La percepción, el olfato y la experiencia son las herramientas de las que se valen los funcionarios del Correo para detectar paquetes que tengan apariencia sospechosa. No cuentan con scaners que analicen cuál es el posible contenido que llevan dentro y se valen exclusivamente de lo que declara -y respalda con su firma- quien se acerca a las oficinas a hacer un envío.
Este escenario es el que, para el director del Correo en representación del Frente Amplio, Jorge Pozzi, explica por qué cada año son incautados una decena entre los cientos de miles de paquetes que pasan por el ente estatal.
“Lo que podemos hacer es poco. No tenemos rayos, ni un sistema de detección así que todo queda en la sagacidad de los ventanilleros”, agregó Pozzi.
Además, la Policía es la encargada de revisar en el aeropuerto cada uno de los paquetes que se envían y reciben del exterior, lo que implica que los funcionarios del Correo actúen en una menor cantidad de situaciones.
Sin embargo, para el caso de los paquetes que se transportan dentro del país la Policía no tiene un control centralizado como en la terminal aérea.
De hecho, en diciembre del año pasado una mujer fue condenada a 16 meses de prisión por intentar ingresar, a través de un envío del Correo, un paquete con marihuana a la cárcel de Santiago Vázquez.
En 2021, por ejemplo, los trabajadores del Correo incautaron nueve paquetes. En 2022 fueron 14 y en lo que va de este año han sido tres. En todos debió intervenir la brigada Antinarcóticos para dilucidar si las sospechas de los funcionarios relacionadas a que podrían contener droga dentro se confirmaban.
El 4 de febrero de 2021 a los trabajadores de la sucursal del barrio Cordón, en Montevideo, les llamó la atención la apariencia de dos paquetes que se pretendía enviar a Durazno. Luego de realizar el proceso de registro del remitente, los separaron y dieron aviso a Antinarcóticos, quienes constataron “restos con resultados positivos a la presencia de cocaína”.
En otros casos, el llamado de atención culminó en “falsos positivos”, como les llaman, y que implican que los efectivos de la brigada Antinarcóticos no encontraron droga.
El 10 de noviembre de 2021 los trabajadores del Correo alertaron sobre un paquete que se pretendía enviar desde la sucursal del Centro de Montevideo a Brasil. Tras el control se identificó que dentro del paquete iban 3.000 escritos. Algo similar ocurrió el 16 de febrero de 2022 cuando dos grandes encomiendas remitidas desde Maldonado tenían como destino Australia.
En otro caso, una encomienda enviada desde la casa central del Correo cuyo destino era Irlanda fue detenida por ser “sospechosa”, de acuerdo a los funcionarios del ente postal. Finalmente, la brigada Antinarcóticos informó que se trataba de una mesa de pool para niños.
Entre los demás paquetes que fueron incautados se dieron casos en los que se intentó enviar un álbum de fotos, diplomas y partidas a España; imágenes religiosas a Holanda; adornos coleccionables y velas caseras a Estados Unidos; juguetes y libros a Hong Kong.
Desde el Correo se indicó que uno de los criterios que les genera alerta es cuando el envío es a lugares muy lejanos que implican un tarifa elevada. En uno de los casos se pretendió enviar libros de un valor $ 300 a un destino cuyo servicio costaba $ 3.000. Y para los funcionarios eso ameritó que fuera incautado para su revisión.
Las dos miras telescópicas
El 15 de enero de 2022 se incautó un paquete que tenía apariencia sospechosa para los funcionarios del Correo. Se informó a Aduanas y cuando los efectivos lo abrieron para revisar cuál era el contenido se encontraron con dos miras telescópicas. Hasta este momento, de acuerdo a la información del Correo, ni se liberó la entrega ni fue reclamada.
Pozzi pide legalizar las drogas
Si bien los números en el Correo son bajos, para Pozzi, la situación general amerita que “se levante la prohibición para todas las drogas”. “La guerra contra las drogas fracasó en todas partes del mundo. Está haciendo desastres. Porque acá, más allá de si podemos trancar algún envío en paquetes, no consigue droga el que no quiere”, dijo el director por el Frente Amplio.
El exdiputado agregó que “es preferible liberar” y “que las vendan las multinacionales” porque eso permite que “se sepa dónde está el que la vende, cómo la produce y revisar el contenido. Lo mismo que sucede con el tabaco, lo mismo que sucede con el alcohol, con el juego y con la marihuana”.
En este sentido, Pozzi remarcó que el hecho de que la mayoría de las drogas se comercialicen en el mercado ilegal “está llevando a que los problemas se resuelvan a los tiros”.
“La gente va a seguir adicta. Lo que sé es que va a saber dónde está, quién la produce, quién la vende, cuál es el precio y qué calidad tiene. No digo que tenga la verdad, pero es trágico lo que está pasando. Y tenemos que hacer algo”, concluyó.