De pelear en Paraguay y conseguir la medalla de plata en uno de los eventos deportivos más importantes de América Latina, a entrenar en la cárcel tras ser condenado como cómplice de una rapiña. Hace pocas semanas, Alejandro Cardozo peleó a seis rounds con un boxeador argentino en un evento realizado adentro de la Unidad 1, y en febrero fue invitado al Radisson. Ahora aguarda, esperanzado, el día en que pueda recuperar la libertad.
Con la plena sonando de fondo, "El Pantera", como lo conocen en el ámbito del boxeo, entra a conversar con El País por medio de una videollamada desde el patio de la cárcel de Punta de Rieles vieja. Es que el sector en el que él se encuentra está catalogado como "de máxima confianza", por eso tiene un celular autorizado para comunicarse con el exterior. Hacía pocos minutos que había vuelto de un entrenamiento. "Le estamos metiendo como siempre", dice.
Boxea desde los 12 años y ahora tiene 22. Tuvo la suerte de que Juan, su profesor de toda la vida, sea el mismo entrenador que asiste a dar clases a ese centro penitenciario, por lo que desde que cayó preso en setiembre de 2023 sigue manteniendo, aunque tras las rejas, su rutina. "Al principio se hizo difícil encontrar la motivación, pero sé que lo peor ya pasó", reflexiona.
Todavía recuerda con mucha nostalgia octubre de 2022, cuando con 20 años estaba en lo más alto de su carrera. Viajó a Paraguay como parte de la delegación que representó a Uruguay en los Juegos Suramericanos (Odesur), consiguiendo la medalla de plata. Avanzó fases, en semifinales derrotó al boxeador venezolano Jesus Cova, y en un combate muy reñido perdió el oro contra el colombiano José Manuel Viafara.
"Malas juntas, un mal momento de mi vida, sin entrenar y alejado del deporte". Eso, sostiene, fue lo que lo llevó a delinquir, aunque enseguida sostuvo que "acá no hay excusas y hay que hacerse cargo".
En setiembre del año pasado su vida giró 180 grados. "Nunca me lo imaginé. Cuando quise acordarme estaba en este lugar", dice. En ese entonces le quedaba solo un mes para viajar a Chile e integrar a la selección uruguaya de boxeo en los Juegos Panamericanos. Pero hubo un hecho que cambió su suerte.
Tres conocidos suyos se pusieron como objetivo rapiñar un local de celulares ubicado en el barrio Malvín Norte. Luego del asalto, los delincuentes le pidieron al boxeador ayuda para "sacarlos del lugar" y se los llevó con su auto.
A partir de ese momento comenzó lo que hoy cataloga como "la peor etapa" de su vida. Su coche fue reconocido por las cámaras de seguridad, y en un control policial fue detenido y llevado ante la Justicia.
"Asume su responsabilidad en la comisión de un delito de rapiña especialmente agravado, en calidad de cómplice", dice la sentencia en la que se lo condenó a 22 meses de prisión. Ingresó a la Unidad 1 —Punta de Rieles nueva— y luego fue trasladado al sector viejo, donde se encuentra ahora. Dos meses le llevó "caer en la realidad".
"Tiempo aprovechado"
Hace casi un año y dos meses que está cumpliendo pena, y todavía le resta estar algún tiempo más tras las rejas. "Intento no verlo como tiempo perdido, sino como aprovechado para darme cuenta de muchas cosas y valorar lo que antes no valoraba", dice. Además de dedicarse al boxeo, está cursando bachillerato biológico, y espera poder terminar sus estudios.
La cárcel cuenta con un gimnasio y una sala de musculación en la que dedica horas todos los días. Otros materiales necesarios para boxear son llevados por el profesor, quien va los lunes y viernes. El resto de los días, él es quien decide las horas que dedica al entrenamiento.
"El deporte es lo mío, es lo que me gusta. Yo sé que acá es mi superación, la competencia va a ser afuera", reflexiona. Con respecto a su visión de futuro, cuenta que no espera hacerse millonario a costa del boxeo, pero que sí tiene como objetivo "vivir de eso".
Antes de estar preso trabajaba como portero en un edificio de Ciudad Vieja, y había conseguido coordinar los horarios para no dejar de lado el boxeo y seguir entrenando. Espera poder retomar esa vida al salir. "Todos cometemos errores. Uno decide si cambiar y hacer las cosas bien, o seguir el mismo camino que antes. Yo quiero la primera opción".
Su madre, su pareja y un hijo en camino
En el correr de esta semana, Joaquín Abal, abogado de Cardozo, presentará ante la Justicia un pedido de salidas transitorias alegando su buena conducta. La idea es que el boxeador pueda estar presente en los controles de embarazo de su pareja, que ya lleva 25 semanas y espera a Renzo Valentino. La relación entre ellos ya lleva varios años. "Me demostró que es una gran persona", dice el boxeador.
"Lo estuve esperando todo este tiempo", dice Cardozo sobre su futuro hijo. El pedido de las salidas se debe a que la mujer está autorizada a ingresar a la cárcel únicamente hasta las 27 semanas de embarazo, para lo que restan únicamente dos.
Él recuerda constantemente a su familia, en especial a su madre y su hermana, que las cataloga como "de fierro". Parte de su motivación la encuentra en ellas, y se recuerda constantemente una promesa. "Le dije a mi madre que me va a ver triunfar. Confío en que va a pasar porque tengo la mentalidad".
En conversación con El País, el abogado Abal dijo que "deberían haber más cárceles con el sistema de Punta de Rieles viejo, porque incentiva la inclusión social y rehabilitación de los privados de libertad".
Combates y logros
En total lleva más de 20 peleas internacionales. Luego de tocar uno de los techos más altos dentro del deporte sudamericano, decidió comenzar a pelear de forma profesional. En este formato ya realizó dos peleas. Una la ganó por puntos, y la otra por Knock Out.
La última de ellas fue hace algunas semanas, cuando peleó dentro de la Unidad 1 contra un boxeador argentino. El combate fue a seis rounds, lo que representó un desafío porque suele pelear a menos, aunque salió victorioso.
Ya tiene otra pelea en vista para diciembre, y fue invitado para un evento a realizarse en el Hotel Radisson en febrero.
La primera vez que salió de la cárcel fue para un combate "intercarcelario" que se desarrolló en el penal de Santiago Vázquez —exComcar. "Fue un momento de sensaciones encontradas", asegura, ya que era la primera vez que salía de la cárcel para volver a pelear.
"El talento que tengo lo gané gracias a la disciplina de estar preparándome, y pensar en el futuro me motiva me motiva para salir con todo", dice. A los 16 ya había viajado a Chile, donde obtuvo un segundo puesto.
"El deporte es una herramienta para hacer las cosas bien. Yo me siento bendecido. Sé que no soy famoso pero hay mucha gente que me da para adelante y estoy agradecido", concluye.
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