SIN CLASES, PERO CON TAREA
La extensión de la suspensión de las clases por un mes, sin que esto suponga vacaciones, generó de golpe una metamorfosis de las aulas uruguayas.
Cuando el año bisiesto parecía regalarle un día más al calendario escolar, el coronavirus le quitó al menos 15 de un sopetón. La extensión de la suspensión de las clases por un mes (fines de Semana Santa mediante), sin que esto suponga vacaciones, generó de golpe una metamorfosis de las aulas uruguayas: bienvenidos a la educación a distancia en tiempos de Covid-19.
El Plan Ceibal ya no es el Plan Ceibal. Al menos no es aquel focalizado en la entrega de una computadora con antenitas verdes y algo de conectividad. Eso quedó demostrado el jueves, cuando más de un cuarto de millón de uruguayos ingresó a alguna de las plataformas de Ceibal para ejercitarse a distancia.
La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) resolvió que la plataforma online CREA sea, durante esta cuarentena, el espacio de intercambio entre docentes y estudiantes. Es un enlace al que se accede desde el sitio web de la ANEP o del Ceibal y que estaba ideado como complemento de las clases presenciales. Pero ante la emergencia sanitaria, se convirtió en la herramienta número uno: los ingresos se quintuplicaron respecto a los días de mayor uso en 2019, reconoció Irene González, la gerente de Educación de Plan Ceibal.
Sucede que Ceibal ya tiene preconfigurados a más del 80% del alumnado uruguayo, esos que asisten a la enseñanza pública. Pero como las plataformas son de uso libre y gratuito, hubo 87 institutos privados que solicitaron el acceso para sus alumnos (de los cuales 80 colegios hicieron el pedido durante esta semana “sin clases”).
Para entrar a las plataformas alcanza con un dispositivo con conexión a internet. Las ceibalitas sirven, pero no son imprescindibles para acceder a aquellas propuestas que las maestras irán aportándoles a sus alumnos. De hecho, la pandemia de coronavirus coincidió con la zafra de repartos de nuevas computadoras y reparación de las rotas, por lo que Ceibal pide a la población que se contacte con el Plan para que haya una solución sin corromper las medidas sanitarias.
Más allá de las prestaciones de CREA, Ceibal puso a disposición más de un millón de recursos vinculados a la educación y el entretenimiento: videoconferencia de inglés, charlas, clubes de lectura, la biblioteca de 7.000 libros, robótica y la plataforma de Matemáticas.
En una semana de aislamiento, los estudiantes completaron más de 600.000 ejercicios de Matemáticas. Incluso los más chiquitos, esos que ingresan a la plataforma Matific, entraron en masa a ejercitarse: más de 16.000 usuarios en un día.
Los colegios privados que no usan a Ceibal, optaron por videoconferencias en plataformas como Zoom, Webex y hasta WhatsApp. Algunos recurrieron al clásico correo electrónico, a las clases con posibilidad de evaluación remota de Google Classroom, y para los más grandes el sistema Moodle.
En Secundaria pública, sin embargo, hubo un problema: había grupos que aún no se habían formado y, por tanto, los docentes no conocían a sus estudiantes.
Eso no sucede en las escuelas. Pero el consejero de Primaria, Pablo Caggiani, explicó que “hay gurises sin conexión o sin la computadora” y para ellos “es importante que las maestras elaboren una alternativa”. Eso fue lo que sucedió en la escuela 350 de Casavalle, donde las docentes entregaron una carpeta de ejercicio para aquellos que iban en busca de su vianda escolar.
Sea en la plataforma que sea, la educadora González insistió: “La responsabilidad de los padres es asegurar el espacio y el momento. Es clave que los adultos indiquen una rutina; que los niños se sienten a sostener la currícula: que tengan contacto virtual con su centro educativo. Los padres no tienen por qué enseñar inglés, pero sí ayudar a que el hijo tenga ese espacio”.
Nada de todas estas estrategias, aclaran los consultados, sustituye del todo a las clases presenciales. Hay detalles mínimos que surgen de la interacción social. Mario Benedetti lo contaba así, sin puntos ni comas, imitando el pensamiento de un niño: “La maestra que es bruta lora me sienta casi siempre con la niña Fernández pero a mí me gusta la niña Menéndez porque la niña Fernández es flor de naba y sostiene que el que copia no aprende pero ella no copia y tampoco aprende”.
La encrucijada de Medicina: dar clase y asistir en los hospitales
La educación a distancia no es algo nuevo en la educación superior. Pero el coronavrius tomó por sorpresa a la planificación de los cursos. ¿Una clase de Anatomía por videoconferencia? ¿Una discusión de un caso clínico entre 100 grupos de siete personas cada uno? La Facultad de Medicina de la UdelaR, el servicio más numeroso de la universidad pública, empezó con las clases teóricas online, a la misma hora de la clase convencional. “Los docentes (médicos) están dando asistencia en todos los hospitales, toda la facultad está a disposición del Ministerio de Salud, pero, además, hay una importante tarea en cuanto a no desatender la responsabilidad docente”, explicó Julio Siciliano, director del Departamento de Educación Médica. Fue así que ya se dieron teóricos para los 7.000 estudiantes de segundo y tercer año de la carrera, entre otros talleres con los demás grados, y el soporte de charlas y calendarios por la plataforma EVA.
Las cuarentenas elevaron el uso de internet y de pantallas. Y como reza la ecuación de ciberseguridad: a mayor exposición, mayor posibilidad de contagio. En el mundo se está viendo un incremento de los ataques informáticos, con modalidades tan inocentes como “entra aquí para conocer la cura del coronavirus” o “enterarte quiénes son los infectados en tu barrio”. En el caso de Ceibal, existen filtros mayores que evitan ciertos ataques. Sin embargo, la gerente Irene González insiste en que es necesario cambiar la contraseña cuando se entra al sistema por primera vez. Sucede que, por defecto, la clave es la cédula de identidad.