¿Es posible ahorrarles 18 millones de horas al año a los usuarios que usan transporte público en la zona metropolitana? Sí, sostiene el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) que —en colaboración de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República— presentó una propuesta ambiciosa que incluye la creación de dos líneas de alta frecuencia con circulación exclusiva para las unidades y pasajes a desnivel para lograr que sea más exacta la frecuencia.
Implementar los cambios propuestos implica una intervención en la red de transporte público del área metropolitana. En pocas palabras, se propone crear dos líneas en ejes estructurales, con validación de pasajes antes de subir a las unidades, y con una mejora de frecuencia para las líneas conectoras. También se pone sobre la mesa que una única entidad gestione toda la nueva red con un único operador para cada línea de alta frecuencia.
La idea es contar con unas 80 unidades de 25 metros cada una y una capacidad de 220 pasajeros.
Después del evento, Yamandú Orsi y Carolina Cosse —la fórmula del Frente Amplio estuvo en las primeras filas—, le dieron el visto bueno al proyecto.
El posicionamiento de la fórmula frentista generó también el rechazo del ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero, quien dijo a El País que las intendencias de Montevideo y Canelones "nunca" presentaron al gobierno actual un plan para mejorar la movilidad urbana y solamente señalaron "su voluntad" de hacerlo.
"Es voluntarismo puro. Es meramente electoral. Hace cinco años (Daniel) Martínez habló de un plan de movilidad para Montevideo. No han presentado nada. Es lo acostumbrado. En año electoral dicen sobre la hora que van a hacer algo. En lo que estamos es en el proyecto "Tren-Tram" desde Ciudad de la Costa hasta el Centro para que haya menos frecuencias y una capacidad superior de transporte en Avenida Italia. Lo queremos dejar pronto, aprobado, para licitar", señaló.
Una de las líneas de alta frecuencia recorrería Camino Maldonado, 8 de octubre, 18 de julio y Ciudad Vieja. De esa manera, la línea A uniría Zonamerica con Ciudad Vieja en un tramo de 23 kilómetros con 41 paradas. Se propone generar una circulación exclusiva central para el transporte, y una infraestructura a desnivel —porque en algunos cruces no se puede mantener la priorización por la semaforización. Esos puntos serían en cruces con las calles Batlle y Ordóñez y Luis Alberto de Herrera. Así lo explicó el economista magister en diseño, gestión y dirección de proyectos por la Universidad de León, Gonzalo Márquez.
La otra línea tendría 30 kilómetros, y uniría El Pinar con Plaza Independencia al recorrer Avenida Giannattasio, Avenida Italia y 18 de julio. La línea B, entonces, tendría 48 paradas cerradas —a los lados para mantener el cantero con superficie verde y su ciclovía— con pasajes a desnivel en los cruces con Bolivia, Batlle y Ordóñez, y Luis Alberto de Herrera. Y se generarían tres nodos de conexión: Barradas, Portones e Hipólito Irigoyen.
En ambas líneas los pasajes de desnivel tendrían paradas subterráneas a las que se podría acceder por escalera mecánica y ascensores.
La línea A tendría una frecuencia de dos minutos de transporte público y una reducción del tiempo de viaje de 68 a 43 minutos; y la línea B una frecuencia de cuatro minutos y una baja del tiempo de 81 a 54 minutos.
Ambas confluirían en 18 de julio, avenida a la que ingresarían a través del túnel de 8 de octubre. La existencia de estas dos líneas eliminaría toda las actuales de ómnibus —que son más de 30—, indicó Márquez, quien hizo hincapié en que involucraría a las urbanas y suburbanas —que ahora recorren la calle Paysandú.
Uno de los desafíos sería mantener la frecuencia de las unidades sobre 18 de julio, dado que habría 45 por hora. Es una avenida donde en 2023 hubo 109 episodios de cortes, de los cuales 36 fueron manifestaciones, 20 eventos culturales y cinco grandes manifestaciones.
Por lo tanto, se propone que el transporte público vaya por debajo de la superficie desde el cruce con Fernández Crespo (donde está el Banco Hipotecario del Uruguay) hasta la Plaza Independencia. Márquez explicó que la medida generaría “enormes ganancias de tiempo” al pasar de 22 minutos de circulación del tramo a 7 minutos. A su vez, se crearía una “ampliación de vereda”, y la ciclovía se lateralizaría y quedaría continua por todo 18 de julio sin necesidad de que se genere el giro a la izquierda actual en la calle San José.
Para Ciudad Vieja, la única línea que entraría sería la A en un circuito exclusivo que implicaría la modificación de los autos particulares.
Uno de los nodos que se crearía sería en Tres Cruces. Márquez apuntó que el actual túnel de 8 de octubre resuelve los tiempos de transporte pero separa a las personas que utilizan el transporte público con lo que sucede arriba. Pero, a su entender, se necesita "unir el arriba con el abajo".
En el evento se presentaron algunos datos sobre cómo impactaría la implementación de este programa integral. Las intervenciones beneficiarían al 25% de los usuarios de la red, y se incrementaría la velocidad del 50% en las líneas de alta frecuencia. Además, al generar dos ejes estructurales se liberarían 200 ómnibus para reforzar el resto de la red complementaria. Y la creación de varias frecuencias crearía una mejora de la ocupación en una reducción del 30%.
¿Y cuál sería el costo? Estiman que serían US$ 528 millones que involucran el “soterramiento de 18 de julio para el transporte público, el nodo intermodal de Tres Cruces que permite la conexión de ambas líneas, cinco cruces a desnivel con paradas debajo (dos de ellos en ocho de octubre y tres de ellos en avenida Italia), obras viales necesarias en superficie en ambos ejes, 80 unidades biarticuladas eléctricas de 25 metros con capacidad para 220 pasajeros, totalidad de las paradas cerradas necesarias con toda su infraestructura y funcionalidades de comunicación, y adecuaciones e intervenciones viales necesarias para canalizar el transporte privado”.
El proyecto se hizo con colaboración de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República. El arquitecto Lucio de Souza apuntó que se debe “aprovechar la oportunidad del proyecto para poder proponer innovaciones a la ciudad”. La propuesta es realizar “acciones que promuevan una ciudad más sostenibles”, donde las “áreas de naturaleza se vean como una auténtica infraestructura”.
También comentó que se puede “generar un espacio urbano e innovador para los disantos grupos sociales pero también para las especies animales y vegetales”. En ese sentido, continuó: “El proyecto prevé la plantación de especies nativas con el objetivo de promover la biodiversidad urbana. A su vez contempla áreas de recreación y espacios verdes para el refugio de la gente y de la fauna animal”.
A modo de ejemplo, De Souza indicó que la línea A es “capaz de proveer a la ciudad de 62 hectáreas de espacio público de nuevo diseño”.