Comerciantes se quejan que 18 de Julio es "tierra de nadie" por adictos y alegan que problema alejó clientes

Cada mañana empleados de locales deben retirar las pertenencias de personas que viven en la calle y limpiar sus desechos.

Compartir esta noticia
Barrio Centro.jpeg
Incidentes. Decenas de adictos generan problemas en comercios de la avenida 18 de Julio.
Foto: Francisco Flores.

La avenida 18 de Julio tiene varias caras. Una de ellas son los árboles de hojas caducas que adornan las plazas del Entrevero, Libertad y Treinta y Tres. Otra es el incesante tráfico de las horas pico a la mañana y la tarde. Otra cara es la ciclovía -y sus ciclistas- que llegó para quedarse luego de una polémica ya olvidada. Y desde hace un tiempo, la principal avenida del país tiene una contracara que hace olvidar todas sus bondades: medio centenar de adictos que deambulan por las calles durante las noches y duermen en cualquier rincón y que a las mañanas se convierten en un problema para los comerciantes que ya se han quejado ante las autoridades.

Ese fenómeno, que lleva por lo menos dos años, obligó a los comerciantes y porteros de edificios a aplicar distintas estrategias para que esta problemática afecte lo menos posible sus negocios. Por ejemplo, en una torre ubicada en Zelmar Michelini, a pocos pasos de 18 de Julio, hay un caño que da hacia la entrada del edificio. Cuando las personas que viven en la calle arman su campamento allí, desde adentro el portero abre una llave y el agua inunda despacio la entrada. Molestos, los adictos levantan sus colchones y buscan otro lugar.

En un hotel ubicado sobre 18 de Julio y Zelmar Michelini, los empleados apelan a la Policía cada vez que una mujer vestida casi con harapos se acerca cuando ve que llegan turistas. La mujer drogadicta pide monedas y cuando los empleados del hotel la quieren echar o llega la Policía, levanta su blusa y muestra sus senos a los turistas.

Un portero de una tienda céntrica llega antes de las 8 de la mañana y comienza, escoba en mano, a despertar a los tres adictos que acampan todas las noches en la puerta del negocio. Casi siempre es insultado y, antes de irse defecan en su entrada. Al portero no le importa. Sabe que es parte de su trabajo. Tira unos baldazos de agua con jabón y barre los desechos a la calle.

Esta situación junto a otras llevó a que el pasado 3 de mayo, la Cámara de Comercio y Servicios convocara a una mesa de diálogo con autoridades nacionales y municipales para abordar la preocupación generada por los indigentes instalados en el Centro.

En aquel momento, el presidente de la Cámara de Comercio y Servicios, Julio César Lestido, aseguró a El País que los socios de la gremial se quejaron de que “aumenta cada vez más” la cantidad de personas que viven y duermen en las principales avenidas comerciales de Montevideo.

Pero si bien hubo voluntad en todas las partes de avanzar en busca de una solución, hasta el momento la problemática persiste.

Las estrategias de “autodefensa” implementadas por comerciantes, porteros de edificios y vecinos frente a los adictos en las mañanas son apenas un paliativo, según señalaron varios empresarios consultados por El País. Por ejemplo, uno de los vecinos lo graficó afirmando que “Montevideo se transformó en un hotel a cielo abierto”. “Vivo en el Centro. En los escalones de la entrada de mi edifico todas las mañanas hay colchones y almohadas. Tengo que pedir permiso para entrar en mi casa”, sostuvo y agregó: “Esos personajes son agresivos. No se les puede decir nada”.

Sandra García, empleada de la Óptica del Notariado, también coincide en la peligrosidad que genera interactuar con quienes viven en las calles del Centro. “Antes había individuos en situación de calle pero no se metían con nadie, eran educados. Hoy son jóvenes, agresivos, escupen y se molestan cuando no les doy dinero. El consumo de dro-gas los hace agresivos”, explicó García.

La empleada de la óptica añadió que ve cada vez más adictos deambulando por la avenida 18 de Julio. “Eso afecta socialmente a 18 de Julio y también al comercio”, indicó la comerciante.

El consumo y el comercio de drogas en la zona

Otros comerciantes céntricos relataron que en la glorieta de la plaza de los Treinta y Tres se comercializa droga. Esto eleva la sensación de peligrosidad que tienen los vecinos de la zona.

La situación puede llegar a ser muy violenta, según aseguraron en diálogo con El País. Tiempo atrás, un adicto de la zona fue consultado por un programa de televisión sobre la inseguridad en el Centro. Al poco tiempo su cuerpo mutilado fue encontrado dentro de una volqueta.

afectados

“Es cierto que el Centro está quebrado”

A pocas cuadras de allí, la tienda de especias “Singer” se jacta en un cartel de su permanencia en el mercado desde 1953. Cada mañana, en la entrada de ese comercio duermen tres personas.

Verónica Agarrayúa, su gerente, dijo a El País que temprano las empleadas del local deben limpiar las veredas y tirar a la basura colchones y ropas que dejaron adictos. A veces, agregó, defecan y se van. Reconoció que la clientela migró hacia los shopping buscando la seguridad que hoy no existe en 18 de Julio. “Es cierto que el Centro está quebrado, pero se ha hecho mucha inversión acá. Se deberían buscar estrategias para innovar”, afirmó.

Detrás de la vidriera de uno de los hoteles céntricos, Gastón vio situaciones insólitas. Una adicta, que en el pasado ejerció la abogacía, se sentó en la entrada de la residencia a beber del pico de una botella. A través de un parlante, se pidió a la adicta que se retirara y la mujer comenzó a insultar.

A dos cuadras de allí, en 18 de Julio y Yi, una de las zonas de mayor circulación en el Centro, cuatro individuos que viven en la calle armaron un campamento y con un fuego cocinaron un guiso con una lata. “Yo vivo en el Centro -sostuvo Gastón- y se transformó en una zona dinamitada. Pago mis impuestos como si viviera en Pocitos, pero en realidad resido en un ‘cante’”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar