Redacción El País
En Uruguay más de 35.000 personas son ludópatas y casi el doble padece el juego problemático. Los datos fueron recabados por la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, que en abril firmó un nuevo convenio con la Dirección de Casinos del Estado, en el marco de su Programa de Prevención y Tratamiento del Juego Patológico, fundado en 2009, que brinda asistencia psicológica gratuita a los afectados y a sus familias.
Con un espíritu similar, la Intendencia de Montevideo (IMM) firmó un convenio con la Facultad de Medicina el pasado 29 de diciembre. El objetivo, según consta en la resolución de la comuna, es “mantener y mejorar” el programa de la casa de estudios, “así como realizar actividades de docencia, investigación y extensión a través del Departamento de Psicología Médica en el Hospital de Clínicas.
Por medio de la Gerencia de Casinos Municipales, de este modo se promoverá el juego responsable, se mejorará el sistema de autoexclusión de ludópatas del Casino Parque Hotel y se derivará a las personas que soliciten ayuda a la unidad creada en la universidad.
Los operadores del Casino Parque Hotel recibirán capacitaciones sobre cuál es la mejor forma de detectar y abordar los casos de personas con juego problemático o que padezcan ludopatía, con el propósito de instarlos a la autoexclusión de la sala de juegos y a recibir tratamiento.
“Hay operadores que hace más de 30 años están allí. Eso les ha permitido contar con elementos para tener alertas de alguien que conocen. (Pero) queremos aprovechar este convenio para que la academia nos oriente más firmemente en dónde está la alerta temprana. Hay muchos que conversan, dialogan con los funcionarios y puede ser una vía para que soliciten la autoexclusión y después tratar de acompañarlos. Que puedan seguir siendo clientes del casino sin tener las consecuencias que las mismas personas alertaron”, indicó a El País Gerardo Lorbeer, que está en pleno proceso de transición con Lorena Infante, su sucesora en la Gerencia de Casinos Municipales.
La nueva jerarca subrayó que el objetivo es seguir promoviendo el juego responsable. “Lo que nosotros esperamos hacer, primero que nada, es capacitar y sensibilizar a las personas que trabajan en el casino, para que también las personas que sufren ludopatía puedan tener el mejor respaldo”, apuntó.
Sin embargo, el convenio no se limita a estas capacitaciones. Las dos partes tienen una serie de obligaciones que cumplir.
La Facultad de Medicina deberá “seleccionar los recursos humanos y proveer los recursos para el desarrollo de la mencionada actividad”.
A su vez, deberá promover un abordaje terapéutico individual, grupal y familiar y confeccionar fichas individuales de los participantes del programa, para poder hacer un seguimiento de la evolución clínica y posteriores investigaciones.
Entre otras tareas, la Facultad de Medicina deberá abrir líneas de investigación que “permitan seguir esclareciendo este problema de salud mental y evaluar la marcha del programa para que, al finalizar el año, se pueda llegar a conclusiones científicas sobre la eficacia del mismo”.
Además deberá “confeccionar protocolos, historias clínicas, estudios sociales para cuantificar los resultados y realizarlas investigaciones pertinentes”. A esto se suma el requisito de aportarle “perspectiva social” al análisis clínico de cada situación individual.
Infante destacó que los datos científicos son muy importantes para las autoridades, pues “permiten generar políticas a futuro”. En este sentido, tanto Lorbeer como la actual gerenta de Casinos señalaron que, a partir de los hallazgos del Área de Psicología Clínica, el contrato se podrá renovar con nuevos objetivos e incorporando nuevos elementos.
Deber de la IMM
Por su parte, la comuna capitalina tendrá que transferirle a la Facultad de Medicina, durante tres años $ 75.055 mensuales, con un reajuste anual en función del aumento de la escala salarial de la Universidad de la República.
Además de mantener vigente el programa en el Casino Parque Hotel, deberá realizar talleres de capacitación y sensibilización al personal.
La Intendencia de Montevideo, siempre de acuerdo a los términos del convenio firmado por ambas partes, también deberá “procurar” la identificación oportuna de las personas que habían solicitado la autoexclusión cuando se presenten a sus salas de juego y disponer su retiro si esto ocurre.
Además, cuando en el casino una persona pida la autoexclusión deberá remitir una copia de la solicitud al Programa de Prevención y Tratamiento del Juego Patológico, para que los profesionales intervengan.
La IMM busca que las personas con ludopatía “tengan el mejor respaldo”
El convenio sostiene que en estos tres años, la Intendencia de Montevideo tendrá que “promover, a través de los medios que se estime pertinente, el juego responsable, advirtiendo a la sociedad sobre los efectos negativos derivados del juego compulsivo, tanto para la persona, como su familia y la sociedad”.
“Precisamos un apoyo de la academia para, a través de este convenio, comenzar con capacitaciones del personal del casino, talleres, difusión de la temática, poder tener seguimiento de quienes se acogen a la posibilidad de autoexclusión, que no abandonen el tratamiento, visitas a las clínicas de ludopatía. Esto no es permanente, quien se autoexcluye es por un período y hay que dar seguimiento de si se avanzó o sigue con la misma problemática”, apuntó Lorbeer, que seguirá en el Departamento de Desarrollo Económico.
Expectativa de la comuna por proyecto de juego online
En la Intendencia de Montevideo (IMM), que tiene a cargo la gestión del casino más antiguo del país -el Parque Hotel-, son conscientes de que las condiciones del juego han cambiado mucho en el último tiempo, con la evolución del mundo digital y el desarrollo tecnológico y el contacto temprano con este mundo que pueden tener los menores de edad.
Como graficó Gerardo Lorbeer, el exgerente de Casinos Municipales, hoy hay niños que tienen adicción a los juegos de pantalla y adultos adictos a otro tipo de juegos donde ni siquiera hay apuestas de por medio.
“La ludopatía de ahora no es la misma que la de décadas atrás. Hay cambios de paradigmas”, señaló el exjerarca.
Por esta razón, en la comuna capitalina están expectantes ante el tratamiento de un proyecto de ley que podría cambiar las condiciones de los casinos y del juego de apuestas en general.
La iniciativa -que busca regular y habilitar la explotación de las apuestas por parte del Estado a través de internet, además de otorgar licencias para la operativa por parte de privados- ha sido modificada y ampliamente discutida durante los últimos dos años en el Parlamento y a iniciativa de legisladores de la coalición de gobierno, pero su aprobación sigue sin concretarse.
Y, como informó El País semanas atrás, por diferencias entre las bancadas, ocho de los 11 diputados que integran la Comisión de Hacienda votaron en diciembre que el tratamiento de la iniciativa se postergara para el año legislativo entrante. La discusión no es sencilla, entre otras cosas porque involucra varios intereses.
Si llegara a prosperar este proyecto de ley, seguramente en las potenciales reediciones del convenio las licencias online serán un punto a incorporar que puede modificar los términos de la cooperación conjunta entre las instituciones.
“Con estas nuevas realidades, que a veces son vertiginosas, está bueno ir ya -en este escenario más tradicional- con una visión de futuro, porque es algo que tenemos que ir avizorando y previendo. Nosotros en el casino tenemos un enfoque de juego responsable y queremos que la gente vaya a vivir una experiencia”, indicó Lorena Infante, la gerenta de Casinos Municipales.
“La experiencia la vivís en tanto el juego sea algo lúdico. Cuando ya se vuelve una enfermedad deja de ser la experiencia que estamos buscando”, advirtió la funcionaria, que concluyó: “Es fundamental enmarcarlo en que somos un casino, al que la gente va a jugar, pero también nos importa esa parte de responsabilidad ciudadana”.
¿Cómo se tramita la exclusión voluntaria?
Como su nombre lo anticipa, la “autoexclusión voluntaria” de los casinos solo puede ser tramitada por quienes padecen ludopatía o problemas con el juego. Se realiza a través de un formulario, acompañado de una foto similar a la del pasaporte para incorporar al sistema informático de la sala de juegos y, a través del reconocimiento facial, impedir futuros ingresos. De momento el mecanismo no tiene un marco legal, sino que se basa en un convenio administrativo que forma parte de la llamada responsabilidad empresarial.