La pregunta es inevitable cuando uno está frente a la doctora Gabriela Fossati, quien dejó una larga carrera de servicio público que se hizo demasiado pública: ¿se va a dedicar a la política?
“A partir de lo que vi y de lo que sentí y de lo que sufrí en manos de un sector político, sería absolutamente una irresponsable si no hago nada con eso y lo dejo que quede así”, le cuenta Fossati a El País. “Por lo tanto ese dolor que me ocasionaron a mí me llevó a ubicarme en el lugar positivo de decidir que sí voy a tratar de hacer algo para cambiar desde un lugar en el cual yo me siento cómoda”.
Eso es casi como un sí.
La charla con Fossati es por la edición de su primer libro La cara oculta del sistema judicial en Uruguay El poder de “La manada”, subtitulado “Mi experiencia dentro de la fiscalía general de la nación y las presiones políticas”.
Esas presiones se expresaron, cuenta Fossati en el libro, a través de eso que llama “la manada” y que gira alrededor de Jorge Díaz y Juan Gómez, el anterior y el actual Fiscal Adjunto de Corte. El libro menciona a otros funcionarios (Gustavo Leal, por ejemplo) y abogados que forman un grupo de presión política desde lo judicial.
“Decidí empezar el libro el mismo día en que el fiscal Gómez me comunicó que me trasladaba y le dije que me iba de la Fiscalía porque sin independencia técnica yo no me quedaba”, dice Fossati. “Era mi trabajo y un buen sueldo ganado con trayectoria pero los principios están por sobre todas las cosas”.
Había sido un tiempo en el ojo de la tormenta, principalmente por su participación como fiscal de Flagrancia de 12º turno, junto a sus adscriptas Gloria Nicolini y Giuliana Realini, en el llamado “caso Astesiano” que involucró al exmiembro de la seguridad presidencial, Alejandro Astesiano.
“La exposición fue muy grande y no buscada y se dijeron muchas cosas que no eran verdad por lo que me pareció interesante escribir mi historia”, dice. “Pero esa idea inicial de hacerlo en función a ese caso puntual, se fue transformando en un recuerdo de todo lo que viví en la carrera y de la linda gente con la cual me tocó convivir”.
Y también de los otros momentos. “Hablo en detalle de todo lo que vi que no debe pasar y alguien tenía que decirlo”, afirma Fossati. “Cuando uno solo conoce la verdad oficial no tiene libertad de elegir lo que pensar y dentro de la Fiscalía la gente no habla: tiene miedo porque hay consecuencias, sumarios, problemas. Y sin enojos, hay que mantenerse firme en transmitir la versión de uno y no dejar que nos callen”.
-¿Cuál fue la mentira más grande que se dijo sobre usted?
-Decir que conocía al Presidente de la República y que lo quise proteger cuando fui quien lo expuso. Pedí la detención de su custodio y pedí que no le avisaran hasta que aterrizara y que me iba a comunicar con el fiscal general para que lo hiciera él. De hecho el presidente dio una conferencia de prensa el día siguiente y muy contento conmigo no estaba. Fui la que investigué el aparato vinculado al mayor poder del Estado con mi equipo de dos fiscales jóvenes. Lo que hemos padecido cuando nadie nos daba información, cuando éramos el enemigo para todos salvo para los que querían perjudicar -por un problema político, no por un tema de justicia- al gobierno. Y cuando dejó de servir políticamente, se empezó a investigar mi persona: dónde vivía, qué hacía en mi adolescencia, mi militancia en facultad, buscar información, confeccionaron dossiers sobre mis “me gusta” en las redes. Ese tipo de mentiras se van volviendo realidades y a uno lo va colocando en un lugar en el cual me tenía que cuidar cuando investigué al presidente de todos y cuando entendí que una persona allegada al Frente Amplio había actuado de una manera con una apariencia irregular muy notoria. Y sobre todo me tenía que cuidar de mi jefe porque emitía información que no era real. En ese contexto de soledad, es muy difícil que un fiscal puede investigar la corrupción pública.
-Usted dedica un capítulo al caso Feldman, aquel contador que tenía un arsenal en Aires Puros. ¿Cómo se vincula con lo que pasa ahora?
-Una de las escuchas telefónicas de Astesiano era con una de las máximas autoridades del Ministerio del Interior que aseveraba que el doctor Jorge Díaz había sido el responsable de la muerte de un funcionario policial en el caso Feldman. Cité al doctor Jorge Díaz para que me explicara eso como testigo, porque era una acusación muy seria. Y el doctor Díaz me trajo la vista del fiscal de la causa que era del doctor Ricardo Perciballe quien me dio la vista y fue muy claro y conciso y eso surge en el audio de la grabación de su declaración, que esa vista resumía todo lo importante del expediente. Y una vez que leí el dictamen, me hizo agua por todos lados realmente hay demasiadas cosas, que a mí no me cierran, no entiendo la explicación y lo que menos entiendo es que el doctor Jorge Díaz que esa época no tenía por qué abrazar el dictamen fiscal, lo siguiera a rajatabla. A partir de eso, extraigo mis conclusiones que son las que están en el libro.
-Y no las quiere espoilear. ¿Cómo actuará lo que usted llama “la manada” ante el libro?
-La manada ya reaccionó desde que no me arrodillé a sus ventajas, a callarme y a no decir lo que pienso. Esa manada ha incorporado supuestas verdades que son absolutamente falsas. Por ejemplo que a mí no me quiere nadie, por ejemplo, en la Fiscalía y que soy una persona conflictiva y el libro fue una buena oportunidad de hacer referencia en todos los lugares que trabajé y con todos los jueces y los funcionarios con los que trabajé y queda en evidencia que es una falsedad absoluta: la gran mayoría de mi grupo de amigos son abogados y son juezas.
Además de su punto de vista sobre temas notorios y las presiones que recibió, en el libro también hay lugar para otros momentos que la marcaron.
“En 32 años de trabajo, el de Astesiano no es el caso más importante que he tenido: los casos más trascendentes van vinculados con el dolor humano”, dice. “(El caso Astesiano) de golpe me excedió y me ubicó en un lugar de exposición pública, que nunca busqué y aunque ahora me acostumbré, al principio me molestaba mucho. En todo caso no solo me afectó a mí que elegí ser una servidora pública, sino que afectó a mi entorno. Pero es la decisión que tomé cuando decidí ser juez y fiscal: si me toca un caso lo trabajo. Es lo que hice”.
Un libro lleno de revelaciones e historias
La cara oculta del sistema judicial en Uruguay. El poder de “La manada” se puede solicitar online en coleccionables.elpais.com.uy o llamando al 29004141, así como en todos los kioscos del país a partir del domingo 19. El precio es 490 pesos envío incluido a todo el país. El libro está prologado por el doctor Juan Fagúndez, presidente de la Asociación de Abogados Penalistas del Uruguay y el abogado Enrique Moller.
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