La Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) advirtió sobre “algunos problemas emergentes” que enfrenta Uruguay en tiempos electorales. Titulado “Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo”, el documento plantea una serie de “desafíos” que resultan “evidentes” y que deben ser afrontados por la clase política más allá de colores partidarios.

Al tope de esa problemática “aflora inmediatamente la seguridad pública”, se advierte. “El número de homicidios no ha disminuido, y golpea nuestra conciencia de un modo especial cuando se trata de niños asesinados o heridos por balas que no estaban destinadas a ellos”, se afirma. A esto, dicen, se suma la “plaga del narcotráfico”, que ha llevado a una “guerra de bandas” con terribles consecuencias en varios barrios.

Los obispos hablan también de un “núcleo de pobreza dura que nos interpela”, sobre todo cuando adquiere “rostro de niño”. Allí se cuestiona que muchos uruguayos sigan viviendo en condiciones indignas, en donde el problema no es solo económico, sino de oportunidades y de educación.

“Nos inquieta ver que las personas en la calle han aumentado en número y no solo el capital, en su mayoría jóvenes adictos y personas con problemas de salud mental”. Llaman allí a trabajar por una economía de “rostro más humano” que pueda generar más puestos de trabajo y que cambie la “cultura del descarte por la de la compasión”.

En una clara referencia a la despenalización del aborto, los obispos afirmaron que “la protección de la vida está unida a la dignidad de la persona humana y siempre ha sido un fundamento clave de nuestra civilización”.

Y agregaron: “Si la vida de algunos se puede descartar por no ser deseada o considerarse inútil, ¿cómo se puede seguir protegiendo los derechos humanos, si aquellos que son fundamentales son relativizados al interés utilitarista de una cultura que desprecia la debilidad y la dependencia?”. La Iglesia agregó a este factor la posibilidad de que la práctica de la eutanasia pueda ser regulada próximamente en el Parlamento y que, a partir de eso, más vidas en el Uruguay pasen a ser “descartables”.

La Conferencia Episcopal abogó en su carta por la necesidad de “construir puentes” en la sociedad. Bajo la “avalancha cultural narcisista e individualista”, dice, Uruguay corre el riesgo de perder su mayor riqueza: la calidad humana, que “no olvida a los demás y siempre tiende una mano al que está necesitado”.