Con una mirada clara sobre el conflicto palestino israelí que pone el foco en la cuestión religiosa y no territorial, se ha encargado, también, de capacitar en el tema a servicios de inteligencia de la región.
-Vino a presentar en Uruguay el libro “300 preguntas en 300 palabras”, sobre el conflicto palestino israelí. Si tuviera que explicar en más o menos 300 palabras la actual escalada de violencia, ¿qué diría?
-Estamos viviendo una época de definición en cuanto al conflicto que mantiene Israel con sus vecinos. El Medio Oriente se divide en cuatro tipos de fuerzas políticas: 1) Los chiitas, que expanden el chiismo por el mundo a través de la promoción de una serie de eventos, y que hoy son Irán, Irak, Siria, el Líbano y los hutíes en Yemen. 2) Los radicales a nivel ideológico, pero que no hacen terrorismo: Turquía y Qatar. 3) Los yihadistas o proyihadistas, y ahí se destacan Hamas, Hezbollah, Al-Qaeda y el ISIS. 4) Los sunitas, los no radicales, que están en proceso de moderación, y son Egipto, Jordania, Emiratos Árabes y Arabia Saudita. Antes de esta escalada, Israel iba hacia un acuerdo con este último grupo, tanto así que se estaba por firmar la paz con Arabia Saudita. Lo que pasó fue que Irán, chiita, decidió usar a organizaciones yihadistas para evitarlo. Así se explica el ataque de Hamas.
-O sea que el enemigo de fondo es Irán, que está en el centro de los últimos días de conflicto…
-Todavía no sabemos la magnitud del daño que hizo Israel en las últimas horas, pero lo que sabemos es que destruyó el sistema defensivo de una central nuclear. ¿Alguien puede pensar que Israel va a permitir ataques de Irán, que puede llegar a tener armas nucleares? Igual soy optimista. En un momento volverá la claridad y se firmará el acuerdo con Arabia Saudita. Y, en unos años, se podrían firmar más acuerdos así.
-Dijo “en unos años”. ¿Cree que este conflicto se extenderá mucho?
-Seguro que se va a extender unos cuantos meses. Hoy Israel quiere, y ve que puede, terminar con el problema en la Franja de Gaza. Pero dentro de nada, creo yo, va a haber otro conflicto, en la frontera norte, con Hezbollah. Allí hay ciudades como Kiryat Shmona, que tenía 24.000 habitantes y quedaron solo 2.000, que en su mayoría son ancianos. ¿Alguien puede pensar que el gobierno de Israel va a permitir que esas personas vuelvan sin antes controlar los ataques de Hezbollah?
-Israel esperaba un ataque de Hezbollah tras la ofensiva de Hamas. Esto, sin embargo, no se dio en la escala prevista. ¿Piensa que esta guerra igual pueda darse?
-Israel hoy está promoviendo una guerra con Hezbollah. Israel prefiere que Hezbollah reaccione, que nos lance 2.000 misiles para que todo el mundo vea lo que es y poder salir a combatirlos. Nos conviene eso.
-¿Les conviene que los ataquen?
-Totalmente. Tiene que quedar claro a nivel mundial qué es Hezbollah. Pero ellos se contienen. Nos lanza algo, 30 o 40 por día, pero no quieren una guerra abierta, porque saben que nosotros queremos machacarlos. No vamos a vivir con un vecino que tiene 200.000 cohetes y misiles, y que nos dice que quiere destruirnos. Tienen 50.000 o 100.000 soldados; tienen 3.000 kilómetros de túneles que construyeron con el apoyo de Corea del Norte. ¿Cómo le pagaron? Con drogas. No se puede vivir con algo así al lado. Podemos vivir con Irán. Mientras no se meta con nosotros Irán puede quedarse donde está. Pero lo que pasa es que a la larga, si sigue el proceso nuclear, habrá que enfrentar a Irán, y hacerlo con el apoyo de todos los sunitas moderados, salvo Qatar.
-En su libro, y en sus charlas, suele insistir en que el conflicto entre Israel y Palestina no es por territorio. Sin embargo, hay sí un territorio en disputa y colonias israelíes que han sido puestas en tela de juicio por la comunicad internacional. ¿Cómo explicaría su teoría?
-Lo que sucede es que la academia, las universidades, llevan a que en América Latina se tenga muy arraigada la idea del materialismo histórico, que explica que los conflictos son siempre por tierra, por agua, por petróleo, pero no por religión. Incluso en Israel son muchos los que dicen que el conflicto es por tierra, pero el problema está en que en el Islam, en general, no se piensa así. Hamas seguro no piensa así; lo mismo Fatah, el partido político que lidera la Autoridad Palestina, y que su traducción es “las guerras de Mahoma”. Quienes tienen pensamiento radical entienden que el conflicto es religioso. No es todo el Islam, porque son minoría los que piensan en forma radical, más o menos el 10%. Lo que pasa es que es el 10% de un total de 1.600 millones de musulmanes.
-¿Qué los convierte en radicales?
-Que crean que los judíos no son un pueblo y que, además, como no son un pueblo tienen una religión falsa y ocupan tierras históricas de otra religión. Piensan que judíos y cristianos no pueden invadir tierras del Islam de forma independiente; es decir, pueden vivir bajo el Islam, pero pagando un impuesto. Acá estamos ante un problema religioso, y como el problema es religioso la solución también tiene que ser religiosa. Si alguien habla de Medio Oriente y no centra su discurso en la religión, es un charlatán.
-Hay quienes reclaman como solución volver a los territorios previos a la Guerra de los Seis Días. ¿Esto no serviría de nada?
-Es que si el conflicto fuera solo territorial, la solución ya está sobre la mesa, se llama Plan Olmert e implica que Israel se retire de casi todos los territorios menos en un 6%, y que esas tierras se compensen. Es decir, Israel mantendría la zona de Jordania, pero entregaría un territorio equivalente. Pero como el conflicto no es territorial, esto no alcanza. Los musulmanes están habilitados a firmar treguas con no musulmanes. Lo están porque Mahoma lo hizo, pero también pueden violar la tregua en caso de que esto favorezca al Islam, porque así también lo hizo Mahoma. Entonces, no alcanza con un papel que diga que se termina el conflicto, el papel tiene que decir que se acepta a Israel como Estado del pueblo judío, y eso no lo quieren firmar.
-Parece un callejón sin salida…
-Sí, pero yo creo que en algún momento el Islam se va a moderar, porque esto es lo que ha pasado con todas las religiones. ¿El cristiano de hoy acaso es igual al de la inquisición o al de las cruzadas? Pero que fracasen organizaciones como Hamas es clave para que esa modernización llegue. Otra cosa a atender es que los grandes aliados hoy de estos grupos radicales islámicos no son los musulmanes, sino la extrema izquierda de todos los países y los medios de comunicación. Hay medios que son claramente pro Hamas.
-¿Cómo cuáles?
-La BBC de Londres es un ejemplo claro. Casi todos los medios españoles, que bajo el paraguas de supuestamente aceptar o estar a favor del Estado palestino tienen posturas que son claramente pro Hamas.
-¿Sostiene que los medios españoles son antisemitas?
-Los medios españoles tienen un ADN antisemita. España es un país que tiene una tradición antisemita muy fuerte. De los clásicos de su literatura, solo Cervantes se salva. Ellos simpatizan con los judíos cuando ya se murieron. Hacen actos del Holocausto, pero cuando los judíos se defienden les molesta.
-¿Lo mismo piensa de la extrema izquierda?
-Sí, claro, es un promotor de antisemitismo, tanto como la extrema derecha. También creo que es un promotor de ignorancia. Por eso a mí no me extraña que en un acto en Uruguay la extrema izquierda feminista haya levantado una cabeza antisemita. Pero ojo, eso no es un reflejo de la sociedad uruguaya en su conjunto, que condenó el hecho. Uruguay no tiene una tradición antisemita, ni cerca. Yo viví cinco años en Uruguay y no sentí el antisemitismo.
-¿No se banaliza a veces la palabra antisemitismo? ¿No se utiliza como un mecanismo de defensa ante críticas que podrían ser legítimas, por ejemplo a lo que refiere al nivel de fuego que Israel ha empleado en Gaza?
-Es que hay que entender que criticar a Israel es legítimo, está bien, y no es antisemitismo; pero criticar la existencia de Israel, sí lo es. Cuando una persona critica la forma en que Israel está combatiendo en Gaza, es legítimo. El problema está en que si los judíos deciden defenderse, siempre va a ser uso desproporcionado de la fuerza. Siempre, aunque tengas un ejército como el de Hamas, que se esconde debajo de la tierra. Muchas personas, muchos medios, además, reciben información de Hamas y la dan por cierta, por ejemplo en lo que respecta a la cifra de muertos y eso lleva a lecturas equivocadas.
-Los números que maneja Israel, de todas formas, dan cuenta de una gran cantidad de muertes civiles...
-Para saber cuántos son hay que tener en cuenta un concepto que es el ratio, el margen entre muertes civiles y militares. El ratio en las guerras entre Israel y los palestinos ha sido de uno a uno, cada un militar un civil muerto. Esto significa que si Israel hoy está diciendo, y hay que tener en cuenta que en este caso la fuente es un país democrático, que ha matado a 13.000 soldados de Hamas, también mató a 13.000 civiles.
-Son muchas muertes…
-Por supuesto que es mucho. Cada ser humano es importante. Pero no encuentro a nadie que me pueda decir cómo combatir a Hamas y que haya menos muertos. Ningún país podría hacerlo mejor porque tiene menos experiencia militar combatiendo contra Hamas. ¿Sabe cuánta gente murió en Manila en el 45? De 1,1 millón de habitantes, 100.000. Mataron al 10% de la población. Entonces, creo que hay un poco de injusticia a nivel moral.
-¿Está enterado más o menos de cómo reaccionó Uruguay ante el conflicto? ¿Qué opinión le merece?
-Uruguay tiene una ventaja: es un país sin tradición antisemita. En este caso, aunque de forma aislada, sí se vieron manifestaciones antisemitas claras, por ejemplo lo que ha hecho el Pit-Cnt de movilizar gente contra Israel, gente que además no tiene ni idea del conflicto. Capaz que a muchos les preguntabas dónde estaba Palestina y no tenían ni la menor idea. Lo que hay son cuestiones de tinte ideológico, entonces no es raro que se vean expresiones así desde la izquierda y de organizaciones feministas, que en muchos casos yo creo, y esto es a nivel internacional, que han perdido la brújula moral.
-Usted se ha referido en varias oportunidades a la influencia de Irán en América Latina. ¿Cómo esto puede afectar a Uruguay?
-Irán tiene mucha influencia en América Latina, haciendo trabajo de acción social y levantando comunidades chicas. Les paga a políticos y a veces periodistas para que sean sus portavoces. En cuanto a un ataque, obviamente países como Argentina están más expuestos, porque lo que pase allí va a tener más retumbe mediático a nivel mundial. Pero hay que ser claros: Uruguay también es un objetivo. Puede ser perfectamente el objetivo de un ataque terrorista de Irán. De hecho ustedes ya desactivaron una bomba acá que se supone que tenía que ver con los chiitas y que no explotó, y la habían puesto en la embajada de Israel. Ustedes acá tenían una embajada de Irán sobrepoblada de personas. Una embajada normal acá en Uruguay que tiene tres o cuatro empleados enviados de afuera. Irán llegó a tener una cantidad de empleados totalmente desproporcionada. ¿Y por qué? Porque Uruguay en un momento fue considerado un país en el que era fácil pasar determinadas cosas, o hacer transacciones de dinero. Entonces, pensar que Uruguay sea objetivo de un atentado yihadista, que lo hagan Irán y Hezbollah, es totalmente lógico.