Liberaron a la uruguaya que estuvo 115 días presa en Bolivia por siete gramos de marihuana

Una fumigación retrasó la salida de Virginia del penal Obrajes de La Paz, que finalmente se concretó a última hora este viernes. Fuera se reencontró con su madre.

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Virginia y Silvia juntas de nuevo
Virginia y Silvia juntas de nuevo.
Foto: cedida a El País.

Tras pasar 115 noches en la cárcel de Obrajes de La Paz, la liberación de Virginia se atrasó nuevamente por cuestiones administrativas. Esta vez, por una fumigación dentro del penal, lo que no quitó optimismo de sus defensores que ya habían obtenido su condena y con ello su deportación.

Este jueves, en una instancia que había sido reprogramada por errores administrativos, la Justicia boliviana condenó a la uruguaya de 27 años que estaba en prisión preventiva por llevar consigo siete gramos de cannabis en el momento en el que intentó volver a Uruguay de un viaje que había hecho con su madre. Ahora será deportada y, a cambio, deberá pagar una multa de menos de US$ 50.

Ocurrió en marzo, cuando las uruguayas estaban en el aeropuerto de El Alto. Pese a que la sustancia le pertenecía a Virginia, tanto ella como su madre fueron juzgadas y enviadas a prisión preventiva por el delito de tráfico de estupefacientes, que en el país sudamericano tiene una pena de entre 10 y 25 años de cárcel.

Tiempo después, la defensa de ambas demostró a la Fiscalía boliviana que esta acusación no tenía lugar, ya que Virginia no es traficante, sino consumidora, y su madre no es ni uno ni lo otro. El 8 de mayo el fiscal escuchó el pedido de la defensa y cambió la caratula del caso: responsabilizó a Virginia por un delito de consumo -cuya pena no incluye prisión en Bolivia- y sobreseyó a Silvia. Sin embargo, la liberación de Silvia demoró casi un mes.

Su abogado, Rodrigo Rey, contó a El País que ya habían ocurrido con anterioridad este tipo de casos en Bolivia y que fue el hecho de que Virginia estuviese registrada en un club cannábico uruguayo, lo que les permitió demostrar que la droga que llevaba consigo no era para tráfico.

Contrario a lo que ocurre en Uruguay, el consumo de marihuana también es considerado un delito en Bolivia, cuya pena no incluye prisión, sino la internación en un centro de rehabilitación. Sin embargo, esta pena no aplica a los extranjeros y la ley prevé su directa deportación: este fue el objetivo al que apuntó la defensa para que Virginia también pudiese salir de prisión. El siguiente paso fue firmar un acuerdo abreviado, acordar una audiencia y conseguir una condena de rápida ejecución para dejar atrás la "prisión preventiva infinita".

El pedido de ayuda que hizo su madre

"Hola, soy Silvia, mamá de Virginia, Sofía y María. Les grabo este audio para pedirles ayuda", comienza diciendo la uruguaya de 60 años, en una grabación en la que da voz por primera vez su historia. Allí cuenta que viajó con una de sus hijas a Bolivia con la ilusión "de conocer el Salar de Uyuni y el Lago Titicaca". "Pero todas esas ilusiones se convirtieron en una pesadilla infernal cuando fuimos detenidas y conducidas a la Cárcel de Obrajes en La Paz", prosigue.

Tras relatar el momento de su aprensión, Silvia llama a la comprensión de sus oyentes: "Sí, lo sé, sé lo que estarán pensando: 'qué imprudencia, qué inconsciencia, qué irresponsabilidad', sí, todo eso es cierto. Pero la pesadilla que vivimos después y que nos tiene aún retenidas en Bolivia no la merece nadie. Fuimos tratadas como narcotraficantes y del aeropuerto nos llevaron directo a una celda fría, oscura, durante cuatro días. La primer noche la pasamos abrazadas, llorando y con mucho miedo, luego ingresamos al penal de Obrajes".

"Estar presas en un país extraño, aisladas de nuestra familia y nuestros amigos sin nadie a quién recurrir, en condiciones muy deprivadas y a 4000 metros de altura es aterrador. Los días transcurren lentos y la incertidumbre es bestial, el sueño es lo único que trae olvido y alivio. Con ayuda de mucha gente, en especial de la embajada de Uruguay en Bolivia pudimos llevar esta situación sin enloquecer", añade.

En medio de los atrasos administrativos, la familia de Silvia y Virginia hizo todo lo que estuvo a su alcance para dar difusión a su caso, lo que incluyó una carta dedicada al ministro de Relaciones Exteriores Omar Paganini.

"Hoy necesitamos que el gobierno uruguayo dé un paso más y logre traer de regreso a casa a Silvia y a Virginia. No sabemos cuánto tiempo más podrán soportar las condiciones de encierro; la salud de ambas se deteriora día a día", decía la carta que la familia escribió poco antes de que Silvia fuese sobreseída. La carta movió la aguja y la familia recibió una respuesta del propio ministro. Entonces, Paganini les manifestó que sus competencias y capacidades para colaborar activamente en el caso estaban "limitadas".

Entre estos más de 100 días en prisión, dos eventos importantes tuvieron lugar: la cumbre de la Organización de los Estados Americanos y la cumbre del Mercosur. Fuentes indicaron a El País que, en ambas instancias, Paganini discutió el tema con representantes de Bolivia llegando a transmitir su preocupación a su par, Celinda Sosa Lunda.

Desde que Virignia y Silvia fueron apresadas, el embajador de Uruguay en Bolivia, Fernando Marr, las visitó al menos 10 veces para corroborar su estado sanitario.

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