ENTRE SUBSIDIOS Y RECLAMOS
Los artistas aseguran que pasan por “problemas graves” y reclaman medidas de apoyo.
El video se hizo viral: el músico Martín Buscaglia denunció a través de su Instagram que el sábado 15 de mayo, mientras pasaba música en un restaurante al aire libre en Parque Rodó, la Intendencia de Montevideo lo interrumpió por considerar que su performance encajaba dentro de un espectáculo público, algo que está prohibido por la pandemia del COVID-19.
“Llegué a pasar una media hora de música y me cortaron. Todo el resto del bar siguió trabajando”, se quejó en la red social. Dos semanas después, Buscaglia dijo a El País que cree que lo que le pasó en el restaurante fue “ínfimo”, pero “evidenció por el absurdo descarado el desprecio absoluto que reina sobre el oficio y el sector”.
La última vez que tocó en vivo fue en febrero. Aseguró que en todos los shows se hizo evidente una efervescencia más intensa que lo habitual. “Me resulta escandaloso el que se piense en la salud como únicamente en no estar contagiado de algo, ¿de qué sirve esa salud si estás triste, encerrado, solo, pobre, deprimido, en pánico, aletargado, sin estímulos?”, preguntó Buscaglia.
La Unidad de Músicos Independientes -colectivo que surgió a partir de 2019 tras la inquietud de mejorar las condiciones del trabajo del sector- convocó el pasado 24 de mayo a una movilización en el centro de Montevideo bajo el lema “Música en el CTI”.
Participaron cerca de 3.000 personas para reclamar la vuelta a los espectáculos públicos con protocolos, la implementación del subsidio del Ministerio de Trabajo, el pago urgente de fondos y programas adeudados por el Ministerio de Educación y la Intendencia de Montevideo (lo que tuvo sus respuestas incluso antes de la marcha) y la revisión del sistema de aportes laborales para músicos.
Si bien las salas siguen sin abrir (algunos artistas creen que no están las condiciones dadas, otros que sí) tres días después de la movilización el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, anunció dos subsidios: uno para monotributistas y otro para trabajadores informales o de ingresos mínimos de los sectores particularmente afectados por las restricciones sanitarias. Dentro de este grupo están los trabajadores de la cultura, guías turísticos y personas vinculadas al deporte.
El subsidio equivale a una BPC y media, es decir $7.315, y pueden acceder a él aquellas personas que no tengan ingresos o que sean inferiores a $ 4.870. En total, dijo Mieres a El País que hay 19.000 personas recibiendo estos subsidios que brinda el gobierno. De ellos, 6.000 son trabajadores de los sectores afectados y la mayoría están vinculados a la cultura.
Una vez habilitada, la persona cobra a través de redes de cobranza. Este es el primer subsidio aprobado para la cultura en lo que va del año. Vanessa, quien prefirió no dar su apellido, es técnica en teatro en el área de vestuario desde hace 20 años, vive con su hija de 13 y paga alquiler. No trabaja en su rubro desde diciembre de 2019. Según dijo, en momentos como este -donde no se puede desarrollar la actividad- se apela a la solidaridad. Un alivio fueron las canastas de alimentos brindadas por técnicos organizados y por la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA).
Desde el sindicato, contaron a El País que la lista que enviaron al Ministerio de Trabajo para recibir el subsidio es de 1.600 personas. El año pasado la nómina fue de 900. A su vez, remarcaron que la situación de los trabajadores del teatro como de las salas independientes (en muchos casos alquiladas que pagan gastos fijos comerciales) es cada vez más grave. “Este es el peor momento de la pandemia, cada día es peor que el otro, a menos que se tomen medidas serias y profundas para revertir la situación”, dijo a El País Alicia Dogliotti, presidenta de SUA.
Contó que en este momento los artistas afiliados están viviendo de seguros de paro, de ahorros, “de amigos” o directamente se han reconvertido hacia otros rubros para poder sobrevivir. “Hay que atender a la cultura, como se atiende hoy a la educación o la salud, porque es parte integral y transversal de la vida de un país”, insistió Dogliotti.
"Del aire y de la indignación"
La Unión de Músicos Independientes estima que hasta antes de la pandemia había entre 4.000 y 5.000 artistas que dependían únicamente de la actividad. Consultado sobre de qué vive, el músico Martín Buscaglia respondió: “Del aire, del amor, de la indignación, de la incredulidad. Y tengo casa, lo cual hace una diferencia dramáticamente abismal con el que no tiene”.
Piden hacer shows con protocolos
El colectivo Uruguay es Música (UEM), creado a fines de marzo de 2020 y formado por managers y productores musicales, brindará una conferencia de prensa este lunes en La Trastienda para reclamar al Poder Ejecutivo que permita “de inmediato” la realización de shows con protocolos. “Queremos volver ya, de forma viable, segura y responsable”, aseguró el grupo en un posteo de Instagram.
“Nos juntamos para tratar los temas urgentes y graves del sector, tanto de la pandemia como los estructurales”, dijo a El País la productora Verónica Piana, vocera del colectivo. En la publicación en redes, la organización reclama no haber sido incluidos en la experiencia del “Pase verde”, el plan piloto que se realizó este sábado en el Auditorio Adela Reta, con la puesta en escena del espectáculo “Workshop Coreográfico 2021”, donde como requisito de ingreso se realizaron hisopados a los asistentes.
“Hoy nos presentaremos en sociedad, porque entendemos que quedamos un poco relegados en comparación a otros sectores que están a nuestra par en cuanto a las aglomeraciones que pueden o no generarse”, dijo Piana.