Por Rosendo Fraga (h) *
La previa del Foro de Davos siempre está acompañada por el Global Risk Report, un informe en el que el Foro Económico Mundial define los riesgos globales que más probabilidades tienen de ocurrir en la próxima década y también en los próximos dos años para cada país. Para el Foro, un riesgo global es un evento o condición que podría tener un impacto negativo en una proporción significativa del PBI mundial, la población o los recursos naturales.
Los riesgos percibidos para cada país surgen de la Encuesta de Opinión Ejecutiva (Executive Opinion Survey), que el Foro Económico Mundial realiza todos los años para definir los riesgos globales que tienen más probabilidad de ocurrir en los próximos dos años y que serán debatidos en Davos. En este caso, el sondeo fue realizado a 11.000 líderes empresariales de 113 países (Uruguay incluido) entre abril y agosto de 2023. Cabe señalar que la naturaleza de estas amenazas va cambiando cada año, de acuerdo a lo ocurrido efectivamente el año anterior. En la edición de 2021, por ejemplo, la irrupción de una enfermedad infecciosa fue en promedio la opción más elegida, en línea con lo ocurrido en la pandemia de 2020; dos años después, esta posibilidad había desaparecido como riesgo principal. Así es como funciona: se trata de una radiografía del presente que podrá ser convalidada o no dentro de un año.
De acuerdo a la encuesta de este año, el riesgo con más probabilidades de ocurrir en los próximos 24 meses para los profesionales uruguayos encuestados será la escasez de talento y/o mano de obra (Talent and/or labour shortages). El Foro Económico Mundial lo define como el “desajuste a nivel global, geográfico o de la industria entre la oferta y la demanda de habilidades laborales”. Casi todos los países que formaron parte de la encuesta incluyen al menos un riesgo vinculado al ámbito laboral, ya sea escasez de mano de obra para los países de ingresos medio-altos o altos, como Uruguay, o desempleo para el caso de los países de ingresos bajos o medio-bajos. Es llamativo que ninguno de los ocho países donde este riesgo es percibido como el principal supere los nueve millones de habitantes: Austria, Croacia, Irlanda, Hong-Kong, Mauricio, Serbia, Suiza y el propio Uruguay. Quizás esto pueda tener que ver con una baja tasa de natalidad, un fenómeno que en mayor o menor medida se está dando en estos países: en una economía cada vez más vinculada a la tecnología y el conocimiento, los jóvenes son los primeros en adquirir el talento necesario. Como sea, es interesante señalar también que en la encuesta del año pasado, el desplazamiento de puestos de trabajo debido al proceso de automatización fue uno de los riesgos más elegidos por los encuestados uruguayos (algo que sólo se dio, curiosamente, en Uruguay y Ucrania).
La recesión económica (Economic downturn) es el segundo riesgo con mayor probabilidad de ocurrencia en Uruguay de acuerdo a la encuesta. El Foro de Davos define este riesgo como “crecimiento económico cercano a cero o lento que se prolonga durante varios años”. Se trata del noveno riesgo global, pero que es el principal riesgo en Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú; el segundo en Argentina (después de la inflación) y el cuarto en Paraguay. Cabe señalar que en la encuesta del año pasado la recesión económica como riesgo ocupaba el tercer lugar y este año ha subido al segundo.
El tercer riesgo son los eventos climáticos extremos (Extreme weather events), definido por el Foro Económico Mundial como “pérdida de vidas humanas, daño a los ecosistemas, destrucción de propiedades y/o pérdidas financieras debido a eventos climáticos extremos”. Este riesgo incluye eventos en tierra (por ejemplo, incendios forestales), eventos en agua (como sequías o inundaciones) y eventos atmosféricos relacionados con la temperatura (olas de calor), incluyendo aquellos agravados por el cambio climático. A pesar de las imágenes que vemos por televisión y en los diarios todos los días, sólo dos países consideran a éste su mayor riesgo a enfrentar en los próximos veinticuatro meses: República Dominicana y Filipinas. En el caso uruguayo, la aparición de este riesgo este año parece estar relacionado con la compleja situación hídrica que atravesó el país en 2023 (durante el primer semestre de ese año llovió 43% menos que la media).
El cuarto riesgo que los encuestados consideran más probable de ocurrir en los próximos veinticuatro meses en Uruguay es una erosión de la cohesión social (Erosion of social cohesion). El Foro Económico Mundial la define como “pérdida de capital social y la fractura de redes sociales que afectan negativamente la estabilidad social, el bienestar individual y la productividad económica, como resultado de la persistente ira pública, la desconfianza, la división, la falta de empatía, la marginación de minorías y la polarización política, entre otros”. Aunque no se trata de un riesgo desconocido para la región (es el segundo en Chile, el tercero en Costa Rica y Panamá, el cuarto en Argentina y Perú, y el quinto en México), sí se trata de la primera vez que irrumpe en el contexto uruguayo desde 2022. Quizás la proximidad de la disputada elección presidencial de octubre, en la que puede darse un retorno al poder del Frente Amplio o una revalidación del actual rumbo político y económico, concurra para explicar esta percepción de grieta o erosión entre los uruguayos encuestados.
El último riesgo es la desigualdad de riqueza o ingresos (Wealth or income inequality). Se trata de la existencia de “barreras persistentes para la realización del potencial económico y la seguridad. Incluye -aunque no se limita a- la pobreza creciente o persistente, la desigualdad actual o percibida en ingresos y riqueza, y el acceso desigual a oportunidades educativas, tecnológicas y económicas”. Es curioso señalar que éste también representa el quinto riesgo a enfrentar para Argentina, Paraguay y Brasil, los socios de Uruguay en el Mercosur.
Los riesgos percibidos para este año muestran un cambio de prioridades respecto a 2023. Ese año los riesgos inmediatos parecían centrarse exclusivamente en factores económicos: shock de precios en las materias primas (el riesgo más importante durante dos años seguidos), inflación, costo de vida y estancamiento económico prolongado. Ahora parece haberse operado un viraje hacia riesgos más amplios y generales, como la escasez de mano de obra, la posibilidad de una recesión económica y eventos climáticos extremos. Pero quizás el dato más importante tenga que ver con una toma de conciencia de que, hacia adelante, el país deberá sumergirse en una contienda electoral ríspida que podría tensar la convivencia pacífica y poner a prueba la reconocida tradición dialoguista del país.
*Director de Análisis e Investigación en gormanlee.com