Por Maite Beer
La pandemia del covid-19, que inició en 2020 y se extendió durante 2021, fue mucho más que una cuestión sanitaria. El impacto fue en diversas áreas de la sociedad. Muchos de los que analizan esta crisis sanitaria señalan que, históricamente, las pandemias no han generado nuevos elementos a nivel social, sino que lo que hacen es potenciar o acelerar fenómenos existentes que antes eran menos frecuentes o que quizá pasaban desaparecidos.
En Uruguay, a tres años desde que se detectara el primer caso, la pandemia generó un aumento de los trastornos de depresión y ansiedad, además de un incremento del acompañamiento psicológico. Además, los médicos detectaron una mayor prevalencia de infecciones respiratorias en primavera y verano, cuando antes mayormente ocurrían en invierno.
El año y medio de emergencia sanitaria también trajó problemas y beneficios en la educación. Por un lado, se potenciaron los cuadros de niños con dificultades de aprendizaje y, por el otro, Ceibal avanzó en la digitalización del sistema educativo. En 2021 el 93% de los estudiantes de Primaria y Secundaria se conectó a la plataforma CREA al menos una vez y en 2022 los ingresos se triplicaron en comparación a 2019.
La emergencia sanitaria también estimuló otros dos fenómenos: el teletrabajo y el e-commerce. Y, asimismo, generó que muchas personas se mudaran a Canelones, Maldonado y Rocha, junto al “boom” de barrios privados.
Niños que aprenden menos
Aunque durante 2020 y parte del 2021 la educación no se frenó, sino que pasó a ser virtual, hubo niños que no tuvieron ningún contacto con el sistema educativo. Esto, según la directora del departamento de Psiquiatría del Pereira Rossell, Gabriela Garrido, agravó muchos cuadros de desarrollo de niños.
Quienes identifican los problemas de desarrollo por lo general son las maestras, apuntó Garrido, pero como en 2020 y 2021 hubo niños de dos y tres años que no fueron al Caif, la detección fue tardía. “Hoy llegan con mucho rezago a las consultas”, explicó la psiquiatra, sobre todo en las habilidades lingüísticas y de relacionamiento social.
Las mayores complicaciones las tuvieron los niños con trastornos como autismo o Síndrome de Down porque algunos de ellos, sobre todo los de niveles socioeconómicos más bajos, no trabajaron la comunicación social o la regulación emocional.
El director de Pediatría del Pereira Rossell, Álvaro Galiana, también indicó que, además de depresión y ansiedad, se detectaron más casos de trastornos del comportamiento, como la ira, por un período prolongado en que los niños no tuvieron vínculos sociales presenciales. Además, según Galiana, algunos de los juegos informáticos, que tanto se consumieron durante el aislamiento, promovían la violencia.
Horacio Paiva, doctor en Ciencias de la Salud y psicólogos experto en dificultades de aprendizaje, detalló a El País que los niños con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) fueron unos de los más afectados por la pandemia dado que estuvieron mucho tiempo sin referentes educativos que los ayudaran a regular sus impulsos, movimientos y conductas.
“Los chicos con dificultades de aprendizaje vieron agravados sus cuadros”, sostuvo el especialista, porque para ellos es imprescindible la educación presencial ya que necesitan un apoyo personalizado.
19% más de trabajo remoto
La cuarentena, los toques de queda y el aislamiento preventivo provocaron que miles de millones de personas tuvieran que trabajar desde su casa durante la pandemia. Solo en América Latina unos 23 millones de personas teletrabajaron en 2020 (20% más que antes), según datos de la Organización Internacional del Trabajo.
En Uruguay el 19% de la población estaba teletrabajando en abril de 2020 y un 30% si se toma solo a Montevideo, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Aunque antes en la etapa prepandemia el teletrabajo era poco frecuente, hoy en día la posibilidad del modelo híbrido es uno de los aspectos que más tienen en cuenta los jóvenes al buscar trabajo.
Antes del 2020 solo el 4% de los trabajos de ingreso alto en Estados Unidos se podían realizar de forma remota y hoy en día alcanzó un 15%, según la consultora estratégica global McKinsey & Company.
En Uruguay no hay un estudio reciente sobre la cantidad de personas teletrabajando, pero en 2020 la consultora Advice hizo un sondeo que reveló que el 90% de los trabajadores uruguayos prefiere teletrabajar y el 61% indicó que su productividad aumenta, según informó Búsqueda.
La pandemia evidenció la necesidad de regular esta modalidad de trabajo y fue así que en agosto de 2021 se promulgó la ley, que luego fue reglamentada por el Decreto 86/2022.
Crecen aulas digitales
Una de las esferas que más se vio afectada por la pandemia fue la educación; la emergencia sanitaria llevó a una interrupción de las clases sin precedentes. De acuerdo a estimaciones de Unesco, el cierre total o parcial de las escuelas afectó a 1.500 millones de estudiantes en el pico de la pandemia en 2020.
Sin embargo, Uruguay fue uno de los países que mejor le hizo frente a esta crisis educativa gracias a la conectividad que pudo garantizar Ceibal a lo largo y ancho del país a través de la plataforma CREA que provee entornos virtuales de aprendizaje.
Así, lanzó el plan de contingencia “Ceibal en casa”, que dejó disponible muchas herramientas como el sistema virtual de clases, la plataforma de matemática y la biblioteca digital. Todos estos recursos, que se lograron ofrecer de urgencia, ahora forman parte de los aprendizajes de las escuelas y liceos públicos.
En 2021, cuando la pandemia se fue atenuando, el 93% de los estudiantes de Educación Primaria y Educación Media de todo el país -tanto de escuelas rurales como urbanas- se conectó a CREA al menos una vez.
Si bien la intensidad de uso de CREA por parte de estudiantes y docentes uruguayos disminuyó pospandemia, según información de Ceibal, se mantuvo por encima de los niveles de uso de 2019. Aquellos docentes que usaron la plataforma en pandemia, la siguieron eligiendo como herramienta educativa a pesar del retorno a la presencialidad. En 2022 hubo el triple de ingresos a la plataforma en comparación al 2019.
Resfríos durante el verano
A pesar de que faltan años para que los expertos analicen el impacto del covid-19 en la salud de las personas que contrajeron el virus, los médicos ya han empezado a notar cambios en los patrones generales prepandemia.
El director de Pediatría del Pereira Rossell, el doctor Álvaro Galiana, explicó a El País que están notando una desestacionalización de las infecciones respiratorias.
Antes las personas, sobre todo niños, contraían resfriados o infecciones más severas de mayo a agosto, pero en 2022 -primer año sin emergencia sanitaria- las personas comenzaron a contraer estas infecciones en setiembre, octubre, noviembre y diciembre. “Se perdió el margen de tiem-po y esto lo asignamos posiblemente a la pandemia, aunque no podemos decirlo con certeza”, indicó Galiana.
En el primer semestre de 2022 hubo 20.560 muertes en todo el país, de las cuales 2.143 fueron por enfermedades respiratorias. Según los datos del Ministerio de Salud Pública, hubo un aumento del 36% de las muertes relacionadas al sistema respiratorio en el primer semestre de 2022.
La neumóloga Mónica Kierszenbaum explicó a El País que el incremento de muertes por esta causa se debe a la detección tardía de las enfermedades respiratorias por falta de consultas presenciales en pandemia.
“La gente no es que se enfermó más, es que los diagnósticos fueron tardíos y con cuadros mucho más graves”, dijo al médica. Sobre todo, de tuberculosis y de cáncer de pulmón.
Más personas con depresión y ansiedad
Antes de la pandemia el concepto de salud mental no era algo tan extendido en la sociedad, pero ahora la mayoría de las personas entienden a qué se hace referencia cuando se habla de este tema. El doctorado en Psicología, investigador y docente, Roberto Balaguer, dijo a El País que, a raíz de la pandemia, las personas empezaron a ser más conscientes de la centralidad de la salud mental y cómo repercute en la salud física.
Hubo un cambio de paradigma, sostuvo, porque las personas ahora se preocupan más que nunca por el ejercicio, la alimentación y el equilibrio psíquico. Balaguer señaló que si bien existía una tendencia al incremento sostenido de terapias psicológicas, a partir de la pandemia hubo un “boom”; sus colegas cada vez reciben a más pacientes.
Sin embargo, más allá del auge en la concientización de la salud mental, la pandemia también potenció los trastornos de ansiedad y depresión, según informó a El País el psiquiatra Artigas Pouy, presidente de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay. “Hay muchos cuadros que aparecen y otros que se agravaron por las circunstancias de la pandemia”, explicó, y agregó que aumentaron las consultas psiquiátricas en este sentido. Además, se redujeron las consultas médicas -que solo eran virtuales- y se dificultó el acceso a medicamentos.
En 2021 las farmacias de los hospitales públicos dispensaron más de un millón de recetas de benzodiacepinas, mejor conocidas como ansiolíticos, un total de 2.800 por día. En 2020 el total de recetas fue de 1.019.000 y en 2019, 1.012.884, según información de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) a la que accedió El País para un artículo publicado en octubre de 2022.
Con respecto a los casos de suicidio, Pouy apuntó que no se puede adjudicar el aumento a la pandemia, aunque tampoco lo descartan. En los primeros seis meses de este año se registraron 365 suicidios en el país, lo cual supone un aumento del 25% respecto al mismo período del año anterior. Los números de intentos de autoeliminación también son preocupantes: en promedio, 50 personas por día ingresan a centros de salud por intentar quitarse la vida, hubo 18.200 casos por año.
De todos modos, la directora del departamento de Psiquiatría del Pereira Rossell, Gabriela Garrido, aseguró que a partir de la pandemia se incrementaron las conductas del espectro suicida entre los adolescentes, con un aumen-to en las emergencias.
Boom del comercio digital
La pandemia aceleró todos los procesos de crecimiento del comercio digital en el país. Algunas empresas de e-commerce llegaron a vender entre cinco y 10 veces más de lo que vendían antes y otras pasaron de manejar el canal online como una herramienta de marketing a que sea una sucursal en sí mismo. “Durante la pandemia tuvimos un crecimiento histórico”, dijo a El País el presidente de la Cámara de la Economía Digital en Uruguay (CEDU), el director Guillermo Varela.
“Las empresas digitales en Uruguay continuaron creciendo por encima de lo que hubieran crecido si no hubiese habido pandemia”, aseguró el empresario. Ahora tienen tres veces más transacciones en comparación a los niveles prepandemia y este crecimiento estaba pronosticado recién para el 2026.
El valor del “ticket promedio” se duplicó. Si antes alguien gastaba $ 1.500 en las compras online, ahora gasta $ 2.300, según los cálculos de la CEDU. En la industria del comercio electrónico lo que más se vende en Uruguay es moda y luego electrónicos.
“Lo que no se restableció como antes es el turismo, por la pérdida de conexiones aéreas, aunque esto no es inherente al comercio electrónico”, explicó Varela. Por el contrario, servicios de delivery como PedidosYa o Rappi, registraron más de un millón de pedidos mensuales en Uruguay. Un aumento indiscutible también lo tuvo Mercado Libre.
Búsqueda de barrios privados
Una de las consecuencias más notorias de la pandemia fue la necesidad de aire libre y espacios verdes. El #QuedateEnCasa fue determinante para las personas que vivían en apartamentos, sobre todo en Montevideo porque les significó una gran pérdida de tiempo afuera. Fue así que, en 2021 y 2022, los departamentos costeros de Canelones, Maldonado y Rocha percibieron un aumento entre sus residentes.
Según el secretario general de la Intendencia de Canelones, Francisco Legnani, “es notorio” el crecimiento poblacional en la costa del departamento, aunque no lo tienen cuantificado. Lo que sí está medido es la inversión inmobiliaria, que fue de US$ 3.000 millones del 2015 a la fecha, con un aumento más significativo a partir de 2021 y en 2022. Además, la “explosión demográfica” se evidencia por más pavimento y alumbrado, de la mano del crecimiento de comercios en la zona.
Maldonado, por otro lado, actualmente tiene 220.000 habitantes y en 2022 hubo cerca de 600.000 metros cuadrados que se aprobaron para construcciones, según datos de la comuna. Esto representa el tercer año con mayor cantidad de metros cuadrados utilizados para obras desde 2005.
Soledad Laguarda, directora General de Urbanismo de la comuna, indicó a El País que hay dos elementos que evidencian el aumento de personas que pasaron a vivir en Maldonado, algo que se vio promovido, entre otras cosas, por el incremento del teletrabajo luego de la pandemia.
Por un lado, en los inviernos de 2021 y 2022 hubo un notorio incremento de la actividad comercial y, asimismo, se vio un crecimiento de la Ciudad de Maldonado en cuanto a la construcción de viviendas permanentes, al igual que en barrios privados de los balnearios del departamento.
Asimismo, la pandemia también aceleró, en gran medida, la construcción de barrios privados en Canelones, que ya venían en aumento. Si el principal argumento para mudarse a un barrio privado era la seguridad, la pandemia reafirmó otra concepción favorecedora para la industria: la necesidad de “una vida natural, entre el verde y ambientes seguros para los niños”, según resaltó Mauricio La Buonora, uno de los principales empresarios de este sector.
Previo al covid se hablaba de un “boom” cuando se contaban 40 familias comprando, “ahora son 1.500 o 2.000”, según detalló La Buonora en un artículo de El País sobre los barrios privados, publicado a fines de febrero. Si antes la procedencia de los vecinos era Carrasco, el empresario estimó que la mitad de las casas que vendió en su proyecto Huertas de los Horneros las adquirieron pocitenses. Juan Balsa, de Balsa & Asociados, añadió que está llegando gente de Malvín, Cordón y el Centro.
Balsa viene de celebrar un año inédito. Solo en 2022, vendió 240 casas que se entregarán terminadas en el barrio privado La Juana y otras 77 en el complejo de condominios Pilar I y II, a la vez que 90 terrenos en Carlotta.