MONTEVIDEO

Bartolomé Mitre, un lugar donde es difícil cargar y descargar.

El año pasado la Intendencia de Montevideo colocó “estaciones de descanso” en la calle Bartolomé Mitre, entre Buenos Aires y Sarandí. Este mobiliario conformó pequeños espacios ubicados a continuación del cordón de la vereda, de manera de aumentar el área de circulación y estancia peatonal.

Pero la Ciudad Vieja, que late como corazón financiero y acompaña el movimiento portuario durante el día, tiene un uso y costumbres muy diferentes por la noche.

Antes de colocar estas “estaciones de descanso”, Bartolomé Mitre tenía mesas y sillas sobre la calle, aunque con una salvedad: se podía estacionar en una de sus sendas. Con el cambio del año pasado, se prohibió estacionar en ambas veredas, salvo en dos pequeñas dársenas de carga y descarga que existen entre el nuevo mobiliario.

Por la noche estos contados espacios se encuentran siempre ocupados, lo que hace dificultoso subir y bajar equipos e instrumentos a los músicos que trabajan en los boliches de la zona, donde se presentan espectáculos de lunes a domingo. También se dificulta la carga y descarga de proveedores.

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“No se puede estacionar un auto con una batería a dos cuadras de donde se va a tocar, porque mientras llevás una parte al boliche, te roban el resto de dentro del auto”, comentó un músico, habitué de la zona.

“Lo mismo pasa con parlantes e instrumentos, por lo que muchas veces los autos estacionan con dos ruedas arriba de la vereda y dos en la calle. Solo hay una vía y no existe la chance de parar en doble fila”, agregó.

Según la web de la Intendencia, uno de los objetivos de estas “estaciones de descanso” en Bartolomé Mitre era “revalorizar el espacio público al convertir lugares de estacionamiento en áreas con equipamiento urbano que permitan mayor apropiación para el desarrollo de actividades de esparcimiento y socialización”.