Falleció Hannah Pick-Goslar, la amiga de infancia de Ana Frank

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Hannah Pick-Goslar. Foto: AFP / MARCEL ANTONISSE

TENÍA 93 AÑOS

La autora del famoso diario la llamaba ‘Hanneli’ en sus escritos y ambas fueron internadas en el campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murieron Ana y su hermana, Margot.

En su primer día de escuela, Hannah Goslar, una niña judía alemana de 6 años, entró sola en su clase de la Escuela Montessori de Ámsterdam. Era 1934, y la pequeña, nacida en Berlín, había huido poco antes a Países Bajos con su familia por culpa de la persecución nazi. Parada en la puerta del aula sin saber qué hacer, Hannah vio cómo se acercaba otra cría a darle la mano. Era Ana Frank, que la sentó junto a ella. Sus familias eran vecinas y las pequeñas se habían visto con sus madres en una tienda de comestibles. A partir de aquella mañana se hicieron amigas, y Ana la cita a menudo como Hanneli en su Diario, convertido en uno de los testimonios más famosos del Holocausto. Deportadas ambas al campo de concentración de Bergen-Belsen (Alemania), Hannah y su hermana menor lograron sobrevivir. Apellidada Pick-Goslar desde su matrimonio, ha fallecido este 28 de octubre en Jerusalén a los 93 años. De la familia Frank solo regresó el padre, Otto, que recuperó los escritos de su hija para la posteridad.

Mucho menos conocida, la historia de Hannah Pick-Goslar corre pareja a la de Ana Frank, aunque los Goslar no llegaron a esconderse. Su padre, Hans, había sido ministro delegado para relaciones Interiores de Alemania, y fue obligado a renunciar a su cargo tras la elección de Hitler como canciller alemán, en 1933. Después de un intento fallido de encontrar trabajo en el Reino Unido, la familia marchó a Países Bajos. Hans iba con su esposa, Ruth, y con la segunda hija del matrimonio, Gabi.

“Éramos refugiados y vivíamos en la misma calle de Ámsterdam que los Frank. Todo fue bien hasta 1940. No notábamos el antisemitismo. A partir de entonces, había que llevar la estrella amarilla en la ropa, solo podíamos comprar en tiendas judías entre las tres y las cinco, y nada de ir a la piscina o de sentarnos en un banco del parque. Estaba prohibido para los judíos y los perros”, explicó la propia Pick-Goslar en 2021.

Fue en unas declaraciones a la televisión pública holandesa, NOS, al tiempo del estreno de la película Mi gran amiga Ana Frank, la primera película holandesa sobre la autora del Diario, dirigida por Ben Sombogaart. El filme se basa en el relato de la propia Hannah recogido en 1997 en el libro Recuerdos de Ana Frank; reflexiones sobre una amiga de la infancia, con ayuda de la autora estadounidense Alison Leslie Gold.

Amigas del alma, jugaron mucho de pequeñas, y la madre de Pick-Goslar describía con humor a Ana Frank. Decía: “Dios lo sabe todo, pero Ana lo sabe mejor”. Las dos familias observaban sus tradiciones religiosas, aunque la de Ana era algo más liberal. Hannah era más tímida y callada, pero Ana dice en su diario que aprecia “la franqueza” de su amiga. “Era una niña que escribía muy bien y maduró deprisa en unas circunstancias fuera de lo corriente. Hoy la gente cree que Ana era una especie de santa, pero no es así”, dijo en 1998 Hannah Pick-Goslar, a la agencia de noticias Associated Press.

Fueron juntas a la primaria y siguieron unidas en la secundaria, en el Liceo Judío de la capital holandesa. Cuando Hannah tenía 13 años, su madre murió de parto y el bebé tampoco sobrevivió. Era 1942, el mismo año en que los nazis empezaron a deportar a los judíos holandeses a los campos de concentración. Los Goslar escaparon durante un tiempo a la persecución gracias a un tío que vivía en Suiza y les consiguió un pasaporte de Paraguay. A pesar de ello, fueron arrestados en el verano de 1943 y llevados al campo de tránsito de Westerbork, en Países Bajos. El verano anterior, en julio, las amigas se habían perdido de vista cuando la familia de Ana Frank hizo correr la voz de que marchaban a Suiza. En realidad, se escondieron en el anexo de la casa de Ámsterdam donde fueron descubiertos en agosto de 1944 por los nazis. En su diario, Ana escribe que ha soñado con su amiga, y se pregunta si estará viva y ruega a Dios que la proteja.

Westerbork era solo el paso previo a la deportación y allí falleció el abuelo de Hannah. Seis meses después de su llegada, en febrero de 1944, es conducida junto con su padre, hermana y abuela a Bergen-Belsen, en territorio alemán.

Hannah creía que Ana Frank residía ya en Suiza, pero la encuentra internada en la peor parte del campo de concentración. Con su pasaporte paraguayo, Hannah tenía asignada una zona considerada algo mejor. “Un día, estaba de pie, fuera, soportando el frío, y de repente oí que me llamaban. Era Ana. Fue terrible, y empezamos a llorar. Me dijo que no le quedaba nadie (…) Si hubiera sabido que su padre estaba vivo... Después de la muerte de Margot, su hermana, Ana ya no tenía esperanza”, contó Pick-Goslar con motivo del estreno, en 1995, de documental titulado Ana Frank recordada.

En Bergen-Belsen, las dos amigas se vieron tres veces brevemente. Hannah consiguió algo de comida y la lanzó por encima de la alambrada que separa las dos zonas del campo. Las adolescentes coincidieron por última vez hacia febrero de 1945. Los acontecimientos se precipitaron a partir de entonces. Murieron el padre y la abuela de Hannah, y murió Ana. Según la Fundación Ana Frank, en Ámsterdam, “un millón y medio de niños, como Ana y Margot Frank, fueron asesinados por el hecho de ser judíos”.

A finales de abril de 1945, Hannah y su hermana Gabi fueron rescatadas junto con otros supervivientes del denominado Tren Perdido. Era el segundo de los tres convoyes destinados por los nazis a transportar a los prisioneros judíos desde Bergen-Belsen al campo de concentración de Terezín, en territorio de la actual República Checa. El primer tren llegó a su destino. El tercero fue rescatado por los aliados. El segundo es el Tren Perdido. Se quedó atrás después de que las tropas aliadas bombardearan un puente de esa línea férrea. Fue descubierto por soldados soviéticos, y entre los supervivientes estaban Hannah y Gabi Goslar.

“Que fuese yo y no Ana Frank es una coincidencia cruel”, decía. Por eso se sentía responsable de recordar la vida de su amiga. Hannah Goslar emigró a Palestina en 1947, donde trabajó como enfermera. Casada con Walter Pick, tuvieron tres hijos, 11 nietos y 31 biznietos. “Es mi respuesta a Hitler”, apuntaba.

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