Luego de casi dos años de negociación, se llegó a un acuerdo entre los pobladores de Cabo Polonio y los herederos de la sucesión Tisnés, una familia que poseía 200 hectáreas de terreno al norte del balneario, donde está ubicada la playa La Calavera. De esta forma se puso fin a un conflicto originado hace 30 años.
La solución fue propuesta por un grupo de vecinos y la firma de desarrollos inmobiliarios Balsa & Asociados. Además de regularizar la zona, permitirá conservar las dunas y la riqueza natural del balneario, dos acciones promovidas por el Plan de Manejo del Cabo Polonio y la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama).
Balsa & Asociados adquirió el control del predio, otorgando al grupo de pobladores un derecho de superficie sobre sus terrenos. Desde la firma indicaron a El País que se continuará trabajando en la situación de los ocupantes irregulares, que no formaron parte del acuerdo.
El plan incluye acciones para detener el avance del bosque ubicado sobre la ruta. La Intendencia de Rocha y la Dinama coinciden en que el crecimiento de pinos y acacias sobre las dunas móviles es la principal amenzada para la zona. Los árboles talados serán reconvertidos en madera contralaminada y los vecinos los usarán para mejorar sus casas.
El padrón de la familia Tisnés es uno de los tres que conforman Cabo Polonio, junto al que es propiedad del Estado y el que pertenece a la sociedad anónima Gabasol. El diferendo comenzó hace tres décadas. Los pobladores se instalaron en tierras fiscales, fruto de una expropiación al predio de la familia Tisnés, que finalmente el Estado no llevó adelante. Cuando los herederos recuperaron el terreno, donde estaban los nuevos habitantes, el tema se trasladó a la Justicia.