Accidentados graves en siniestros de tránsito: en casi el 80% se detectó el consumo de drogas

Investigadores del Hospital Maciel dedicaron un año a la detección cualitativa de metabolitos de cocaína y cannabis en orina entre pacientes traumatizados graves.

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Moto tras siniestro de tránsito.
Problema. La alta incidencia de consumo de droga en pacientes traumatizados preocupa a a las autoridades y el personal médico.
Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

Redacción El País
Una investigación sobre la prevalencia de drogas en pacientes traumatizados ingresados a medicina intensiva del Hospital Maciel relevó una incidencia muy fuerte de cocaína y cannabis entre los accidentados graves en el tránsito.

El estudio sostiene que “las drogas psicoactivas constituyen un factor de riesgo para traumatismos graves ya que alteran el comportamiento y el nivel de conciencia”, por lo que los investigadores se dedicaron durante un año a la detección cualitativa de metabolitos de cocaína y cannabis en orina entre pacientes traumatizados graves que ingresaron a la unidad de cuidados intensivos del Hospital Maciel.

Las víctimas de accidentes de tránsito constituyen más de la mitad de los pacientes incluidos en la investigación, el resto está compuesto por heridos de arma de fuego y arma blanca, agredidos por objeto contuso, otros accidentes e intentos de suicidio.

En el subgrupo de incidentes de tránsito, el 36,9% conductores de motocicleta, 8,1% peatones embestidos, 1,8% ciclistas, 2,7% conductores de automóvil 1,8% acompañantes de automóvil. Se constató la presencia de implementos de seguridad en el 39,6% de los pacientes.

El 77,2% del total de accidentados graves en el tránsito dio positivo en el screening de cocaína y cannabis.

Hospital Maciel
Centro quirúrgico del Hospital Maciel.
Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

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La investigación detalla la importancia de las encuestas toxicológicas para obtener información que puede mejorar el tratamiento de los pacientes adictos en el CTI. Según se indica, en la revisión bibliográfica se reportan pocos trabajos que estudian la agitación y el requerimiento de sedación y analgesia en pacientes críticos traumatizados consumidores de drogas de abuso. “Si bien presentan resultados contradictorios, algunos trabajos han encontrado en este grupo de pacientes mayor despertar excitado, trastornos por consumo de sustancias y desarrollo de síndrome de abstinencia, lo que en algunas series determina un aumento de los requerimientos de ventilación mecánica y estadía en UCI, pero sin diferencias en la mortalidad”, se señala.

La agitación puede formar parte del síndrome de abstinencia a cocaína en su primera fase y/o a drogas depresoras (alcohol, benzodiacepinas), considerando que es tos pacientes son policonsumidores en la mayoría de los casos.

“El despertar excitado y la mayor necesidad de sedación farmacológica podría explicarse por una comorbilidad psiquiátrica o un trastorno conductual de base, lo cual en nuestra experiencia clínica es un hecho habitual en este tipo de pacientes. Identificar precozmente mediante encuesta toxicológica a los pacientes usuarios de drogas es crucial para optimizar su manejo clínico durante su internación”, indica el estudio.

Drogas y armas

La patología traumática es la cuarta causa de muerte en Uruguay por detrás de las enfermedades del sistema circulatorio, de las neoplasias y de las enfermedades del sistema respiratorio, pero corresponde a la principal causa de muerte en pacientes menores de 45 años.

Los datos correspondientes a todo el universo de pacientes, es decir, todos los traumatizados graves, sin distinguir por causa de ingreso, arrojan que se detectó al menos un resultado positivo para consumo de drogas en el 82,9% de los pacientes. Respecto al consumo de cocaína fue positivo en el 55,9%, cannabis en el 64,9% y en el 37,8% para ambas. Los pacientes con screening positivo fueron los más jóvenes y predominantemente hombres. No se hallaron diferencias significativas con relación a mortalidad, necesidad o duración de ventilación mecánica y estadía.

La investigación (a cargo de Vivian Fuellis, Federico Verga, Antonio Pascale, Pedro Grille y Marcelo Barbato) sostiene que estas cifras de prevalencia de cocaína y cannabis son “significativamente mayores a los reportados en la literatura internacional, e incluso el doble que las encontradas en un estudio previo realizado en la UCI del Hospital Maciel en 2015, donde se detectó exposición a cocaína en el 27,2% de los pacientes traumatizados. Además, al considerar al menos un resultado positivo para el screening de drogas, el 82,9% de los pacientes de la serie presentaban consumo de cocaína o cannabis, y el 37,8% de los pacientes presentaba consumo reciente de ambas drogas, lo que marca la alta incidencia de consumo relacionado con la patología traumática y su marcado aumento en los últimos años en nuestro medio”.

Teniendo en cuenta los tipos de incidente traumáticos, el screening positivo fue máximo en aquellos pacientes que ingresaron por heridas de arma de fuego (95,5%), seguidos por arma blanca (90,9%) y agresiones contusas (90%).

Los pacientes con screening toxicológico positivo presentaron mayor incidencia de despertar excitado y extubaciones no programadas en relación con aquellos con screening negativo, pero sin diferencias estadísticamente significativas. No obstante, se precisa que “la presencia de agitación en estos pacientes es frecuente, por lo que el screening toxicológico puede optimizar el tratamiento durante su estancia en terapia intensiva”.

El estudio señala que “la prevalencia de consumo de clorhidrato de cocaína en población entre 15 y 64 años es elevada si la comparamos con el resto de los países de América, (con excepción de Estados Unidos). El consumo de cocaínas fumables como pasta base de cocaína (PBC) se ha extendido en los últimos 20 años en países como Uruguay, Argentina y Brasil. Si bien la prevalencia de consumo de PBC es baja a nivel nacional, su gran poder adictivo y elevada toxicidad ocasionan trastornos psicofísicos severos, así como una grave repercusión en el ámbito familiar y social”. Dicho consumo se relaciona con situaciones de alta vulnerabilidad social, lo cual, asociado en ocasiones a comorbilidad psiquiátrica, facilita el descontrol impulsivo, siniestros y conductas violentas con el resultado de diferente tipo de injuria traumática”.

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