Fallas en proyectos de realojo: inseguridad, falta de ómnibus, carros de caballos y basura

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En agosto 54 familias de Chacarita de los Padres fueron realojadas a Villa Ferré. Foto: Estefanía Leal.
ESTEFANIA LEAL

ELIMINACIÓN DE LOS ASENTAMIENTOS

Al recorrer la zona se empieza a ver que aunque la cooperativa se mantiene igual que desde la inauguración, de a poco los vecinos le fueron dando su impronta en el frente.

En agosto de este año, la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) realizó el segundo realojo del asentamiento Chacarita de Los Padres -ubicado entre Camino Maldonado y Géminis- y 54 familias se mudaron a una cooperativa de casas de material y dos pisos en Villa Ferré. A dos meses del enorme cambio, la mayoría de los vecinos se han acostumbrado al nuevo barrio y, sobre todo, porque si bien el escenario cambió, las personas que tiene al lado son las mismas que estaban en el asentamiento.

Al recorrer la zona se empieza a ver que aunque la cooperativa se mantiene igual que desde la inauguración, de a poco los vecinos le fueron dando su impronta en el frente: plantas, bancos de jardín, parrilla, casas para perros, juegos de niños.

La Intendencia tiene un plan de seguimiento de los proyectos de realojo, tanto para regularización como por la relocalización de la IM. Los equipos de técnicos, compuestos por trabajadores sociales, arquitectos, ingenieros y comunicadores, visitan a las familias cada semana para solucionar problemas edilicios o de convivencia, al igual que para controlar las reglas de los contratos.

En la cooperativa ubicada a tres cuadras de Camino Leandro Gómez, ya hay dos mujeres que han puesto almacenes en sus nuevas viviendas, algo que la IMM habilita en el caso de que estas personas ya tuvieran el comercio en su casa anterior. María, una mujer de unos 60 años, vende comida, cigarrillos, pilas y algunos elementos de higiene a través de su ventana corrediza con rejas detrás. Cuenta a El País que ahora está vendiendo un poco menos, pero confía en que en poco tiempo tendrá clientes nuevos.

Tres de los residentes —que trabajan como clasificadores— tienen sus caballos en el fondo de su casa, algo que el Ministerio de Vivienda (que financia el plan) previó en la construcción, realizando una entrada para los carros. A pesar de que la comuna tiene un plan para canjear este medio de transporte por motocarros, algunas personas se rehúsan porque les resulta más impráctico y no quieren sacar la licencia de conducir.

El alcalde del Municipio F, Juan Pedro López, expresa a El País que él tiene “sus discrepancias” con que la propia Intendencia haga las entradas de cemento para estacionar los carros. “Respeto el trabajo de los demás, pero creo que no es lo ideal porque se sigue acumulando la bosta de los animales y la basura que clasifican”, explica.

La inseguridad es otra de las cuestiones con la que tuvieron que lidiar los exvecinos del asentamiento en estos dos meses. “Acá he visto más robos que los que sucedían en Chacarita”, dice a El País Sonia, quien tiene una verdulería en la cooperativa. A cuatro casas de donde vive, a una familia “los dejaron hasta sin los championes”. A Marina, otra de las residentes, también le intentaron forzar la cerradura de su casa para ingresar a robarle.

Los robos y rapiñas causaron que el personal de la policlínica de Villa Ferré, situada a dos cuadras de la cooperativa de realojo, dejaran de asistir al centro. A una de las médicas la robaron a punta de pistola. Por eso, un grupo de mujeres está reuniendo firmas para que vuelvan al barrio o que ASSE se ocupe de poner seguridad en la policlínica.

Por otro lado, también está el problema del transporte porque los vecinos se quejan por la poca conectividad de ómnibus que hay en Villa Ferré, lo que generó que algunas familias opten por no mandar a sus hijos a la escuela porque les cuesta muy caro el boleto. Antes la escuela les quedaba a una distancia acorde para caminar, pero ahora se mantienen en este mismo centro educativo a pesar de que se mudaron más lejos.

En la exposición de motivos, la IMM expresa preocupación por los 50 muertos en promedio que deja por día el COVID-19. Foto: Fernando Ponzetto
En la exposición de motivos, la IMM expresa preocupación por los 50 muertos en promedio que deja por día el COVID-19. Foto: Fernando Ponzetto

Críticas.

En 2016 se realizó el realojo de las personas que vivían en el asentamiento “Las Cañitas” a la zona cercana al Centro Educativo Los Tréboles, en Flor de Maroñas. Al día de hoy, varias de las casas están venidas a menos. Tienen roturas en la fachada, cambios en el frente -que al parecer no están habilitados- y mucha basura en la calle y alrededor. Los carros y y los caballos están en un gran terreno baldío en frente a las viviendas de la Intendencia.

El alcalde López, señala a El País que el municipio está disponible a dar una mano para hacer el seguimiento de Chacarita de los Padres para que no pase lo que sucedió en el realojo de 2016.

“Me parece que el seguimiento la otra vez no estuvo correcto, para mi gusto tuvo muchísimas carencias, y esta vez queremos ayudar en las nuevas viviendas de Chacarita”, explica el jerarca.

“Estamos en territorio, conocemos a la gente”, añade el alcalde y dice que es necesario orientar a algunos vecinos especialmente para que la convivencia sea la mejor posible entre las familias.

La mirada está en la inclusión

La Intendencia de Montevideo trabaja con las familias en su dimensión social, atendiendo las diversas situaciones y sus complejidades, explican a El País desde la comuna. Se trabaja con una mirada que apuesta a la inclusión e integración de las familias a la ciudad, a los servicios comunitarios y sociales.

El equipo, compuesto tanto por asistentes sociales así como arquitectos, visitan casa por casa con la intención de que los vecinos puedan pedir ayuda por cualquier inconveniente. En el caso de los vecinos ubicados en Villa Ferré, varios dijeron a El País que el seguimiento es semanalmente.

Se realizan talleres con las familias durante todo el proceso y en diversos formatos: cuidado y mantenimiento de las viviendas nuevas, características del comodato que firman y talleres de conexión a saneamiento en el caso de aquellas viviendas en las que se realiza mitigación.

La IMM tiene contacto con los servicios de la zona y se trata de un trabajo integral que toma contacto con los CAIF, escuelas o liceos. Al mismo tiempo, conversan con las comisiones de vecinos y vecinas y convocan a reuniones barriales informativas.

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