HERMANO DE ROBERTO GOMENSORO
Arnaldo Gomensoro, hermano mayor de Roberto, cuestiona “la dinámica de falsedades” que perdura entre los militares.
Era una madrugada de marzo de 1973. Faltaban cuatro meses para el golpe de Estado cuando tres hombres golpearon la puerta de una casa en Punta Gorda preguntando por “Tito”. Era el domicilio de la familia Gomensoro Josman, donde vivía la madre de Roberto “Tito” Gomensoro. Los hombres, que habían llegado en una camioneta amarilla, decían que “Tito” estaba en peligro, que tenía una amenaza de bomba de unos brasileños y le rogaron que les dijera el paradero de su hijo: Velsen 4484 esquina Amsterdam, en Malvín. Lo que le sigue es una historia de ocultamiento.
La familia Gomensoro no supo, al menos por unos días, qué había pasado con “Tito”. En un comunicado oficial, difundido por el Ministerio de Defensa, se decía que “Roberto Gomensoro se había fugado” y que se desconocía su destino.
El 18 de marzo de 1973 un cuerpo apareció semiflotando en el lago de la represa Rincón del Bonete, sobre el Río Negro, muy cerca a la ciudad de Paso de los Toros. Era el cadáver de “Tito”. Pero el estado de descomposición era tal que, por entonces, no se supo la identidad ni la causa de muerte.
Tal es así que los restos fueron enterrados en el cementerio municipal de Tacuarembó bajo el nombre N.N. (anónimo).
Pero el forense que había analizado el caso, Emilio Enrique Laca Lanza, se había guardado el cráneo de la víctima. Eso permitió que en 2002 se realizara una prueba de ADN y que comience a develarse la verdad. A medias. Es que el mismo forense había confirmado que el cuerpo encontrado estaba rodeado de alambres de los que colgaban piedras para hundir el cadáver. ¿Puede un solo hombre (léase José Nino Gavazzo) haber hecho todo ese trabajo de ocultamiento? “Gavazzo vuelve a mentir. Ya había mentido cuando había sido llevado al juzgado de Paso de los Toros. Ahora, ante el Tribunal Militar, dice parte de la verdad pero vuelve a mentir: él no pudo haber sido el único asesino”, cuestionó Arnaldo Gomensoro, el hermano mayor de “Tito”.
Para Arnaldo, “continúa una dinámica de falsedades para protegerse entre ellos (entre los militares). Esto no se trata de Gavazzo y diez loquitos sueltos, es algo mucho más grande y que engloba a unos cuantos”.
De ahí que a la familia Gomensoro le haya sonado previsible la remoción de la cúpula militar tras la publicación de la investigación de El Observador. “Era de cajón: un ejército que se dice artiguista, basado en la idea de clemencia para los vencidos, no puede actuar así”, contó Gomensoro.