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Según datos de la Dirección Nacional de Migración, desde el lunes 22 hasta el mediodía de este miércoles ingresaron 2.368 brasileños al país.
Hospedados en el Centro y en Pocitos, la mayoría de los hinchas dijeron a El País ya tener entradas para el juego del sábado. Asado, vino, cerveza y playa son algunas de las palabras que se repiten entre quienes llegan al país para alentar a sus equipos.
El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, dijo el martes en conferencia de prensa que se espera que la mayoría de los hinchas ingresen entre el jueves y la madrugada del sábado. El operativo de seguridad del sábado, dijo, contará con 4500 efectivos policiales en distintos puntos del país.
"Tendremos puestos de control a lo largo de las rutas de modo tal de seguir identificando y ver que no se nos haya escapado gente que no aceptamos que ingrese a nuestro país con esa actitud de inadaptados que intentan hacer de esta fiesta una especie de guerra", dijo este martes Heber.
Y con guerra se refiere a la histórica rivalidad entre el Palmeiras, de San Pablo, y el Flamengo de Río de Janeiro. Los hinchas señalan que la enemistad existe y que en los últimos años la rivalidad se hizo sentir. Mientras que para algunos el enfrentamiento entre las barras puede tornarse "peligroso" para otros, la convivencia es buena y se trata de una rivalidad "pacífica".