DOS VISIONES DISTINTAS
Mientras que Pasquet cree que es un derecho, Goñi sostiene que el Estado desprotegería.
Holanda fue el primer país del mundo en legalizar la eutanasiaen el año 2002 y luego le siguieron Bélgica (ese mismo año), Luxemburgo (2009), Colombia (2014), Canadá (2016), España y Nueva Zelanda (2021). Luego de que en marzo de 2020 el diputado colorado Ope Pasquet, en conjunto con otros correligionarios, presentó el proyecto de ley para despenalizar la eutanasia, Uruguay se ha enfrentado a un debate profundo y exhaustivo. Entre los legisladores, esta discusión tiene el rostro de Pasquet como defensor y del nacionalista Rodrigo Goñi como opositor. Incluso, se generaron dos colectivos que reúnen a quienes buscan la aprobación de la ley y a quienes están en contra de ella: Empatía Uruguay y Prudencia Uruguay.
El proyecto de ley de Eutanasia y Suicidio Médicamente Asistido busca despenalizar estas conductas para que aquellos adultos que están cursando una enfermedad en etapa terminal -como un cáncer, o una enfermedad que es incurable o irreversible- y cuyo sufrimiento es insoportable, puedan acceder a una muerte digna, según postulan. Actualmente los colorados trabajan en conjunto con la bancada del Frente Amplio para unificar sus proyectos, que ya fueron presentados en Comisión.
En este debate entran en juego tres conceptos principales: eutanasia, suicidio asistido y cuidados paliativos. Mientras que en la eutanasia es un médico el que efectúa la aplicación de la medicación que se necesite para terminar con la vida del paciente según su patología, en el suicidio asistido es la propia persona -con la supervisión y receta de un profesional- quien lo hace. En tanto, los cuidados paliativos, opción médica que es utilizada en el argumento de los detractores de la ley, se trata de intervenciones médicas para mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades terminales, sobre todo para aliviar su dolor. Prudencia Uruguay, cuyo uno de sus referentes es Goñi, sostiene que la medicina está en condiciones de aliviar el sufrimiento y que la eutanasia o suicidio asistido atenta contra el derecho a la vida que es irrenunciable.
-¿Cuál es el principal fundamento por el cual la Ley de Eutanasia debe aprobarse?
-Ante todo por razones humanitarias. Es para aquellas personas que están experimentando un sufrimiento que a ellos les resulta insoportable como consecuencia de una condición de salud crónica o incurable -un cáncer terminal o una persona que quedó cuadripléjica-, para la cual no hay una respuesta médica adecuada. Algunas personas sobrellevan esta situación hasta el final, pero otras quieren anticipar su muerte para evitar los sufrimientos que están padeciendo y necesitan ayuda para morir por distintos motivos. En todo caso, no tienen por qué adoptar soluciones de violencia, sino que quieren una muerte apacible, serena y digna, y yo entiendo que tienen derecho a eso.
-¿Por qué creen que los cuidados paliativos no son una opción para estas personas?
-Los cuidados paliativos no alivian todos los dolores. Aunque hubiera cuidados paliativos para el 100% de la población, no todas las situaciones quedarían contempladas. Por ejemplo, es obvio que el dolor existencial del cuadripléjico no se cura con calmantes ni con analgesia. Un elevadísimo porcentaje de las personas que piden y reciben la eutanasia pasaron antes por los cuidados paliativos, esto es así en Nueva Zelanda o Bélgica. A mí me parece evidente que los cuidados paliativos no son antagónicos sino complementarios. Estoy a favor de que se extiendan y se fortalezcan, pero sabemos que esto no se va a lograr implantar en todo el país de un día para el otro.
-¿Cree que aún hay riesgos que se deben evaluar o puntos del proyecto a perfeccionar?
-Junto con los legisladores del Frente Amplio trataremos de hacer el mejor proyecto posible sabiendo naturalmente que todo proyecto de ley es perfectible y tomaremos como referencia países que ya tienen estas leyes vigentes, como Canadá que es una referencia importante.
-¿Considera que más adelante se podrían incluir a otros grupos para que accedan a la eutanasia, como a los adolescentes, por ejemplo?
-Nosotros limitamos a los adultos porque la base de esto filosóficamente es la libertad de la persona y quien está en condiciones de decidir libremente acerca de su vida o de su muerte es un adulto. Por eso los menores de edad son inimputables penalmente, por ejemplo. Tampoco parece razonable que puedan optar por poner fin a sus propias vidas, tanto mi proyecto como el del Frente Amplio están limitados a los adultos psíquicamente aptos.
-¿Cómo ve el futuro del país si se aprueba esta el proyecto de ley de Eutanasia?
-En términos generales no va a cambiar sustancialmente porque la eutanasia es voluntaria por definición, no se le va a aplicar a nadie que no la pida reiteradamente y de manera fehaciente. A veces los opositores al proyecto lo caricaturizan y hablan como si la eutanasia fuera la habilitación a los médicos para que salieran a matar a los pacientes que ellos consideran que están desahuciados. Todo lo contrario. Nada de esto es así. Y de hecho, con todos los médicos con los que hemos hablado nos dicen que en su práctica profesional han sido muy pocas las personas que le pidieron la eutanasia. Entonces, yo no tengo el temor de que esto pueda tener un impacto significativo en el futuro del país.
-¿Cuál es el principal fundamento por el cual la Ley de Eutanasia no tiene que aprobarse?
-Porque es gravemente injusta con los más vulnerables -aquellos más enfermos- a quienes calificados como pasibles de ser eutanasiados, es decir como pasibles de poder darles muerte, se los desprotege. La Ley les quita la protección incondicional y se atenta contra la dignidad inherente y esencial de esas personas a quienes más hay que proteger.
-¿Y qué sucede cuando los enfermos terminales que están con mayor sufrimiento lo ven como la única alternativa?
-En la situación de mayor vulnerabilidad, esa libertad está condicionada porque, precisamente, cuanto más enferma y frágil esté una persona, lo que más tiene que hacer un Estado es atender y aliviar ese sufrimiento. El Estado nunca puede matarla, aunque la persona lo pida, sino que tiene que protegerla. Nosotros sostenemos que el derecho a la vida es irrenunciable
-¿Por qué Prudencia Uruguay plantea reforzar los cuidados paliativos?
-Hay un gran desconocimiento en la población. Primero, la mayoría de la gente no conoce que los cuidados paliativos están en condiciones de aliviar el sufrimiento porque hoy más de la mitad de los uruguayos no accede a los cuidados paliativos de calidad. Entonces aparece allí como alternativa la eutanasia, la muerte, y por eso -como lo han este afirmado todas las delegaciones importantes que han ido al Parlamento- resultaría inconcebible e inadmisible que se ofreciera la eutanasia sin antes garantizar el acceso universal a los cuidados paliativos porque sería ofrecer la muerte, sin ofrecer el alivio. Sería empujar a la muerte a alguien que no tiene recursos para aliviar el sufrimiento.
-¿Qué otros riesgos consideran?
-Si los promotores de la eutanasia fueran totalmente honesto, tendrían que aceptar que el principal fundamento de esta ley es la autonomía, es decir, yo hago con mi vida lo que quiero. Si es así, entonces la eutanasia no es solamente para los enfermos en su fase terminal o incurable, sino que es un primer paso -como sucedió en el mundo- para que todos quienes quieran pedir la eutanasia puedan acceder a ella. Hay que decir toda la verdad.
-¿Qué creen que falta para que se de la votación en la Cámara de Diputados?
-Primero, faltan informes importantes, por ejemplo, el de la Academia Nacional de Medicina -nada más y nada menos- que pidió un tiempo para poder informar y tampoco ha comparecido el Ministerio de Salud Pública ni la Iglesia Católica. También la mayoría son conscientes de que no se puede reformar el Código de Ética sin que antes el propio Colegio Médico haga sus propuestas de cambio.
-¿Cómo ve el futuro del país si se aprueba este proyecto de ley de Eutanasia?
-Veo una sociedad que va a devaluar el valor de la vida y concomitantemente se devaluará el valor del cuidado al otro en cualquier circunstancia. No aparece la familia en los proyectos de eutanasia, familias que se van a enterar de que la persona optó por la eutanasia cuando la mutualista lo llame para decirles que vengan a buscar a la persona que está muerta. La sociedad atravesará un proceso de deshumanización porque va a primar cada vez más el individualismo exacerbado, . Eso llevará al fin del Uruguay humanista, social y solidario que ha predominado desde el comienzo de su historia.