POLÉMICA
Cabildo Abierto quiere discutir la ley del aborto, pero por ahora no parece recoger apoyos.
La interrupción voluntaria del embarazo volvió a colocarse en la agenda política cuando el coordinador en temas de salud de Cabildo Abierto (CA) -Fernando Silva- afirmó en un documento que se trataba de un “holocausto silencioso”. El líder de CA, Guido Manini Ríos, por su lado, ya había dicho que quería volver a retomar el debate sobre la ley que despenaliza y regula el aborto, aprobada en 2013.
“Era esperable”, dice la activista y directora de Mujer y Salud en Uruguay (MYSU), Lilián Abracinskas. Y agrega: “Está en su programa. Además, en la campaña electoral Manini Ríos expresó preocupación por la baja tasa de fecundidad en el país, y dijo que el aborto incide en eso”.
El argumento manejado por Silva en este caso es que no es de recibo decir que por el hecho de que el aborto se siga practicando, haya o no haya ley, “los homicidios también existen y no por eso se legalizan”.
“Si hay algo que ha quedado claro es que el aborto no es un homicidio, ni aún en el código penal tal cual está tipificado hoy. El ‘delito’ de aborto es distinto al homicidio, porque uno es un acto consumado entre personas, sujetos de derecho, y el otro es altamente polémico y tiene que ver con cómo se considera el proceso vital en curso. En este país, incluso si se mantuviera el aborto como delito, no se considera como persona con derechos hasta 24 horas después de haber nacido”, dice Abracinskas, quien señala que las políticas restrictivas en cuanto al aborto nunca pudieron erradicar esta práctica. Entre otras cosas, dice la activista, porque no se puede imponerle a alguien una maternidad.
En el sistema político, la idea de Cabildo Abierto de volver a poner en debate la ley fue tomada con cautela. El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Lema (PN) dijo a El País que “estar en contra del aborto estamos todos, por decirlo de alguna manera. No es que uno esté a favor”.
“Pero acá hubo un pronunciamiento de la población (la convocatoria a referéndum para derogar la ley en 2013, que solo alcanzó aproximadamente el 9% de las adhesiones), y en lo personal respeto la voz ciudadana. Eso no quita que uno pueda volver a discutirla, pero ahora estamos con otras prioridades. Cualquier legislador está en todo su derecho de plantear lo que considere conveniente, pero no quiero entrar en consideraciones sobre por qué lo dicho por Cabildo Abierto en este tema. Tenemos por delante, además, una discusión sobre la eutanasia”, agregó.
El expresidente colorado Julio María Sanguinetti fue más lacónico: “Mire, le voy a contestar con una frase: ese es un tema de larga discusión en el país, que planteamos hace muchos años y que el país ya ha laudado, conforme a lo esperado. Punto”, dijo Sanguinetti, a quien le parece más urgente discutir otros temas.
El planteo de Cabildo Abierto coincide con el debate que se volvió a abrir en Argentina respecto del aborto, dado que el presidente argentino envió al Congreso de ese país un proyecto de ley que apunta a despenalizar la interrupción del embarazo.
Cifras
De acuerdo a las más recientes cifras oficiales, en Uruguay se contabilizaron el año pasado 10.227 casos de interrupciones voluntarias del embarazo, un leve descenso (146 menos) en comparación con 2018).
A su vez, el del año pasado fue el primer registro de un descenso en la cantidad de intervenciones desde que estas se miden con datos certeros. Anteriormente, la cantidad de abortos siempre registraron un crecimiento.
Imitando a Uruguay
“El texto que mandó Alberto Fernández al Congreso es muy bueno y retoma el espíritu del proyecto de ley que se presentó en Uruguay en 2008, en el cual Tabaré Vázquez vetó los artículos referidos al aborto”, dice Lilián Abracinskas sobre la iniciativa argentina. “Uruguay ha sido un espejo para muchos países en este tema desde que acá se aprobó la ley que despenaliza el aborto”.
El demógrafo Juan José Calvo afirma que es un “disparate” pensar que la cantidad de interrupciones de embarazo influya sobre la baja tasa demográfica uruguaya. “Lo hemos dicho varias veces. El bajo crecimiento demográfico tiene que ver con el descenso de la fecundidad. La cantidad de abortos está ‘planchada’ desde hace años”, dice Calvo.
Y explica que hay que tener claro algunos conceptos, que son distintos aunque estén vinculados: “La natalidad es una cosa, la fecundidad otra y la fertilidad otra. A menudo se confunden. La fertilidad es la capacidad biológica de procrear. La natalidad es el fenómeno demográfico que vincula el número de nacimientos con el total de la población. Cuando decimos que tenemos 38.000 nacimientos al año, eso es una medida de la natalidad. Y la fecundidad es la cantidad de hijos que tienen las personas”.
La baja tasa de crecimiento demográfico uruguayo, dice, es más antigua que la ley del aborto. “Uruguay nunca tuvo natalidad alta porque la fecundidad ha sido baja y continúa descendiendo. El bajo crecimiento demográfico obedece principalmente a que la gente quiere tener pocos hijos”, anotó.