temporada alta

Las fiestas y afters marcan la polémica en Punta del Este

Pese a episodios de agresividad y robos en fiestas multitudinarias, la Intendencia de Maldonado valora que se terminó con las fiestas clandestinas llamadas “las casitas”.

Compartir esta noticia
Fiesta
Fiesta.
Foto: Archivo El País

Año tras año, Punta del Este sigue siendo el balneario con mayor oferta de fiestas del país durante la temporada de verano. En esta zona del departamento de Maldonado se instalan los argentinos y brasileños, lo que genera que incluso haya eventos que cuestan unos 200 o 300 dólares por persona. Cada día de la quincena hay una fiesta distinta y durante la primera semana hubo días en los que había alrededor de cinco megafiestas en una sola noche.

Además, la temporada 2023 tiene la particularidad de ser el regreso a los eventos multitudinarios luego de dos años de pandemia, y eso es quizá lo que produjo que hubiera una gran demanda y algunos episodios de descontrol en algunas fiestas. La Intendencia de Maldonado tuvo 53 solicitudes de fiestas para este verano y justamente promueve estos eventos habilitados porque son los que tienen regulación. La comuna les exige a los organizadores que contraten una empresa de seguridad, que haya una área de emergencia médica y que prevean una logística de tránsito con Policía Caminera afuera.

Al fomentar estos eventos organizados y pagos, como el recital de David Guetta que reunió a 14.000 personas adentro y 6.000 que escucharon la música desde afuera, la intendencia logró frenar las fiestas clandestinas que generaban muchos problemas en el balneario. Este año, sostienen desde la comuna, ya no existen las llamadas “casitas”, las fiestas que hacían cada noche los grupos de jóvenes que se instalaban en La Barra y Manantiales. Esto generaba descontrol en las calles, al igual que la molestias de los vecinos que buscaban descansar.

En definitiva, más allá de los boliches sobre la Rambla General Artigas, como Moby Dick o Manantiales Point, y la discoteca de Ovo en el hotel Enjoy, el grueso de las fiestas en este verano 2023 están desde La Barra hasta José Ignacio, como el sitio de Open Park o un predio en la arena con un gran escenario pasando la playa Montoya. Algunos de estos sitios reúnen desde 2.000 a 6.000 -y a veces hasta 9.000- personas, y recibieron a DJ internacionales que pasan música electrónica como Nick Warren, Marco Carola, Monolink, Kolombo o Artbat.

De todas formas, a pesar del control de la intendencia y la organización en estas megafiestas, también se generaron inconvenientes en algunas de ellas que luego desataron polémica en las redes sociales. En un video que circuló en Instagram y Twitter de una fiesta del 4 de enero se veía a una guardia de seguridad agarrando a una mujer del pelo arrastrándola por el suelo.

Por otro lado, en otra fiesta que se realizó el 7 de enero, hubo una gran aglomeración en la entrada -debido a demoras para ingresar- y unas 200 personas quedaron atrapadas en una zona vallada. “Nosotras estábamos intentando entrar a la fiesta que habíamos comprado con anticipación a 3.300 pesos y en la entrada había muchas personas. En el intento de pasar nos aplastaron como si fuéramos ganado y yo que soy baja casi no podía respirar”, contó Manuela a El País y no quiso revelar su apellido.

A una amiga de Manuela la habían operado hace dos meses y la estaban apretando contra una de las vallas, entonces tuvo que pedirle ayuda a uno de los organizadores y él accedió a levantarlas a ella y a dos amigas más por arriba de la valla para sacarlas del tumulto.

Otro de los problemas que está sucediendo en estas fiestas tiene que ver con personas que compran la entrada para así poder robar celulares. Según supo El País, a por lo menos siete personas les robaron el celular. Dos de ellas contaron que encendieron el localizador del dispositivo y a una le apareció que estaba en San Carlos y a la otra en Cuchilla Alta. Ninguna de las dos hizo la denuncia en la comisaría porque creen que la Policía no va a hacer nada al respecto por tratarse de un robo menor.

Jorge Piriz, director de Gestión Ambiental de la comuna fernandina, dijo a El País que él estuvo controlando la fiesta del sábado pasado y no vio que hubiera mayores problemas, solamente gente que quiso “entrar toda de golpe” y para eso hicieron presión. Aun así, “se controló enseguida”, sostuvo.

“Lo bueno que sacamos de todas estas fiestas es que no hemos tenido ninguna denuncia en las comisarías ni ningún problema serio salvo por el choque en la 104”, remarcó Piriz. Lo que sí hubo -aclaró- fueron denuncias por ruidos molestos.

Otra tendencia de este verano fueron los “afters”, que van desde las seis o siete de la mañana hasta las 12 del mediodía. Algunos de ellos eran organizados, pero la mayoría se realizan en casas privadas. Fue precisamente de un “after” de donde regresaban los argentinos que protagonizaron el accidente mortal en la ruta 104 el 4 de enero. El problema de esto es que se extiende el tiempo de consumo de alcohol u otras drogas.

El director de Turismo de la intendencia, Martín Laventure, expresó a El País que viene siendo una temporada muy positiva en cuanto a la oferta de espectáculos y eventos. “La intendencia generó estas estructuras para que haya fiestas multitudinarias para así generar la menor molestia a los vecinos”, dijo el jerarca de la comuna.

De todos modos, reconoció que no son ajenos a los inconvenientes en estas megafiestas porque “no es fácil” el control de las personas que consumen alcohol u otras sustancias. “Es un problema de la sociedad en su conjunto”, determinó.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar