Llegar a la ciudad de Florida ayer era dificilísimo, casi todos las posibles vías de acceso estaban cerradas. La tormenta de la noche del miércoles, sumada a la lluvia que había caído en los días anteriores, hizo crecer los ríos y arroyos y tapó de agua las rutas. La complejidad para entrar hacía prever que el panorama sería desolador, pero una vez dentro de la capital departamental, la constatación era aún peor.
El desborde del río Santa Lucía Chico provocó la peor inundación que recuerde cualquier habitante de Florida, desde el más joven hasta el más veterano, incluyendo al intendente, Guillermo López, que en diálogo con El País contó que vio “escenas desesperantes”. Narró que algunas personas no querían salir de sus casas, tal vez porque no creían que el agua las inundaría o porque preferían correr el riesgo antes que abandonar, y terminaron evacuadas “con el agua al pecho”. “Había familias, bebés, personas mayores, muchos fueron evacuados en embarcaciones para poder darles atención”, recordó.
El intendente, que en las últimas dos noches durmió solo tres horas y que sobre su mesa de trabajo tenía un mapa en donde había identificado cada uno de los puntos críticos de la ciudad, contó que el fenómeno del miércoles y la madrugada del jueves, que ocurrió mientras regía una alerta roja, “generó impotencia y angustia”, aunque también afloró “la solidaridad y el compromiso”.
La imagen del barrio San Cono, por ejemplo, era desoladora en la mañana de ayer. Personas que sacaban de sus casas objetos empapados, otros que lanzaban agua a baldazos y algunos que, ya con algo más de suerte, pasaban el lampazo para despejar el barro. “Me puse a cocinar, a hacer la cena, y vi que se venía, se venía, se venía. Cuando se vino acá frente a casa empecé a levantar todo. Lo único que no levanté fue la heladera”, contó Beatriz, una vecina cuyo hogar se encuentra en una zona alta y en el que el agua se metió hasta 30 centímetros por encima del piso.
“Lo que hacés con sacrificio, las pocas cosas que tenés, se las lleva el agua”, lamentó Beatriz que, al mismo tiempo, mostraba cómo había apilado muebles, unos arriba de otros, para separarlos del suelo.
Mientras conversaba, una mujer que había dejado la camioneta a varios metros metió los pies en el agua marrón y se arrimó hasta su puerta para preguntarle si precisaba algo y ofrecerle comida a su pequeño hijo, que finalmente recibió un jugo.
Agustín, un joven también de la zona pero cuya casa había quedado casi totalmente tapada, le quitó un bote a un vecino para ir a rescatar a una mujer que para vivir se ayuda de un tanque de oxígeno.
En el Prado de la Piedra Alta, en cambio, la imagen del día era la del agua pasando por arriba del puente, algo que jamás había ocurrido. Aprovechando el sol después de la tormenta, decenas de pobladores se arrimaron a ver el panorama. Rodrigo, que fue con su hija en brazos, confesó: “Esto nunca lo habíamos visto. Creo que nadie durmió anoche, el que se inundó o el que quería dar una mano y no podía”.
De todas formas, relató que “Florida es muy solidario”, algo que podía constatarse en los múltiples ofrecimientos de ayuda entre los vecinos. No obstante, la angustia generó una tensión que se constató en uno de los puntos de distribución de canastas del Sistema Nacional de Emergencias, que incluían artículos de limpieza. Una mujer en la fila, visiblemente molesta, reclamaba que le repartían a gente cuyas casas no habían sido afectadas. “Estamos todos inundados y se pelean por agua Jane”, dijo otra, metros atrás.
El presidente Luis Lacalle Pou llegó de tarde en helicóptero y se reunió con autoridades locales y nacionales para interiorizarse de la situación en la ciudad, que estaba tapada de agua del río pero, desde la noche anterior, no tenía de la potable.
Otros lugares
El temporal también azotó Tacuarembó. Allí fueron internadas cinco personas, entre ellas una niña de un año, con cuadros de diferente gravedad. “Se cayó el techo, las ventanas volaron y se desintegraron las paredes”, narró el director del hospital, Ciro Ferreira.
En tanto, en Salto la fuerte ráfaga de viento que comenzó sobre las 22:00 horas fue suficiente para causar destrozos y daños en distintos puntos de la ciudad, como voladuras de techo en casas y clubes deportivos, árboles caídos y redes del tendido eléctrico afectadas por esta situación, que dejó a barrios enteros sin luz.
Hubo 4.722 desplazados
Hasta ayer de noche en todo el país había 4.722 personas desplazadas de sus hogares, 995 evacuadas y 3.727 autoevacuadas. Según el presidente Luis Lacalle Pou, “Florida es el departamento más complicado”, pero en otras zonas los vientos superaron los 100 kilómetros por hora y se registraron caídas de árboles y voladuras de techos.
La situación desesperante de muchos damnificados
El intendente de Florida, Guillermo López, prácticamente no durmió en las últimas 48 horas. Un temporal azotó con ensañamiento su departamento, dejando la ciudad anegada y con más de 2.000 personas desplazadas de sus hogares. “Había escenas desesperantes, gente que no se quería retirar en función de que ‘no va a llegar a mi casa, nunca llegó, no va a llegar’ y no solamente llegó, sino que terminaron siendo evacuados con el agua al pecho. Había familias, bebés, personas mayores, muchos fueron evacuados en embarcaciones para poder darles atención”, narró el intendente en diálogo con un equipo de El País. Hubo un caso, que López no olvida, de una persona mayor que se retiró al fondo de su terreno, imaginando que el agua no llegaría, y luego tuvo que ser evacuado en una embarcación.
El evento climático afectó a unos 112 mil servicios de UTE
El temporal que azotó al país desde la noche del miércoles, y que derivó en el decreto de una alerta roja a nivel nacional, afectó a 112.000 servicios de UTE en la madrugada de ayer y aún resta “reponer los suministros eléctricos de aproximadamente 45.000 clientes”, según indicó la empresa en un comunicado difundido en la mañana de ayer.
Sobre el mediodía, la estatal informó que para ese momento habían logrado reducir en un 60% la cifra de afectados, mientras que proseguían “las tareas de reposición y reparación de instalaciones”. “Los mayores inconvenientes se dieron fundamentalmente en las zonas norte y este del país, en Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo, Rocha, Chuy, Pan de Azúcar y Lascano”, agregó el comunicado, que indicaba que las crecidas de ríos y arroyos también generaron dificultades en el trabajo de reparación en los departamentos de San José y Florida.
Hasta ayer, UTE tenía a 1.850 operarios “trabajando en el retiro de elementos que afectan a las redes eléctricas, además de controlar posibles situaciones de riesgo”, mientras se realiza un relevamiento de los daños. La estatal eléctrica pide tener “precaución” ante posibles postes o cables caídos por el temporal.
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