los censos en Uruguay y qué sucede usualmente en América Latina? En el Censo 2011 estimamos que la población era de 3.412.000 habitantes y, si vas a la base de datos, tenés 3.280.000 individuos. El resto no sabés quiénes son, qué sexo y edad tienen, y dónde vivían. En el Censo 2023 tenemos información para todos los individuos. Hicimos lo mismo que Nueva Zelanda en sus censos de 2018 y 2023. De hecho, técnicos neozelandeses estuvieron dando asistencia técnica al INE y visitamos el país. Hay que cambiar el paradigma al entender que, lo que era antes, no es ahora.
-Pero los registros administrativos, por ejemplo, ¿dan información sobre la movilidad de las personas, si tiene aire acondicionado? Imagino que tienen cierta limitante.
-Sí, pero tenés información para todos y antes tenías un pedazo que no sabías quiénes eran. Tenés un número más acotado de variables, pero sabés al menos su sexo, edad y algunas características más. Soy de Minas de Corrales en Rivera, lugar que en 2011 tenía, según el censo, 3.700 habitantes e, insisto, no es un problema del relevamiento anterior, sino de cómo se hacían las cosas. ¿Eran 3.700? No, había omisión y no teníamos ni idea de cuál era esa omisión. Hoy, el dato que damos incluye a todos porque, por registros administrativos, sabemos sobre aquellos que no logramos que nos abrieran la puerta.
-La estimación de omisión en asentamientos de la Encuesta Nacional de Evaluación Censal es de 15,5%. ¿Por qué no se pudo lograr una mayor cobertura?
-Se complementó con registros administrativos. La omisión también fue alta en el censo anterior y ahí no tenías los registros administrativos. Otra vez, no critico el censo anterior. Esto ocurre en todos lados. A veces no se entiende que esto es lo normal y que tenemos una fuente que permite solucionar el tema. No quiero generalizar que asentamiento es igual a peligrosidad, porque en algunos lados sí y en otros no. Pero hay lugares donde nosotros entrábamos con la Guardia Republicana -no con una camioneta, sino con el vehículo pesado- y motos circulando continuamente alrededor de una manzana, mientras censábamos. Tuvimos que evacuar zonas porque estaban a los disparos. Esa es la realidad. Entonces, creer que el censo puede hacer milagros... Bueno, creo que hicimos una especie de milagro al poder incorporar información de registros administrativos. Nosotros recorrimos más de 80.000 manzanas y más de 120.000 puntos rurales. Por supuesto que vas a dejar a dos personas en algún lado.
“Hay que matizar el ‘se demoró’ ”
-Se demoró en publicar los datos y aún quedan muchos por conocerse. ¿Qué sucedió?
-El “se demoró” hay que matizarlo. Uruguay es de los que está publicando los datos en el menor tiempo entre los países de la región. Además, estamos poniendo a disposición de todos los usuarios los datos más desagregados posibles, que son los microdatos. Por ahora se accede en un ambiente seguro en el INE, porque todavía no están anonimizados. Lo que ocurre en otros países es que se demora mucho tiempo y se va liberando la información de a pedacitos. Entonces, no es cierto que en Uruguay se demoró mucho, sino el tiempo que lleva el proceso de validación y de integración de los registros administrativos.
-Lo vinculado a los asentamientos aún no se publicó. ¿Cuándo va a estar?
-Querríamos sacarlo lo antes posible. Estamos trabajando con el Ministerio de Vivienda. Querría que estén en enero o febrero, a más tardar. Deberíamos tener como mínimo -después se puede jugar mucho más con los datos- dónde están los asentamientos, el número de viviendas y la cantidad de personas con alguna caracterización de rangos etarios y edades. Luego seguramente podremos avanzar en otras caracterizaciones de esta población.
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