Recibió la llamada del equipo del próximo presidente Yamandú Orsi hace más de 20 días y, aunque aún no tenía el hilo con oro -que Cancillería trajo después desde España-, le ganó la ansiedad y puso manos a la obra enseguida. Esta es la tercera banda presidencial que hace Luján Soria, nieta de una bordadora e hija de una modista. Es una tarea que “nunca” se le “pasó por la cabeza” que iba a realizar, y que la considera un “honor” y la llena de “orgullo”.
En la mañana del viernes, en el taller que tiene delante de su vivienda en Casabó, Soria bordaba el sol en la banda presidencial con el hilo cubierto en oro de 24 quilates. Sobre la mesa ya tenía prontas dos piezas que luego unirá a la banda: el escudo nacional y la moña, también con hilo de oro. A diferencia de las que hizo para Tabaré Vázquez, de cara a su segunda asunción, y para Luis Lacalle Pou en 2020, esta vez incorporó hilo metalizado color cobre para lograr “un poco más de brillo”.
Arriba de la mesa también tenía -entre agujas, cajas con pedrería y más- un hilo rojo que compró con la idea de utilizarlo para hacer los detalles en las ramas de olivo y laurel que orlan el ovalo del escudo nacional. Pero esa idea la descartó -“pensé que capaz meto la pata”, dijo a El País- y volvió con su plan inicial de hacerlo con el hilo metalizado color bronce.
Aún no se reunió con Orsi y, aunque no se definió un día aún para el encuentro, calcula que a mediados de febrero hará la prueba para ajustar el largo de la banda. A priori no se le hizo ningún pedido especial así que, si se mantiene dentro del protocolo -lo que implica incluir, por ejemplo, el escudo de armas- tiene libertad para la creatividad. Ante la consulta de si le genera mayor presión no tener indicaciones, respondió que se lo toma con “tranquilidad”.
Arduo trabajo
Hacer una banda presidencial es una tarea de tiempo completo. El trabajo lleva más o menos un mes y medio. Por eso, mientras que lo hace, deja de lado su habitual empleo: el bordado en pedrería. Soria creció entre las agujas de su madre y su abuela. Al principio siguió sus pasos como un hobby. Esto fue así hasta sus 22 años, cuando le surgió la posibilidad de trabajar con el diseñador Pablo Suárez.
Su abuela, lamentó, falleció antes de que le llegara el pedido de bordar bandas presidenciales, mientras que su madre llegó a ver la primera por fotos, pues estaba internada.
Hoy, a sus 42 años, recuerda en diálogo con El País la primera banda presidencial que le pidieron: la del segundo mandato de Vázquez. ¿Cómo es que terminó bordando esa pieza? El contacto lo hizo el hermano del entonces electo vicepresidente Raúl Sendic. “Ahí ya quedé como bordadora de bandas”, dijo, y añadió: “Al principio sí me generaba cierto nerviosismo. Pero ahora, que ya es la tercera, estoy más tranquila”.
A sus 32 años, cuando asumió el desafío de bordar la banda de Vázquez, estaba embarazada de siete meses: “María Auxiliadora me decía: ‘No te preocupes. Si no terminás, no pasa nada, usa la banda anterior, la que usó en 2005’. Porque estaba casi a término, se me hinchaban los pies y tenía que estar con las piernas para arriba. Igual la hice con pila de tiempo porque el hilo, que lo donó una congregación de monjas, ya lo tenía en los primeros días de diciembre”.
Después de Vázquez, con el triunfo de Lacalle Pou, pensó que no iban a llamarla. “Tuve dudas porque hubo un cambio de partido político y nadie tenía mi contacto porque siempre hablaba con María Auxiliadora. Al final, se ve que consiguieron mi contacto en Presidencia y me llamaron”.
Este trabajo fue más “caótico” que el primero, porque el hilo, que se lo trajeron desde España, no llegó hasta los últimos días de enero, por lo que le quedó solo un mes para hacer el trabajo.
“A Lacalle Pou se la tuve que probar sin terminar, a medio hacer. Fue bastante complicado. Pero ahora me dije: esta vez no me va a pasar lo mismo, la voy a hacer tranquila”. Después de vivir esta experiencia, en esa primera llamada con el equipo de Orsi, hizo el pedido: “Me preguntaron si podía bordar la banda, a lo que respondí que sí pero que necesito que me traigan los hilos rápido”.
Mientras hace la banda de Orsi está en un “recreo mental” de los vestidos de novias, de quinceañeras y de fiesta en general. “Son como unas vacaciones de mi trabajo habitual. Igual termino y arrancamos con la primera parte de la temporada alta, que es de abril a mayo”.
Soria tiene un hijo, de 10 años, y ella dice que: “Ya borda. Por lo menos, la aguja ya la sabe agarrar, de a poquito le voy enseñando. Alguna puntada (en la banda) tendría que dejarlo dar para que le quede el recuerdo”.
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