Crisis expulsa a argentinos y crean en predio privado “ciudad del futuro” en Colonia; ya se anotaron 20.000

Proyecto incluye un autogobierno para cuestiones urbanísticas, viviendas por apenas US$ 20.000 e incrementar la frecuencia de buques con una salida cada 20 minutos.

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Proyecto Colonia+
Proyecto Colonia+.

Por Nicolás Wiñazki
La migración de argentinos que se mudan a Uruguay para retomar aquí una nueva vida, alejada de las múltiples acechanzas económicas, sociales y políticas que castigan a su país, no solo continúa firme y sin pausa. El fenómeno también empezó a ser analizado por inversores inmobiliarios de ambos lados del Río de la Plata y parece ser un suceso que continuará por varios años, lo que hasta podría provocar, por ejemplo, la reconfiguración de algunos centros urbanos más importantes del país, y todo debido a las oleadas de nuevos residentes.

Esto es lo que ya está pasando en Colonia, por caso, donde un emprendedor -de doble nacionalidad, ya que es argentino de nacimiento y uruguayo por elección-, ideó una “ciudad del futuro”, que ya se está construyendo en una zona que hasta hace poco tiempo era un campo de 500 hectáreas. El plan es ambicioso y se basa justamente en el potencial de los migrantes del otro lado del Río de la Plata que buscarán “refugio” en Uruguay.

La comunidad “Inteligente” se llama +Colonia. Tras conseguir los permisos correspondientes de la Junta Departamental, que aprobó normativas novedosas por las características del proyecto, ya se construyen los primeros edificios, espacios públicos y los sitios donde funcionarán empresas dedicadas a las nuevas tecnologías.

El plan es también llamado la “Silicon Valley” uruguaya, en alusión a esas comunidades de los Estados Unidos en las que nacieron las megacompañías que dominan hoy a las redes.

El emprendedor fundante de +Colonia se llama Eduardo Bastitta, quien sumó a otros inversionistas y constructoras, que podrían terminar financiando el total del nuevo plan para modernizar Colonia por una cifra de máxima calculada en alrededor de US$ 2 mil millones.

Bastitta es un empresario joven dedicado a la logística de empresas de ventas on-line, sobre todo de la icónica Mercado Libre, la compañía de mayor valor de Argentina. Su creador, Marcos Galperín, se mudó a Uruguay, cansado de los problemas argentinos y las trabas gubernamentales a su exitoso negocio a nivel planetario. Es el caso más emblemático de los migrantes rioplatenses.

Proyecto Colonia+
Proyecto Colonia+.

Bastitta planeó +Colonia por impulso de su padre, que fue quien compró hace décadas las 500 hectáreas de campo en la que se construye lo que imaginó, aunque de otro modo: “Él siempre quiso que los argentinos nos vinculemos más con Colonia. Estamos muy cerca y la convivencia podría haber sido mayor”, dice hoy Bastitta hijo.

El proyecto urbanístico apunta a un target de habitantes totalmente vinculado a la migración argentina joven que, se analizó, continuará mudándose a Uruguay para desarrollar su vida adulta de este lado del río. “Nosotros decimos que +Colonia va a ser, de alguna manera, trasladar la Argentina a Uruguay”, dicen sus impulsores privados. Aunque la consigna pareciera ser polémica, quienes la difunden afirman que es algo que cae bien de este lado del río.

“Tenemos la convicción de que se va a duplicar la población de la Colonia histórica con toda la gente que vendrá a vi- vir a +Colonia”, dijo Bastitta a El País, y explicó por qué cree que su proyecto tendrá éxito: “La organización de esta nueva ciudad va construirse de un modo muy innovador, aplicando tecnología única en la región. La Junta Departamental nos dio la potestad para que sean los propietarios de los inmuebles los que decidan qué se hará en los espacios públicos, por ejemplo”.

Ir y volver

¿Por qué +Colonia se construye sobre la potencial migración de argentinos hacia este lado del río? Bastitta planeó su emprendimiento, en el que participan también otros socios e inversionistas, pensando en cómo convocar a esos jóvenes de Argentina que quieren vivir en el extranjero pero no lo hacen, por falta de oportunidades, por carencia de ahorros, o por la nostalgia que produce el exilio lejos de familiares y afectos más cercanos.

Los departamentos más chicos para quienes se muden a +Colonia se podrán adquirir pagando una base de US$ 20.000, y firmando una hipoteca que se cancelará con cuotas de US$ 300 por mes durante varios años. Lo novedoso es que con cada propiedad los dueños obtendrán también entre 500 y 1.000 pasajes anuales para ir y venir a Buenos Aires a través de los barcos que cruzan el río, por ahora, con una frecuencia diaria de 16 viajes.

La idea es que una vez poblada la nueva ciudad los barcos salgan y lleguen con tan solo 20 minutos de espera.

La ciudad +Colonia no será un gran barrio cerrado, sino que simplemente se dividirá en “distritos” distintos, en los que primará la sustentabilidad para cuidar el medio ambiente, por lo que el 50% del espacio en los “barrios” está destinado a preservar la naturaleza.

El proyecto no es solo un plan imaginario. Ya avanzó su construcción y hasta en las ventas de los primeros departamentos.

De acuerdo a sus fundadores, ya son más de 20.000 personas las que se inscribieron para recibir información sobre cómo adquirir un inmueble. Los primeros 240 apartamentos, de diferentes espacios, ya se vendieron. Eso supone que inversores independientes y empresas invirtieron ya más de US$ 32 millones.

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Colonia+

Bastitta y el resto de los desarrolladores son muy optimistas: “Los argentinos van a seguir migrando a Uruguay para vivir con lo mejor que nos da ese país, pero también asegurándose estar cerca de Buenos Aires”.

¿Qué es lo “mejor” que Uruguay le puede dar a los argentinos? Responde Bastitta: “Estabilidad, certidumbre sobre reglas jurídicas que no cambien a cada rato”.

El plan, como se dijo, es que también se radiquen allí empresas de tecnología que obtienen de este lado del río beneficios fiscales.

En la web del proyecto se garantiza que la nueva Colonia será un “ecosistema de startups, empresas digitales y de tecnología con fondos de venture capital, bancos, laboratorios y centros de investigación y desarrollo”.

Entre otras innovaciones, ya se trabaja con un laboratorio de Montevideo en la construcción de drones que funcionarán para repartir en los domicilios las compras que podrán hacerse vía internet y que llegarán a cada casa en esas miniaeronaves.

El proyecto +Colonia es la demostración de que el fervor de los argentinos por mudarse a Uruguay no fue una tendencia pasajera nacida tras el confinamiento estricto que se impuso en el país de Messi, un espejo invertido de las políticas públicas que puso en práctica el gobierno uruguayo de Luis Lacalle Pou.

Jugársela

De acuerdo al consulado de Uruguay en Buenos Aires, desde el 2021 se recibieron más de 12.000 personas para intentar tramitar la residencia. Más de 30.000 argentinos se habrían mudado a recomenzar su vida en la otra orilla.

Además de Galperín, o del llamado “El Rey de la Soja”, el empresario del agro Gustavo Grobocopatel, lo mismo que empresarios petroleros o personalidades del mundo del arte argentino, como el bailarín Julio Bocca o la conductora televisiva Susana Giménez, los “nuevos” uruguayos llegados de la Argentina son, cada uno y en sí, una historia propia de búsqueda de sosiego para desarrollar una vida fuera de crisis económicas permanentes, inseguridad violenta y galopante, o alteraciones legislativas impuestas y cambiantes por cada gobierno de turno.

Claudia Rodríguez se mudó a Uruguay junto a su marido y sus tres hijos -de ocho, 11 y 14 años. Aunque tenía un nivel de vida de clase media alta en el otro lado del río, decidieron jugarse al “exilio”.

Rodríguez cuenta que aceleraron su decisión de partir a Uruguay en medio del confinamiento que cerró las escuelas: hoy sus tres hijos se escolarizan en un colegio de Punta del Este donde la mayoría de los alumnos son argentinos.

“Analizanos varias opciones y nos decidimos por Uruguay. Mi esposo trabajaba para una empresa argentina con la que se manejó online durante varios meses”, cuenta con esperanza, y agrega: “Acá hay muchas oportunidades, y terminamos invirtiendo en nuestro nuevo hogar. Acabamos de abrir una peluquería llamada Rovella, en la parada 16 de La Mansa. Mi hermana vino a vivir con nosotros”.

Rodríguez marca que su vida cambió, que el ritmo de Buenos Aires era frenético. “Estamos muy contentos con este proyecto”, dice.

Es esperable que la cifra de migrantes argentinos en Uruguay siga creciendo.

Tanto es así que los desarrollos inmobiliarios como +Colonia no solo se profundizan, sino que hasta se proponen modificar la antigua ciudad. Incluso sus habitantes ya hablan con un nuevo gentilicio: se llaman a sí mismos “más-colonos”.

Corrida cambiaria y filas kilométricas

La semana que pasó fue de total zozobra para la sociedad argentina. Sin posibilidades de comprar dólares en el circuito legal debido a la imposición del llamado “cepo”, que frena además las importaciones de todo tipo, la ansiedad ganó a la ciudadanía y a la política. Una “corrida” del dólar que se vende de modo clandestino, pero cuya cotización marca los precios de todo el mercado argentino, se disparó como nunca antes.

Solo en abril, el dólar blue, es decir, el billete verde que se vende de modo clandestino pero sin problemas para quienes lo adquieren en financieras, subió casi 20% si se tiene en cuenta solo el alza de abril. Tras tocar un techo de 500 pesos, el gobierno logró bajar su cotización a 469 pesos. La aceleración del precio del dólar informal provocó una fuerte turbulencia política. Las versiones de renuncias de funcionarios de todos los rangos se difundieron como ciertas por los grandes “jugadores” del mercado.

Del otro lado del Río de la Plata, la perspectiva es distinta. Miles de uruguayos formaron colas kilométricas ayer en los diferentes puentes internacionales que unen a Uruguay con Argentina, en el inicio del fin de semana largo por el feriado del 1° de mayo.

A las 15 horas de la pasada jornada, último dato aportado por la Dirección Nacional de Policía Caminera, el puente de Fray Bentos registraba colas de más de dos kilómetros y medio. En Paysandú la longitud de la fila era de un kilómetro y medio, y en Salto era de 800 metros.

Según el último relevamiento del Observatorio Económico de la Universidad Católica Campus Salto, una canasta de artículos y servicios costaba 59% más barata en Concordia que en Salto.

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