ESTADÍSTICAS DEL MSP
Además, agosto fue el mes con más casos de lesiones autoinflingidas con intención (hubo 74 registrados por el Ministerio de Salud Pública).
"El suicidio, la amenaza silenciosa tras la pandemia”, tituló el diario El País de España. “El inquietante aumento de los suicidios entre las mujeres en Japón durante la pandemia”, referenció la BBC. “La preocupante alza de los suicidios entre los jóvenes brasileños en pandemia”, publicó la versión en español de la Deutsche Welle. Está documentado: la emergencia sanitaria a causa del coronavirus -o mejor dicho las medidas de aislamiento para la disminución de la transmisión viral, el corte de las escuelas, y la crisis económica- devino en una suba de los suicidiosa escala planetaria. Y Uruguay no fue la excepción.
El año pasado murieron en el país 731 personas a causa de lesiones autoinfligidas intencionalmente. Eso significa que cada 100.000 habitantes, hubo 20,63 suicidios (una centésima más que en 2002, crisis financiera mediante, el cual había sido el año récord). Así lo consignan las estadísticas “preliminares” del Ministerio de Salud Pública, las cuales ya fueron revisadas, pero que la cartera publicará recién el 17 de julio en el Día de Prevención del Suicidio.
Pero a diferencia de lo acontecido en 2002, y en contraste con el aumento a escala planetaria, el récord de suicidios en Uruguay va más allá de una “crisis pasajera” (llámesele pandemia). Porque en la crisis bancaria de hace dos décadas hubo un “salto notable” en un solo año: se pasó de una tasa de 15,04 a una de 20,62 cada 100.000 habitantes. Cuando se mira en una gráfica pareciera que, de pronto, se dibuja una gran montaña de casos. En cambio, el récord del año pasado es el resultado de una tendencia de crecimiento que persiste hace más de una década en el país.
En los dos últimos meses del año, como es costumbre, hubo un incremento de los suicidios. En ese sentido, debajo del “récord” siguen apareciendo las variables ya conocidas por los investigadores uruguayos: los hombres se suicidan más que las mujeres (ellas manifiestan más sus intenciones suicidas y piden ayuda con mayor frecuencia), los adultos mayores tienen tasas más altas de autoeliminación que los más jóvenes (aunque hubo un incremento del suicidio en la población juvenil), los departamentos del centro este son los que tienen las mayores cifras de suicidio en relación al tamaño de su población, y acorde se acerca el cierre del año (y la época de balances) crece el riesgo.
Pero también hay “novedades”: agosto fue el mes con más suicidios (hubo 74 registrados por el MSP). El País ya había adelantado que ese sería un mes de incremento de la tasa porque se había dado una seguidilla de suicidios en Treinta y Tres (uno de los departamentos más afectados).
Cuando se suman las otras causas de muertes violentas, ahí se dispara diciembre. En ese mes suelen crecen los fallecimientos por accidentes de tránsito (fueron 43 el pasado diciembre), los homicidios estuvieron por encima del promedio del año (32 muertos en diciembre versus el promedio de 26 por mes), y fueron más altos que otros meses los accidentes como caídas, electrocutados y otras causas externas a enfermedades.