"Justicia por Valentina": Maldonado vivió una jornada de dolor por el femicidio de la joven de 17 años

Varias personas se acercaron al Juzgado de San Carlos para exigir justicia por la adolescente asesinada por su expareja de la misma edad.

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Personas se aglutinaron afuera del Juzgado de Maldonado para exigir "justicia por Valentina", la joven de 17 años asesinada por su pareja de la misma edad
Personas se aglutinaron afuera del Juzgado de Maldonado para exigir "justicia por Valentina", la joven de 17 años asesinada por su pareja de la misma edad.
Foto: Ricardo Figueredo

El velatorio Del Longo, ubicado en la Ciudad de Maldonado, está desbordado de familiares, amigos y demás allegados a Valentina Cancela, que se hacen presente para buscar consuelo. A las 12 del mediodía del jueves, los padres de la joven asesinada aún no han recibido su cuerpo, si bien la Justicia les había prometido que lo podrían ver a las siete de la mañana. Es por eso que el velorio es sin la fallecida, aunque cada uno de sus compañeros de clase trae consigo una rosa roja para dejarle a su amiga una vez que traigan el féretro.

La jornada de luto se da bajo un clima tempestuoso de lluvias incesantes que, de todos modos, no evita que casi un centenar de personas se acumulen en la calle Sarandí y Román Bergalli. El agua corre cuesta abajo por la calle del centro de la ciudad y muchos se resguardan en los toldos de los comercios, mientras que otros optan por atravesar el luto debajo de un paraguas o bajo la lluvia.

Parado en la calle junto a su madre, uno de sus amigos del Liceo de Punta del Este carga un ramo de flores con una tarjeta escrita a mano en la que se lee: “Siempre te vamos a recordar como la persona con el corazón más grande. Te queremos mucho Valu”.

Entre los presentes, los más conmocionados son sus compañeros de clase, que lloran abrazados entre sí o son consolados por sus padres.

Son los mismos adolescentes de 5° de liceo que el martes publicaron fotos de Valentina en las redes sociales pidiendo ayuda porque estaba desaparecida. Los mismos que incluso se comunicaron con su exnovio para preguntarle si sabía dónde estaba la joven. Los mismos que durante el miércoles aguardaron todo el día en la rambla de la Playa Brava mientras la Policía y la Prefectura inspeccionaban el lugar en busca de su cuerpo y que, cuando se enteraron que la habían matado, lloraron de forma desconsolada.

Ahora el trauma también ha dado paso al rencor. Todos sus amigos reclaman justicia por Valentina y han insultado al femicida a través de las redes sociales, varios con el deseo de que “se pudra en la cárcel”. “Podría haber sido cualquiera de nosotras”, dice una chica con la voz quebrada en la puerta de Del Longo mientras otra adolescente la abraza.

No solo están los compañeros de la joven asesinada, sino también muchos estudiantes del colegio Saint JosephMary, a donde iba el exnovio de Valentina. Estos adolescentes conocían a ambos y también sabían de su relación “tóxica”, pero -tal como relataron a El País- jamás se imaginaron que algo así pudiera suceder.

Un liceo vacío

Mientras que en el velatorio se ha acumulado la gente, en el centro educativo al que iba Valentina no hay ni un estudiante. Las autoridades del Liceo de Punta del Este, ubicado sobre Bulevar Artigas, han decidido mantener abierto el centro en lugar de cerrar por duelo, con la intención de contener a los estudiantes.

Son muy pocos los que concurrieron a la institución esta mañana y los que lo hicieron tuvieron una charla con los directores, la psicóloga y la inspectora departamental. Al final de esta actividad, los estudiantes leyeron un texto en honor a Valentina y luego se fueron al Liceo Departamental de Maldonado donde organizaron una “sentada” en protesta por el femicidio.

Los corredores del Liceo de Punta del Este están vacíos y oscuros debido a la tormenta que se da afuera. En los salones las sillas están sobre las mesas y los docentes recorren las clases con aire abatido. Algunos incluso tienen los ojos rojos e hinchados. Los profesores pasan por delante de la puerta de 5° Científico, donde el martes Valentina tuvo clase.

El subdirector Gustavo Opizzo acaba de llegar del velatorio y se encuentra con un liceo en silencio. “Estamos totalmente quebrados”, dice en diálogo con El País. Conoce a Valentina desde el inicio de su etapa liceal, cuando ingresó en primer grado, y asegura que era “una gurisa encantadora”. “Tenía una gran alegría y era bien viva en el buen sentido, jugábamos mucho en la clase de educación física”, cuenta con emoción.

Frente a la tragedia, lo que más le preocupa al subdirector “es que pasen 15 días y esto se olvide”. En medio de tanto dolor, las autoridades educativas del liceo también quieren sacar un aprendizaje. “Valentina nos está dando una enseñanza para evitar hechos como este”, afirma el docente.

Opizzo le reclama a la Justicia, que, según dice, no hizo nada frente a las denuncias y se cuestiona: “¿Si no para qué se hacen?”. Pero también reflexiona sobre la salud mental, “que está jugando un rol importante en estos tiempos”. Tanto víctima como victimario recibían asistencia psicológica.

Juzgado de San Carlos rodeado de gente condenando el femicidio de Valentina Cancela
Juzgado de San Carlos rodeado de gente condenando el femicidio de Valentina Cancela.
Foto: Ricardo Figueredo

Llega el asesino

La calle Sarandí, en San Carlos, está cerrada por la Policía en la cuadra donde se ubica el Juzgado de Violencia Doméstica y a las 13:30 horas se baja de un auto blanco el femicida de 17 años acompañado por un policía. Los padres del delincuente, su abogado y el abogado que representa a la familia de la víctima serán los únicos presentes en la audiencia de formalización.

El joven llega a la sede judicial luego de haber confesado ante el fiscal Jorge Vaz cómo fue que asesinó a su exnovia Valentina y la semienterró en la Playa Brava.

La lluvia continúa cayendo y a medida que transcurre la hora y media de audiencia, más personas se agrupan afuera del juzgado. No son familiares ni amigos, sino que son vecinos conmocionados por la noticia del femicidio.

“Venimos a apoyar”, indica una joven que se presentó en el lugar junto a su novio y continúa diciendo: “Ya me da miedo salir a la calle. Era un chiquilín de 17 años, ya no sabemos si confiar en las personas mayores, menores, puede pasar cualquier cosa”. Otra joven, que vino junto a una amiga, agrega que el problema es cultural y que tiene que arreglarse “desde abajo”.

“Es injusto que una muchacha y la madre hicieran tres veces la denuncia y la Justicia no les dio el interés que le debería haber dado en el momento para evitar que pasara esto. Le tendrían que haber puesto una tobillera porque, bien o mal, el chiquilín se iba a acercar”, opina una madre con mucha indignación.

Alrededor de las 16:00 horas las personas ya se han acumulado a lo largo de la barrera con sus celulares en alto para filmar al asesino mientras sale. Lo insultan, gritan “cadena perpetua” y aplauden mientras reclaman “justicia” al unísono. De repente, el menor sale del juzgado encapuchado y estallan los gritos de odio.

El auto blanco de la Policía sale marcha atrás y luego se va a toda velocidad seguido por tres patrulleros con sirenas. Las inmediaciones del juzgado se descongestionan mientras el femicida es trasladado al Inisa, donde empezará a cumplir prisión preventiva.

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