Redacción El País
La mujer de 34 años que fue baleada por su pareja, un policía de 51 años, "está lúcida" y dejó algunas de las medicaciones luego de la operación por un disparo en el abdomen. El agresor mató a sus hijos de cuatro y seis años y luego se suicidó. Ahora, además del seguimiento de las heridas, lo fundamental pasa por el apoyo psiquiátrico y psicológico, tras perder a los niños.

Así lo aseguró a El País el director del Hospital de Tacuarembó, Ciro Ferreira. En el CTI de ese centro se encuentra internada la mujer, que pese a ser socia de una mutualista en Rivera (departamento donde vivía), prefirió quedarse.

Entre otros factores influyó que la mujer, de profesión médica, trabaja para la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) en la Red de Atención Primaria de Caraguatá (Tacuarembó). Por eso, es una persona "muy querida" en la institución.

Ferreira contó que la víctima permanece "en CTI pero estable" y "se le han retirado todos los fármacos vinculados a lo que es la sedación", y ahora el foco médico está en la herida en el abdomen, porque la bala lesionó órganos internos de la panza.

Actualmente, está "rodeada de su familia", fundamentalmente por un hermano que fue a quedarse al hospital. "Lo que agregamos ahora fue el apoyo del equipo de Psiquiatría con psiquiatra y psicólogo a fin de darle contención", explicó el funcionario.

En paralelo, un equipo de trabajadores del hospital con psicólogos y asistentes sociales se dirigió a Caraguatá, poblado consternado por la situación, ya que no solo la mujer trabajaba en la policlínica sino que los hijos concurrían a la escuela de enfrente.

"Había un estado de consternación, de tristeza muy grande", reconoció el director del hospital.