Por Pamela Díaz
Marcelo Barreiro, investigador del departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Udelar y docente grado 5, explica en su oficina de la Facultad de Ciencias que detrás del déficit hídrico hay varios fenómenos -algunos con mayor importancia como La Niña, pero esta “no actúa sola”. Asegura que no se puede predecir cuándo terminará la sequía que vive el país, pero se esperan cambios desde marzo. Dice que hubo un aumento en el acumulado de lluvia anual en los últimos 60 años por el cambio climático.
-¿Qué explica tanto tiempo de sequía en Uruguay y la región? ¿Qué hay detrás del fenómeno?
-Hay varias cosas detrás del déficit hídrico. El clima de Uruguay es muy variable y, por lo tanto, hay muchos factores que influyen sobre él. Cuando se quiere saber el nivel de lluvia trimestral, uno de los factores fundamentales que gobierna la variabilidad de las precipitaciones es el fenómeno de El Niño y La Niña. Pero cabe aclarar que no es el único. Históricamente hay un patrón claro: a fines de la primavera y al comienzo del verano el fenómeno de La Niña tiende a generar lluvia por debajo de lo normal en Uruguay. Durante El Niño, que es lo opuesto -cuando las aguas del Pacífico están en una temperatura por encima de lo normal-, hay una señal de aumento de lluvias: en octubre, noviembre, diciembre y enero.
-¿Y qué fue lo que pasó ahora?
-Al día de hoy tenemos La Niña en el Pacífico, y es la tercera vez consecutiva que esto sucede. Pasó a fines de 2020, 2021 y 2022, lo que significó tres primaveras con déficit de lluvias. Esto fue previsto en todas las proyecciones climáticas trimestrales que hacemos junto a Instituto Nacional de Meteorología (Inumet) o que se realizan a nivel global. No es una sorpresa.
-¿Había pasado ya esto durante tres años consecutivos?
-No es inusual, porque ya había ocurrido tres veces esta secuencia en los últimos 70 años. Pero tampoco es que ocurra en todos los casos.
-¿Cuál es el diagnóstico actual de la situación que se está viviendo?
-En esta oportunidad, en los últimos 12 meses de 2022 a la fecha ha habido una seca bastante importante en el suroeste de Uruguay. Es decir, en Colonia, San José, Montevideo, Canelones y Flores. Pero si uno mira los últimos tres meses, el déficit de lluvias está más focalizado en el centro del país. Por lo tanto, dependiendo de la ventana temporal que uno agarre, cambia la región afectada.
-Mencionó que la situación actual se explica por otros fenómenos más allá de La Niña. ¿Cuáles son?
-La Niña es el factor número uno, pero no actúa sola. El Modo Anular del Sur es otro fenómeno que juega un rol muy importante en las lluvias de nuestra región. Así lo hemos detectado a través de estudios. Funciona así: en latitudes cerca de 60° sur hay un cinturón de vientos que corre de este a oeste, que puede moverse hacia el norte o el sur. Si está movido hacia el norte, la señal de La Niña se debilita, y si está movido hacia el sur, se intensifica. Lo que ocurrió en estos tres años consecutivos es que el Modo Anular del Sur ha estado más intenso hacia el sur, lo que hizo que la señal de La Niña se intensificara en nuestro país. Haciendo el análisis se ve claramente que en estas tres primaveras y comienzo de verano La Niña se juntó con el Modo Anular del Sur para generar una anomalía de lluvia negativa.
-¿Hay algún fenómeno más?
-A estos dos -La Niña y el Modo Anular del Sur- también se le suman otras cosas como, por ejemplo, el Océano Atlántico Tropical. Cuando está La Niña en esa zona, el déficit de lluvias sobre Uruguay disminuye aún más, que es la condición que tenemos ahora.
-La Niña, el Modo Anular del Sur y la situación en el Océano Atlántico Tropical se utilizan, como comentó, para saber la situación de a trimestres. ¿Se puede determinar qué sucederá a corto o mediano plazo?
-Es una escala diferente. Porque La Niña, el Modo Anular del Sur y la situación en el Océano Atlántico Tropical no marcan cómo van a estar distribuidas las lluvias en el trimestre. Para escalas más cortas hay otro fenómeno que juega un rol importante: la oscilación de Madden Julian. Es un fenómeno atmosférico que, en realidad, da vuelta a los trópicos. Y, a medida que se va propagando, va generando anomalías climáticas en diferentes partes del mundo. Esa onda también afecta Uruguay en escalas relativamente cortas. Ese fenómeno ha estado bastante inactivo durante los últimos meses, por lo que tampoco nos ayudó. De acá a los próximos 15 días parecería que tampoco lo va a hacer.
-Desde hace meses Uruguay tiene sequía, ¿cuándo se podría terminar con esto?
-Uno no puede determinar cuándo empieza la sequía, porque cuando comenzó, ya es sequía. Y tampoco sabe exactamente cuándo termina. La Niña estaría desapareciendo para abril o mayo. Generalmente termina en esa época y esta no va a ser la excepción. Lo que sucedió en años anteriores es que desapareció por un tiempito, por un mes, y después empezó de vuelta. Pero no se espera que suceda esto en la segunda mitad del año. Entonces, si ya no está para esa época y el Océano Atlántico Tropical seguramente pase a estado neutro, volveríamos a condiciones normales. Pero que se normalicen los forzantes lejanos del clima no quiere decir que vaya a llover. Porque el clima de Uruguay tiene una variabilidad que no solo depende de estos fenómenos. Además, si no están, es más difícil hacer una predicción. De todas formas, el pronóstico más certero es que volveríamos a condiciones normales a partir de mayo.
-¿Qué significan las lluvias que se dieron el jueves y viernes pasados?
-A las 7:00 horas del viernes llovió un promedio de 25 mm en el norte y este del país. El máximo fue en Rivera y Tacuarembó, con cerca de 50 mm. En Colonia no llovió y en Montevideo cayeron 6 mm. O sea que la zona suroeste del país casi no recibió agua y es la más afectada en los últimos 12 meses.
-¿Cuál es el impacto del cambio climático en Uruguay y cuál es el mayor problema que enfrenta el país por este fenómeno?
-No hay duda de que esto es antropogénico, es causado por la acción humana. Y tiene varias consecuencias. Una es la suba de temperatura media global. En nuestro país, en general, se incrementó cerca de un grado o un poco más en los últimos 60 años, cifra que va más o menos con el promedio. De hecho, la zona este del país se calentó más que el litoral oeste. ¿Se acuerda de la ola de calor de diciembre? Se hizo un estudio de atribución (del fenómeno), no fue solo en Uruguay sino que también para Argentina, y se encontró que el cambio climático aumentó 60 veces la probabilidad de ocurrencia de esa ola de calor.
-¿Y en lo vinculado a las lluvias?
-Hubo un aumento en el acumulado anual en los últimos 60 años, un 10-15% más, fundamentalmente en verano, primavera y otoño. En invierno, por otra parte, hay una disminución. También se observa un incremento en la frecuencia de eventos extremos de precipitaciones. No solo cambia el acumulado, sino también la distribución en la que llueve. Son más días en los cuales no llueve y pocos días con un acumulado muy grande. Es decir que los eventos de lluvia tienden a concentrarse. Eso se ha observado en Uruguay y también en otras regiones. Pero estudios indican que es una de las pocas regiones a nivel mundial donde se puede demostrar que la suba de las lluvias en el país es debido al cambio climático. Claramente nosotros nos somos causantes de ese cambio porque la contribución a la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera es menor. Entonces, estamos teniendo una consecuencia del comportamiento industrial de otros países, fundamentalmente los del hemisferio norte.
-¿Se puede vincular la sequía actual con el cambio climático? ¿Antes ya se daban estos fenómenos?
-Sequías en Uruguay siempre hubo y va a haber. Es el evento hidrometeorológico que causa mayores perjuicios al país. Eso lo tiene claro históricamente cualquiera que se dedica a la actividad agropecuaria. ¿Pero qué dicen las proyecciones de cambio climático sobre las sequías? Se espera que sean más frecuentes porque hay un cambio en la distribución de las lluvias, más intensas pero más reducidas en el número de meses que duran. Eso dicen los modelos que se utilizan. De todas formas, en principio, no veo ninguna relación entre esta sequía y el cambio climático. Debería hacerse un estudio de atribución, pero creo que al día de hoy la sequía se puede explicar por los fenómenos que mencioné anteriormente.
“Predicciones de mayo a julio son de normalidad”
-¿Cómo serán el otoño y el invierno en Uruguay? ¿Qué se puede esperar en lo vinculado a temperaturas y precipitaciones?
-Al día de hoy, en el marco de que vaya desapareciendo La Niña, se espera que el déficit de lluvias termine en marzo. En febrero sin duda que va a seguir el efecto de este fenómeno, pero marzo va a ser un mes de transición. En abril y mayo vamos a estar en condiciones más climatológicas. No significa que vayan a volver las lluvias, sino que tenemos menos predictibilidad para decir lo que va a pasar. Vamos a pasar a condiciones relativamente normales en las que se espera que llueva, a menos que aparezca otro factor en el medio. Pero, al día de hoy, las predicciones para mayo, junio y julio son de normalidad. Y hasta ahí me animaría a prever lo que pasará. Para invierno es muy temprano como para estar diciendo algún tipo de predicción.
Usar lluvia artificial “no es muy recomendable”
-El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) anunció esta semana que desde la cartera se busca crear “un GACH de riego”. ¿El riego solucionaría en un futuro una sequía como la que se vive ahora?
-Hay personas más indicadas para contestar esa pregunta. Pero el riego… Hay que hacer represas, tajamares, y demás. Evidentemente, para la parte productiva es importante tener ese tipo de posibilidades. Aunque hay que tener en cuenta la parte ecológica. Recordemos que cuando uno tiene embalses se empiezan a generar cianobacterias.
-En algunas zonas del mundo se experimenta o realiza la siembra de nubes para generar precipitaciones. ¿Sería factible esto en Uruguay?
-Sí, se aplica esa tecnología en algunos lugares. No diría que es muy recomendable, porque no tenemos idea de qué puede generar al largo plazo. De cualquier manera, uno de los problemas que tuvimos nosotros durante la primavera y el verano es que no ha habido humedad (algo que no se soluciona con esta tecnología). Para que llueva tiene que haber humedad en la atmósfera, y La Niña y el modo anular del sur se conjugaron para que haya muy poca. Entonces, puede entrar un frente frío, que está asociado con lluvias pero, si no hay humedad, no iba a llover. Hay que tener mucho cuidado con esa tecnología. Por ahora, hasta que no se conozcan los impactos, no estoy de acuerdo con usarla. Me parece que no es el camino.