Aniversario del Graf Spee, día 1: una cruenta batalla naval estremece a Punta del Este

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Una recreación de la batalla en la que participó el Graf Spee frente a la costa uruguaya. Foto: Archivo El País

URUGUAY EN LA GUERRA MUNDIAL

El acorazado alemán Admiral Graf Spee se enfrentó con los cruceros británicos Exeter, Ajax y Achilles; por la noche el Spee entró al puerto de Montevideo.

A las 6:17 de hoy, miércoles 13 de diciembre de 1939, un cañoñazo surcó el cielo diáfano de estas vísperas del verano, a 280 millas náuticas de Punta del Este. Y ese estrépito colocó a Uruguay en el mapa de la guerra que sacude al mundo.

Media hora después del amanecer, el vigía del buque alemán Admiral Graf Spee divisó las siluetas de tres navíos de guerra. El capitán Hans Langsdorff interpretó que escoltaban un convoy comercial, por lo cual decidió atacar.

Se trataba de tres cruceros, el Exeter, el Ajax y el Achilles, parte de un grupo de 23 barcos encomendados por el Almirantazgo británico precisamente para dar caza al Graf Spee.

Los cruceros respondieron de inmediato y se desplegaron para obligar a su enemigo a dividir el fuego.

Se generó entonces una intensa batalla, que dejó más de un centenar de muertos entre ambos bandos, 68 en las naves aliadas (casi todos en el Exeter), 36 en la alemana, además de numerosos heridos. Uno de estos, el propio Langsdorff.

Los contendientes.

El Admiral Graf Spee, conocido como “acorazado de bolsillo” debido a sus dimensiones que siguen las restricciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles tras la Gran Guerra (1914-1918), es sin embargo un barco con avanzadas innovaciones.

Su nombre recuerda al vicealmirante Maximilian von Spee, que murió junto a dos hijos en la batalla de las Malvinas, de la cual se cumplieron 25 años la semana pasada.

El estallido de la guerra, el 1 de septiembre de 1939 con la invasión nazi a Polonia, encontró al Graf Spee en alta mar, ya en su misión de capturar y hundir barcos de transporte enemigos, aunque la orden del régimen de Adolf Hitler era evitar entrar en combate con naves de guerra.

Desde el 30 de septiembre pasado, su audaz derrotero de moderno corsario por el hemisferio sur determinó el hundimiento de nueve mercantes. El primero en irse a pique fue el Clement, próximo la ciudad brasileña de Pernambuco. Los últimos fueron el Doric Star el 2 de diciembre, el Tairoa el día 5 y el Streonhalh el 7, en diversos puntos cercanos a África del Sur.

Pese a esa destrucción, el capitán Langsdorff siempre respetó las vidas de los tripulantes de los barcos hundidos, tal como lo prescriben las normas de la guerra naval. Muchos de ellos fueron trasladados al buque de aprovisionamiento Altmark, con el cual se encontraba periódicamente para recargar combustible y vituallas; otros están a bordo del propio Spee.

El Almirantazgo británico destinó 23 buques a la caza del Graf Spee: catorce cruceros, cinco portaviones y cuatro acorazados, divididos en nueve grupos. Uno de ellos, identificado como Fuerza G y al mando del comodoro Henry Harwood, está integrado por los cruceros livianos Ajax (inglés) y Achilles (neocelandés) y el crucero pesado Exeter (inglés). Una cuarta unidad, el crucero pesado Cumberland, se encuentra en las islas Malvinas para reparaciones.

Los primeros despachos que transmitieron hoy las agencias de noticias daban cuenta que el barco alemán que participaba en la batalla era el Admiral Scheer, un gemelo del Spee, pero finalmente se confirmó que se trataba del acorazado al mando de Langsdorff.

Debe anotarse que como “buque fantasma”, el Spee suele utilizar varios trucos, como llevar olas pintadas en el casco para simular que navega a mayor velocidad, añadir chimeneas falsas para camuflarse o izar banderas de otras naciones como engaño.

Sin embargo, los alemanes no pudieron utilizar el hidroavión del Spee, declarado fuera de servicio justamente ayer por averías sufridas debido a que su diseño se reveló inadecuado para las operaciones en alta mar. El avión le hubiera resultado útil para las maniobras de exploración antes del combate.

El barco alemán Admiral Graf Spee. Foto: Archivo El País.
El barco alemán Admiral Graf Spee. Foto: Archivo El País.

La batalla.

Luego de sus últimos ataques a mercantes, la idea de Langsdorff era regresar a Alemania para que su barco recibiera mantenimiento, pero la posibilidad de golpear al enemigo a las puertas del Río de la Plata, escenario de un intenso tráfico comercial con Gran Bretaña, le hizo cambiar de idea y contrariar las órdenes de Berlín.

Después del primer disparo lanzado desde el Graf Spee, el combate se volvió despiadado. El buque alemán concentró su poder de fuego contra el Exeter, el más poderoso de sus adversarios, disparando proyectiles que pesan más de 300 kilogramos.

El Achilles y el Ajax eran más rápidos que el Spee, pero este dispuso del mayor alcance y calibre de sus cañones (entre ellos, seis de 280 mm y ocho de 150 mm).

Los cruceros livianos contraatacaron, colocándose a ambos lados del “acorazado de bolsillo”, logrando acertarle en el casco y la cubierta. De esa forma, aunque este logró provocar graves daños al Exeter, también sufrió averías importantes.

Poco después de las 7.30, el Exeter estaba prácticamente fuera de combate, además de sufrir más de 60 bajas entre muertos y heridos. Harwood dispuso que se retirara a las Malvinas. Al mismo tiempo, el comandante británico solicitó el envío del Cumberland al Río de la Plata.

Langsdorff ordenó luego desplegar una cortina de humo para ocultar su nave, seguramente pensando que los dos barcos enemigos que seguían en combate podían atacarlo con torpedos.

A las siete de la mañana el fuego más intenso cesó. La incógnita que quedó en el aire es por qué Langsdorff no buscó rematar al Exeter.

Después de algunas horas, el Graf Spee se dirigió hacia la costa uruguaya, perseguido por el Achilles y el Ajax. El intercambio de disparos sin embargo continuó.

La cobertura que El País hizo del combate naval. Foto: Archivo
La cobertura que El País hizo del combate naval. Foto: Archivo

Al mediodía, el rumor de que frente a Punta del Este estaba librándose un combate naval corrió por los círculos políticos y diplomáticos en la capital uruguaya. El embajador británico, Eugen Millington Drake, se encontraba en la sede del Montevideo Rowing cuando fue alertado por una llamada telefónica, lo que lo llevó a abandonar presuroso el local.

El rumor llegó por supuesto a Punta del Este. Sobre la tarde comenzaron a verse columnas de humo sobre el horizonte, que comenzaron a confirmar la sensacional aunque estremecedora noticia.

El crucero Uruguay.

A las 18.15, el crucero Uruguay de la Armada Nacional, al mando del capitán Fernando Fuentes, avistó al Graf Spee a unas ocho millas del balneario. Quince minutos más tarde, también divisó a los navíos británicos y maniobró para evitar que estos se acercaran a la costa.

Testigos en Punta del Este aseguraron que a esa hora desde la playa podía escucharse el estampido de los cañones. En ese momento, un vapor de pasajeros, que se dirigía de este a oeste, cruzó la zona.

Se indicó también que sobre las siete de la tarde, a unas 12 millas de la costa, el Graf Spee volvió a disparar, con respuesta de sus enemigos.

El navío alemán se dirigió entonces hacia Montevideo, lo cual fue interpretado como la intención de refugiarse en el puerto de un país neutral para realizar reparaciones. Sin embargo, el Ajax y el Achilles no le perdieron la pista.

Último momento: el Graf Spee en el puerto de Montevideo
El crucero alemán Graf Spee. Foto: Archivo El País

A última hora de hoy entró al Puerto de Montevideo el “acorazado de bolsillo” alemán Graf Spee, uno de los protagonistas de la batalla naval registrada horas antes frente a Punta del Este.

El buque llegó al puerto sin aviso previo y ni siquiera utilizó un práctico para ingresar, como es de orden. La navegación por el Río de la Plata fue realizada por oficiales alemanes a bordo del Spee que tenían experiencia en el estuario.

Con el recinto portuario en sombras, apenas un reflector iluminaba hacia el Cerro. En ese marco, la figura del navío del Tercer Reich, pintado de un gris claro, alcanzó un tono espectral cuando ancló en el antepuerto.

Pese a ser conocido como “acorazado de bolsillo”, se trata de una nave de enorme porte: 186 metros de eslora y 21,5 metros de manga. Su desplazamiento oficial, siguiendo las previsiones del Tratado de Versalles, es de 10.000 toneladas, pero se sospecha que en realidad supera las 16.000. Sus torretas con cañones le dan un aspecto amenazador. Se asegura sin embargo que sufrió diversas averías durante el combate.

El guardacosta Juan Antonio Lavalleja se acercó hasta el Graf Spee con el embajador de Alemania en Uruguay, Otto Laumann, a bordo.

Se informó también que los buques Ajax y Achilles esperan a su enemigo en las cercanías del Banco Inglés.

Con el Graf Spee en Montevideo y los barcos británicos frente a la costa uruguaya, las derivaciones de la batalla son imprevisibles.

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