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En la ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de la República, el cantautor catalán habló del oficio del cantor y trazó un panorama del mundo actual
Tras un emotivo show que ofició de despedida de Uruguay en el Estadio Centenario y antes de recibir el título de Doctor Honoris Causa por parte de la Universidad de la República, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat se encontró para almorzar este miércoles con el expresidente José Mujica y su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky.
El encuentro fue en un hotel de la rambla de Pocitos en Montevideo y, según pudo constatar El País, estuvieron acompañados por otras tres personas durante la comida, que se extendió hasta casi las 15.00 horas.
A sus 78 años de vida y 57 de carrera, Serrat está en medio de su última gira musical, llamada "El vicio de cantar (1965-2022)" y fue en ese marco que llegó a Montevideo para brindar su último concierto.
A las 17.00, Serrat participó de ceremonia de entrega del título de doctor Honoris Causa de la Universidad de la República (Udelar), una distinción "a quienes hayan prestado una contribución notable al progreso de la ciencia, la cultura o el bienestar general".
En el acto, seguido a través de un YouTube y por un paraninfo universitario repleto, el rector de la Universidad de la República Rodrigo Arim; uno de los promotores de la distinción, el ingeniero Claudio Rinaldi y el decano de la Facultad de Artes, Fernando Miranda, destacaron la trayectoria del catalán, sus vínculos y sus aportes con la cultura uruguaya, su resistencia a la dictadura española y su apoyó a la resistencia a la dictadura uruguaya. También se leyó un comunicado, en ese sentido, de la federación de estudiantes.
Serrat que miraba con simpatía la avalancha de elogios, cariño y respeto cerró la parte oratoria de la ceremonia con un discurso en el que habló del poder de la canción, del orgullo por su oficio y trazó un panorama algo desolador (pero sin perder algo de optimismo) del mundo actual.
El discurso en la universidad
"Todo lo que se ha dicho ha sido un relicario de elogios lleno de cariño pero voy a tratar de alguna manera de responder en el mejor sentido de la palabra (...).
"Me siento muy orgulloso que una casa de estudios como la Universidad de la República me premie con un doctorado que han compartido grandes artistas y grandeas amigos míos como (Eduardo) Galeano, como (Mario) Benedetti, Daniel (Viglietti), Zitarrosa. Me siento tan a gusto entre ellos que no sé si aquí no faltaría una botella de vino para poder estar a la altura del acto.
"Estoy seguro que cuando la Universidad decidió este reconocimiento lo hizo con la intención de reconocer los méritos de una persona. Pero deben saber que al hacerlo están haciendo un reconocimiento a un colectivo de mujeres y hombres que han construido su vida a partir del oficio de cantar y escribir canciones. Gentes que dignifican poéticamente y musicalmente la canción y nos dignifican a todos. Gentes para quienes el valor y la fuerza de la palabra es absolutamente fundamental y con todos ellos, de todo corazón, comparto este reconocimiento.
"Es algo muy especial que la propuesta haya venido del decanato de Agricultura porque soy ingeniero agrícola y en la vida jamás me habían reconocido los esfuerzos que hice para obtener el título. El resto ya no tienen nada que agradecer porque afortunadamente para la agricultura no tuve que ejercer y pude dedicarme a otros menesteres que le han dado un gran sentido a mi vida, como cantar"
"Cantar es un oficio que aprendí de otros, que antes lo aprendieron de otros y me hace feliz pensar que tal vez con mi trabajo pueda colaborar al aprendizaje de los que siguen".
Soy un hombre profundamente privilegiado. He vivido de lo que me gusta y me pagan por hacerlo. Me siento una persona querida y respetada por el gusto de cantar. Y otra ventaja que tengo es que a menudo me dan mesa en los restoranes sin tener que esperar turno.
"Con canciones yo me expreso y con canciones me comunicó a los demás. Escribo viendo alrededor pero también mirando hacia adentro. Escribir es mucho más que el fruto de momentos inspirados, como lo sabe cualquier artista que se dedique con amor a su oficio. Y no me importa llamarlo oficio sino que dignifica lo que hago.
La porfía que uno tiene que tener en tejer y deshacer mimbres es lo que a mi me enamora más de mi oficio de cantar. Poder usar lo que pasa dentro de mi y volcarlo para fuera y hacerlo a través de este trabajo tan artesanal. Y si las musas que siempre son muy escurridizas y engañosas deciden acudir a echarme una mano, bienvenidas sean pero no confío demasiado en seres tan volubles como las musas.
"Hay un refrán que dice que quien canta su mal espanta. Es verdad. Cantando conjuramos los demonios y convertimos nuestros sueños en modestas realidades. Cantando compartimos lo que amamos y enfretamos lo que nos incomoda. Las canciones viven en la memoria de la gente, viajan y nos transportan a tiempos y lugares que un dia nos hicieron más felices.
Algunas de estas canciones son absolutamente personales e intransferibles y otras aglutinan un sentimiento común y si el autor tiene suerte acaban convirtiéndose en himnos".
Todo momento tiene su banda sonora y todos tenemos nuestra canción. Esa canción que uno acaba amando como se ama a sí mismo.
"Soy, como ustedes, fruto de un mundo y un tiempo que meha tocado vivir. Un tiempo de confusión y de angustia, de soledad y falta de referentes. Un tiempo en el que se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes, en sus instituciones. Donde los jovenes se sienten engañados y los mayores traicionados y donde más que nunca necesitamos los unos de los otros.
En los últimos años ha sido extraordinario el progreso tecnológico que hemos vivido, los avances científicos que hemos experimentado pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido terribles daños a la naturaleza, muchos de ellos irreparables y es vergonzosa la corrupción que desde el poder se filtra a toda la sociedad. Más que una crisis económica, estamos atravesando una crisis de modelo de vida.
Y sin embargo, a veces sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla como si se tratase de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Así, espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven los mismos que no han traído hasta aquí.
Es necesario recuperar los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado, donde todo tiene un precio, donde todo se compra y todo se vende.
Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y recuperar un futuro para nuestra juventud que necesita reconocerse y ser reconocida. Tal vez no sepamos cuál es el camino a tomar pero sí sabemos cuáles son los que no debemos volver a tomar.
Mientras tanto que los músicos no paren de hacer sonar sus instrumentos y los poetas no dejen de levantar la voz. Que los gritos de angustia no nos vuelvan sordos y que lo cotidiano no se convierta en normalidad capaz de volver de piedra, nuestros corazones.
"Espero que ustedes, gente instruida y tolerante, sabrán juzgar mis palabras por su intención más que por la forma en que he sabido expresarme. Muchas gracias".